CAPITULO CINCO: "Luz y Oscuridad"

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Marcos se siente extraño

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Marcos se siente extraño. Cree que tiene los ojos abiertos y que flota en el espacio. Todo esta oscuro, ninguna luz existe pero en cada milímetro de su piel siente una brisa, un viento leve que le transmite sensaciones. Sobre todo, que se encuentra vivo.

Se toca todo el cuerpo buscando la herida de aquel puñal, pero no la encuentra. Eso lo hace dudar, lo hace pensar que quizás ya esté muerto y que no hay más nada. Que lo del cielo, el infierno y mil millones de cosas más no tienen sentido. Que después de la vida sólo hay eso: vacío, oscuridad.

De golpe, una luz borrosa aparece de la nada. Como si fuera una pantalla de cine infinita, lo ilumina y le muestra imágenes de su vida, de su pasado: El Jefe Kenzo dándole consejos; su amigo Rednik haciendo algún chiste malo y después su familia muerta mirándolo; la sonrisa de Lucía y sus ojos mágicos; su papá diciéndole cuando era niño que tenía que elegir su propio destino, que debía armarlo y nada ni nadie más tenía el poder de cambiarlo más que el mismo.

Después también aparece la imagen de su padre recibiendo el disparo en la cabeza, y el vaso de whisky rondando por el piso lleno de sangre.

Es una especie de video, una compilación de su vida que no deja de pasar una y otra vez. Termina y vuelve a empezar exactamente de la misma manera.

Llega un momento que sólo ve la imagen de su papá siendo asesinado.

Siente el aroma a pólvora, la explosión del arma lo sobresalta y lo hace llorar y estallar de ira por la impotencia de no poder hacer nada. De golpe, experimenta como si le dan el tiro a él y se despierta sobresaltado.

Apenas abre los ojos, una luz que parece venir de una ventana lo hace quedar momentáneamente ciego. Se da cuenta que no esta más tirado en el piso frío del bosque, sino arriba de una cama y conectado a algunas máquinas.

—Calma Marcos, calma. Soy el Doctor Atani. Estas a salvó, puedes quedarte tranquilo. Nadie nos va a encontrar acá. Estamos seguros.

—Doctor... No entiendo nada. No veo nada...

—Oh, disculpa. Me olvide de atenuar la ventana. Que en realidad no es ventana. Esta puesta junto a un juego de espejos que reflejan la luz de arriba.

—¿Cómo arriba? —dice recuperando poco a poco la visión.

—Claro, estamos en un viejo búnker, bastante abajo de la superficie. Acá no nos van a encontrar. Nadie más que nosotros sabemos de su existencia — le explica el doctor—. Podría poner unas luces en verdad, pero prefiero la natural.

—Una pequeña forma de auto mentirse ¿No? De sentir que uno no esta encerrado; ser un poco más feliz. Después de todo, es lo que hace siempre el ser humano... ¿Estuve mucho tiempo desmayado? ¿Qué día es hoy?

—Ahí arriba te deje el diario y el desayuno. Hoy es 15 de junio, estuviste 13 días en coma; casi no la contas. Es increíble que sigas con vida.

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