Desvelo 3º

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4:45 de la mañana.

Despierto otra vez, a la luz del flexo que apunta una hoja llena de tinta, arrugada y vuelta a estirar. Se nota la frustración continuada de no encontrar respuestas.

Cojo la hoja y empiezo a doblarla, en cuatro trozos, remarcando cada doblez presionando con pulgar e índice, para que ésta no se desdoble. Un suspiro largo y profundo. Me he dado cuenta de que de esta manera ocupan menos espacio en la papelera, así no he de vaciarla tantas veces. Soberana tontería. Zapatos y una chaqueta fina, ya no hace tiempo para ir destapado. 

El ruido de los coches es lo único que rompe el silencio de la noche. Eso y algún borracho que estará discutiendo con un árbol o pared... Quién sabe.

El suelo aún mojado y el ambiente frío. Manos en los bolsillos, cabeza hundida entre los hombros. Callejeo. Descubrir sitios nuevos que han estado siempre ahí. Un trayecto de diez minutos en el que tardas cuarenta y cinco. Ya va bien así.

Para. 

Inspira. 

Expira. 

Dejar que los pies desnudos toquen la arena fría y húmeda de la playa.

- Por qué con lo que te odio, consigues calmarme tanto?

El murmullo de las olas como respuesta. Sonrisa pícara. Empieza a despuntar el sol. 

- Puta noche.

Puta nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora