Uno

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19 de febrero, 2017.

Hago muecas cuando Danyela coloca el algodón con alcohol en mi labio.

—No te muevas Michelle.

—Es que arde Danyela.

—Lo se, pero sólo tú y la manera en querer vengarte de Natasha.

—Yo no hice nada, yo solo requerí de sus tutorías para pasar la clase, pero Natasha cree que yo se lo quería quitar.

—¿Y no?

—No, yo solo quería tutorías.

—Si como no.

Danyela ríe y también yo, porque eso es mentira. Claro que quería a Mariano, quería ella sintiera lo mismo que yo sentí cuando ella se metió con Fernando. Pero veo que no tuve que meterme a la cama con Mariano para lograr que Natasha ardiera de celos.

—Eres la persona más hablada en toda la escuela, todos quieren una foto contigo.

—No exageres Dilia, no creo que sea para tanto.

—Eso es lo dicen.

Río y me aplico un poco de labial, revisó mi ropa y sonrío al ver que Dilia tiene la playera de su actual novio Sebastián, capitán del equipo de fútbol del colegio.

—Vamos, no quiero llegar tarde al partido de mi amor.

—Y no vamos a llegar tarde Dilia —sonrió poniéndome la bandera alrededor de mi espalda—. Deja que Sebastián te extrañe poco, no le des tanto amor.

—Solo tú lo dices porque no te has enamorado, pero cuando lo hagas no te vas a querer separar de él nunca.

—Eso jamás Dilia.

Salimos del baño y miro como algunos alumnos me miran y murmuran. Yo no hice nada, simplemente no puedo dejar de que lo que me hace popular afecte mi autoestima. Sigo caminando, pero me detengo cuando Mariano se pone enfrente de mi.

—Quiero disculparme contigo Michelle por lo que te hizo Natasha.

—No pasa nada Mariano, yo se que no hicimos nada. Solo eras mi tutor, pero comprendo a Natasha si tú fueras mi novio también estaría celosa —me acerco a Mariano—. Es mejor que ya no sigamos con las tutorías, no quiero tener cerca una vez más a tu novia.

—Eso esta bien, fuiste una buena alumna. Y en verdad perdoname.

—Ya paso Mariano.

Mariano asiente y sigue su camino, volteo a verlo y hay algo que en mi corazón empezaba a latir. Pero lo descartó, porque yo deje de creer en el amor. Siento la mirada de mis amigas encima de mi.

—¿Qué fue eso?

—Nada, solo fue mi tutor y yo su alumna y nada más.

—Si eso dices.

Golpeó el brazo de Dilia y salimos del instituto y nos subimos al autobús donde nos llevarán a la mayoría del colegio al estadio donde nuestros Panteras están por jugarse el pase a la semifinal del torneo.

La apuesta se convirtió en amor. #1 (Saga... Amigas) Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora