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Un aniversario de boda suele ser celebrado por las parejas enamoradas. Reiji y Yui no eran la excepción. Al cumplir el primer año como pareja casada no se habían separado el uno del otro en todo el día, el cuarto se cumpliría al día siguiente.

Observando solitaria el amanecer que indicaba el fin de una noche más de su eterna vida nocturna, Yui se sentía llena de emoción por tener una oportunidad de pasar un día con su marido después de un buen tiempo; y de nervios, tampoco había tenido oportunidad de hablar del tema con él y temía que el no quisiera perder el tiempo celebrando una "fecha humana" que se repetía cada año.

Decidió calmarse, dejar de pensar en todo aquello e irse a dormir.

No vio a Reiji por ninguna parte, pero uno puede imaginarse su cara de alegría al despertar y encontrarse a su lado un precioso ramo de rosas rojas atadas correctamente. Lo cogió con delicadeza y respiró el dulce aroma que emanaban.

Le dio ánimos para elegir un vestido para la ocasión, no sabía cuando vería a Reiji y quería estar en perfectas condiciones.

—Te has despertado temprano —comentó Reiji al entrar en la habitación justo después de terminar de prepararse.

Yui se lanzó eufórica a sus brazos, desconcertándolo en el acto.
—¡Estás aquí! —chilló con emoción —. ¡Ya me estaba preocupando!

—No era mi intención —contestó —. Estás muy animada, ¿ha ocurrido algo?

—Reiji, he visto tu regalo, ¡son muy bonitas! —las recogió de la cama y volvió a acercarse a él —. ¡Muchas gracias! ¡Es todo un detalle por tu parte! ¡Yo también tengo...!

Reiji la interrumpió de forma abrupta con una leve risa, pero no por la satisfacción de ver a su amada tan contenta.
—Me alegra que te gusten, Yui, pero no son para ti.

Si hubiera una sensación que describiera la de Yui, sería la de una ventana hecha añicos por una piedra lanzada.
—¿Qué? —preguntó confundida.

—Debo reunirme con un contacto que me ha invitado a una fiesta en su hogar, y consideré que sería cortés entregarle a él y a su esposa un regalo.

—Ya veo... así que no son para mí.
—¿De verdad lo pensabas? No seas tan creída, por favor.

En un intento de ocultar su decepción, Yui le devolvió el ramo y le dio la espalda para no enseñar la vergüenza que estaba sintiendo.
—Perdón por malinterpretar la situación.

—Siento mucho haberte dado el disgusto, de todas formas pensaba llevarte allí conmigo como mi invitada.

Ella pareció animarse un poco.
—¿De verdad? —preguntó esperanzada.

—Si te apetece venir, por supuesto, sé que no hemos pasado mucho tiempo juntos y me pareció una oportunidad para hacerlo. Y ya que estás arreglada para la ocasión podemos irnos ahora mismo.

El bajón provocado por las rosas desapareció por completo y se volvió a echar a sus brazos.
—¡Pues claro! ¡Temía pasar este día sola!

Confundido, Reiji le devolvió el abrazo.
—Pues vamos, el coche espera fuera.

No habían dejado de usar una limusina como medio de transporte al comenzar a vivir juntos.

Los dos estaban allí, sentados al lado del otro. Apoyando la cabeza sobre el hombro del vampiro mientras él la rodeaba cariñosamente con el brazo.

Yui miraba melancólica el ramo, se preguntó si realmente era egoísta dar por hecho que algo bonito colocado a su lado al despertar sería para ella por el día de su aniversario, pero supuso que estar con Reiji era más que suficiente.

Patience | Reiji SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora