Capítulo 8

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En un mundo de perpetuo anochecer es casi imposible juzgar el paso del tiempo. Habíamos pasado lo que parecían horas alrededor de la mesa, hablando, bebiendo, y riendo juntos a medida que nos sentíamos más cómodos el uno con el otro. Para cuando me retiré a mi habitación, no estaba nervioso acerca de mi inminente cita con Namjoon. La anticipación hacia que mi estómago se revolviera, pero no era debido a que no estuviera seguro de él. Había demostrado ser bueno haciendo conversación, consciente de los demás, y la mayoría de los indicios de su naturaleza competitiva parecían disminuir a medida que pasaba el tiempo.

Había cerrado las cortinas, y solo cuando la habitación se envolvió en la oscuridad total, pude dormir. Extraños sueños de mis cuatro hombres tocándome, saboreándome, burlándose de mí me despertaron más de una vez. Mi eje ansiaba atención y mis pezones me dolían, estaban demasiado duros por la excitación. Cada vez que me quedaba dormido, los veía, los sentía.

Desistí de dormir unas cuantas horas más tarde, y ahora estoy duchado, vestido y listo para mi día con Namjoon, pero la casa está quieta y en silencio. De pie en la sala de estar, examino mi entorno, mi casa por las siguientes dos semanas. Parece extraño que se supone que deba vivir una vida con estos hombres hasta que elija. ¿Cómo puedo hacer una elección como esa cuando no tengo idea de quienes serán en mí verdadero hogar? Estas son unas vacaciones de todo lo que nos hace lo que somos.

Mi mirada recorre la habitación hasta que veo la caja que había colocado en la mesa de la entrada. Un escalofrío me recorre al pensar en abrirla, en ver la corona que le daré a uno de estos hombres. Antes de que sepa que está pasando, estoy cruzando la habitación y alcanzando el pestillo sobre la madera.

—Hola, hermoso. —La profunda voz de Namjoon retumba en mi oído mientras sus manos recorren mis brazos, deteniéndome de mi búsqueda para aliviar mi curiosidad—. ¿Qué estás haciendo?

Me reclino hacia atrás, permitiéndome relajarme contra su pecho.

—Nada. La casa estaba en silencio. Estaba aburrido.

—Eso suena como una invitación para que te entretenga.

Mi estómago da vuelta.

—¿No quieres algo de comer primero?

Toma el lóbulo de mi oreja entre sus dientes, sorprendiéndome y deleitándome antes de murmurar:

—Vamos a empacarlo y llevarlo con nosotros.

Asintiendo, lucho contra el estremecimiento de placer que amenaza con correr por mi espalda ante el contacto.

—Suena bien para mí.

En poco tiempo, Namjoon ha empacado dos comidas en una mochila y nos dirigimos hacia la puerta. Los otros no se han despertado todavía, y estoy contento. Preferiría que no me vieran irme con él.

Estoy callado mientras caminamos juntos por el camino que conduce a la playa, pero no creo que Namjoon se dé cuenta. Todavía no estoy seguro si sabe que soy virgen, o que he pasado mi vida con un contacto sexual limitado. Él parece experimentado. Me preocupa que lo decepcione de alguna manera.

—Oye —dice, sus dedos gentilmente agarrando mi barbilla y girando mi rostro hacia él—. ¿Dónde estás?

—Aquí. —Me las arreglo mientras su mirada se fija en la mía y el deseo entre nosotros parpadea a la vida.

Sus labios se acercan más y más a los míos, y antes de que pueda dejar que mis nervios se hagan cargo, nos estamos besando. Es diferente y familiar, todo al mismo tiempo. Se siente... bien. Olvidé mis preocupaciones y caí dentro de él mientras acunaba mi cabeza con una mano y me cubría el trasero con la otra. En poco tiempo, mis dedos se enredaron en su cabello, tirando de él y persuadiéndolo con un gemido. Rompe el beso, sus labios hinchados y respiraciones entrecortadas.

Un príncipe para Jimin (Jimin x BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora