Tarea

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Yacía el joven Lincoln en su rutina como siempre, despertaba, se daba una ducha y se cepillaba los dientes, veía su reloj y tenía en cuenta que llegaría tarde a su clase de la mañana como siempre.

– meh... aun tengo tiempo –.

Aun era de noche, pero los pájaros comenzaban a cantar, comenzó a bajar las escaleras con silencio para no despertar a los demás.

– oh Lincoln... estas despierto – dijo Lynn.

– buenos días Lynn –.

– ¿vas tarde de nuevo verdad? –.

– si, como siempre –.

– torpe – rió – deberías llegar mas temprano –.

– ¿para que así tengas mas tiempo de comerte mi comida? no gracias, prefiero ver que no hagas nada –.

Lincoln se dirigía a la cocina y dejo su mochila a un lado, abrió algunos estantes buscando su panecillo.

– donde... ¿donde rayos esta mi pan de muerto? – dijo molesto.

En eso fue a la sala y vio a Lynn comiendo su pan, Lincoln molesto tomó un balde de aluminio y con todas sus fuerzas lo clavo en la cabeza de Lynn y con un palo empezó a golpear.

– ¡BUENOS DÍAS! – gritó.

Lynn aturdida cayó al suelo, Lincoln volvió a la cocina y se preparo un café.

– ¿sucede algo? – preguntó Leni.

– no... –.

Leni vio a Lynn tendida en el suelo.

– ¿en serio? –.

– si –.

Leni seguía en pijama al igual que Lynn por lo tanto ellas estaban a gusto mientras que Lincoln no.

– ¿hay algo de desayunar? – preguntó la tímida chica.

– si me haces unos huevos si – dijo fríamente el chico.

– ni que fuera tu muchacha –.

Leni dio media vuelta y se fue a su habitación, Lincoln acabó su café y se dirigió a la salida, buscaba sus llaves, pero no las encontraba.

– ¡Leeeni! – gritó.

– ¿que? –.

– ¿¡donde están mis llaves!? –.

– no se –.

– ¿¡donde están mis malditas llaves!? –.

– ¡que no se! ¡no soy tu niñera! –.

– ¡Mis llaves! –.

– ¡No lo se! –.

Luna sale de su habitación, sus ojos mostraban ojeras y tenía su cabello despeinado.

– ¿p-pueden bajar la voz? – dijo adolorida – aun me siento mal por la fiesta de anoche –.

– ¿¡donde están mis llaves mujer!? ¡te estoy hablando de una gran hazaña! –.

– ¿¡gran hazaña!? – dijo Leni – ¡yo soy tu esposa! ¡y soy tu mas grande hazaña! –.

– ¡cálmense ya! – gritó Luna.

Luna regreso a su habitación y sacando algunas cosas arrojó las llaves de Lincoln.

– ahora... ¡DEJENME DORMIR! –.

Lincoln recogió sus llaves y salió, encendió el auto y se fue.

Dos horas después regresaba a su casa.

– me alegro que mi horario sea tan flexible –.

Venía en camino, pero sentía que algo le hacía falta, algo no estaba bien, cuando llegó a la casa comió junto a sus hermanas y descanso solo 5 minutos.

– me voy al trabajo – anunció.

– y no vuelvas – respondió Lynn.

– adiós – dijo Leni.

– largate... – añadió Luna.

Lincoln condució hasta llegar a una oficina mediana, bajo su maleta y entró.

– buenas tardes Clyde – saludó.

– buenos días Lincoln – 

El chico de pelos blanco se sentó comenzó a trabajar, fue a pagar unas cosas al banco y regresaba, ya al final de la jornada recogía sus cosas.

– mmm... siento una perturbación en la fuerza... –.

Cuando recogía sus cosas comenzaba a pensar en sus exámenes y los que faltaban.

– bueno, lo bueno es que no me falta nada, pero creo que... –.

En eso se detuvo en seco, su corazón comenzó a palpitar muy rápido, un sudor frío comenzaba a recorrerle su frente y los nervios lo inundaban.

– ¡ME CAGO EN... –.

Lincoln había recordado, subir un ensayo para el domingo, contaba como un examen, pero el problema es que no la subió, tanta fiesta y poco esfuerzo, gritó a todo pulmón y comenzó a destruir la oficina.

– ¡AAAAHH! – gritaba.

– ¿¡que sucede aquí!? – dijo el jefe.

– ¿¡que quiere jefe!? ¿¡que!? ¡a la v*rga! –.

– ¿¡que dijiste!? –.

– ¡que a la v*rga! –.

En eso suena el teléfono de Lincoln.

– ¿¡que!? –.

– Lincoln cuando vuelvas puedes traer papas? – dijo Lynn.

– ¡no carajo! –.

Colgó y salió del lugar, luego de eso llegó a la casa, se encerró en su habitación, apagó las luces, cerró sus cortinas y se puso en una esquina a llorar.  





Fin

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