Alma Gemela - MITZU G❣P

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—En todo lo que he podido pensar es estar dentro de ti —le dije—, lo que no es bueno considerado que estoy sola la mayor parte del día. Una mujer como yo puede volverse loca pensando y sin hacer nada.

—Bien, trata de estar en el otro lado. Tengo que verte medio desnuda, desesperada por sentirte dentro de mí. Mientras que tú estás sentada con un yeso en la pierna e incapaz de moverte apropiadamente. Ambas estamos en nuestro propio infierno personal.

—Bueno, quiero hacer que funcione, sabes; no es fácil. Me quebré el tobillo para probártelo.

— ¿Probármelo?

—Trataba de ver tu nivel de tolerancia y lo imaginativa que eras. Claro, también quería ver si podías resistir mis encantos.

—Oh... ¿he pasado la prueba?

—Completamente superada. Dios... ven aquí.

El beso fue cálido, húmedo y tan increíblemente caliente. Hablar de lo mucho que queríamos esa loca intimidad no hizo más que empeorar lo que no estábamos haciendo. Mi pierna dolía, mi pene pulsaba y mi corazón estaba continuamente explotando en pequeños pedazos cada vez que me veía o me tocaba. Solamente Mina podía hacerme eso; solamente yo quería que Mina lo hiciera.

La ventana estaba ligeramente abierta, el aire frio causaba que mi cuerpo temblara, lo que era bienvenido considerando que se sentía tan caliente. Usando solo unos bóxer, bien, déjame aclarar esto, realmente no necesitaba usar nada más que el yeso y una sonrisa. Su mano era cálida, incluso a través del material de mi ropa interior, todo lo que yo quería era que presionara su cuerpo contra el mío, cubriéndome.

—Ow... mierda, ow... ow... joder ow!

— ¿Mierda, qué? —Mina preguntó.

—Un calambre... un jodido calambre.

¡Eso no podía haber elegido un mejor momento! Mi pierna se sentía como si estuviera en un torno, siendo apretada a morir, lo que era excelente considerando que realmente no había movido un musculo —aparte de ciertas partes de mi anatomía.

— ¿Quieres que haga algo? Me retorcí en la cama, tratando de acomodar mi pierna en una posición más cómoda arriba de las almohadas.

—Solo dame un minuto... mierda. —Me tomó toda mi concentración no llorar como un gran bebé. Humillación podía definir completamente lo que ¡estaba sucediendo! Mina se levantó de la cama y fue hacia el otro lado, suavemente reacomodó las almohadas para que mi pierna estuviera más relajada—. Eres tan buena para mí.

Ella sonrió y me dio un guiño, enviándome al infierno, porque, Jesús, si eso no fue lo más sexy que hubiera visto ¡en mi vida! Realmente no debería de estar en ningún lado cerca de mí. Si pudiera ¡saltaría sobre ella! —Mierda... esto ha estado sucediendo todo el día. Dios, es tan frustrante. — ¿Qué puedo hacer?

—Bueno, si tuvieras una máquina del tiempo podrías regresarme hasta antes de que esto sucediera. Ahora eso sería genial y me gustarías incluso más.

Mina se carcajeó, inclinándose y acariciando mi mejilla con su mano. —Me gustas toda desamparada y necesitándome.

—Siempre estoy desamparada... y... necesitándote.

Nosotras nos miramos fijamente, se me olvidó el calambre cuando ella se sentó en la cama y se acercó, lentamente viendo todo de nuevo. Entonces se acomodó y se acostó en la cama. Su mitad superior se movió hacia mí y me besó el cuello, tratando duro de quedarse lejos de la pierna que parecía desobedecer en ese momento. Su mano suavemente provocaba mi piel mientras viajaba arriba y abajo por mi cuerpo, acariciando y pellizcando mis pezones.