Capítulo 1

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—Naruto, Uzumaki Naruto, más vale que bajes ahora mismo, llevas 30 minutos de retraso y no tengo tiempo para llevarte a la escuela

La voz de Iruka resonaba por la casa rompiendo la tranquilidad de la estancia, como ya era habitual todos los lunes por la mañana, el olor a huevos fritos y a tocino recién hecho era deliciosamente agradable, y además uno de los tantos trucos que Iruka usaba para hacer que aquel joven rubio y revoltoso que dormía despreocupadamente en la planta superior, bajara a desayunar antes de que se le hiciese tarde.

Observo su reloj de pulsera, y con aire cansado inicio la cuenta regresiva.

— 3, 2, 1...

La alarma de un reloj despertador suena.

— Ohayo, dattebayo!

Un huracán amarillo baja a toda prisa con un mal acomodado uniforme de preparatoria y los cabellos apenas cepillados, se apresura a acomodarse en la mesa del comedor, engulléndose con suma rapidez un pedazo de pan de maíz y bebiendo leche, cada vez que se atoraba.

Iruka bebía un sorbo de su jugo con total calma observando el desastre al frente de él.

— Hemos tenido la misma conversación todas las mañanas, y parece ser que aún no entiendes Naruto.

— Ñom mim cupam mquem tum tem muermasm tempamnom

— ¿Al menos puedes pasar lo que tienes en la boca? —Suspira pesadamente

El menor da un gran trago de leche

— Dije que no era mi culpa que tú te duermas temprano papá.

—Por supuesto, no tienes culpa de nada —Arquea una ceja —Sabes que el director Sabuza dijo que si te retrasas una vez más te suspenderán el resto del semestre.

— Sigue diciendo lo mismo y siempre logro salvarme, dattebayo — Naruto sonríe de forma traviesa.

— Estoy hablando muy en serio Naruto.

Aquel repentino cambio en el tono de voz de su padre basto para que desistiera de sus bromas, no dijo nada, ninguno de los dos lo hizo. Tan solo guardo silencio por un tiempo que Naruto creyó eterno, todo se había vuelto tan incómodo, y sin embargo en el fondo sabía que su padre tenía razón, que solo se preocupaba por él, y que solo quería lo mejor, aunque a veces eso significara asfixiarlo y sobreprotegerlo de una forma sumamente sofocante para Naruto.

("Esta enojado porque se preocupa por mi")

Levanto la vista por un leve instante para ver la inmutable postura de su padre, había cambiado tanto, aunque aún seguía bien conservado, pero claro, eso era en parte por tener la responsabilidad de criar a un muchachito como Naruto, y no es que aquel muchachito rubio de ojos azules era de difícil de criar, pero al haber tenido toda una infancia de sobreprotección y un extremo cuidado por parte de Iruka hacia este, hacía que cada célula de Naruto ansiara con desesperación poder disfrutar un poco más de aquella libertad propia de su edad.

Aunque muchas veces esos deseos entraban en conflicto con la culpa.

— Papá lo siento... en serio que me esfuerzo por despertar temprano, pongo la alarma 15 minutos antes, pero es como si ese aparato se descompusiese y luego están los estúpidos sueños...

— ¿Qué sueños? — Iruka levanta la mirada con un leve tono de alarma.

¿Sueños? ¿Había dicho sueños? ¿Qué clase de sueños eran esos? Ya eran varios los meses en donde Naruto se despertaba bañado en sudor y con aquella mezcla de emociones que lo sobrecogían y confundían de sobremanera.

Somnus (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora