Todo se puede hablar

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Al terminar las clases, Tai y Mimi se fueron juntos como todos los días, por lo general, Tai siempre acompañaba a Mimi hasta su casa mientras ella hablaba de cualquier cosa que le gustara, contando sus días y anécdotas que le parecían divertidas a Tai, pero esa vez hubo silencio entre los dos.


A Tai le preocupo un poco que no contara nada en todo el trayecto, parecía estar algo deprimida, aunque a Tai le mataba la curiosidad por saber lo que pasaba, no podía evitar pensar en los comentario de sus compañeros acerca de que Mimi gusta de él.


Tai: Mimi ¿Estas bien?-Dijo preocupado con un leve tono de nerviosismo

Mimi: Si ¿Por qué preguntas?

Tai: Pues te gusta mucho hablar, pero no has dicho ni una sola palabra desde que salimos de la escuela

Mimi: Pues no tengo nada que decir-Dijo un poco decaído mientras le mostraba una sonrisa de que todo está bien, pero claramente no era así y Tai lo noto

Tai: ¿Hay alguna razón por la cual actúa así? Está claro que te pasa algo

Mimi: Estoy un poco molesta por lo que paso

Tai: ¿Esa cosa que el niño arrojo al jardín? ¿Puedo ver qué es?

Mimi: Claro que no-Dijo mientras abrazaba su bolso de la escuela para que Tai no viera nada dentro

Tai: Actúas un poco raro a veces

Mimi: Lo sé, pero no puedo evitarlo

Tai: Ya sé ¿Te parece si vamos a comer un helado?

Mimi: ¿En serio?-Dijo contenta

Tai: Claro. Sé que no estás bien así que por lo menos te puedo animar con algo


Caminaron un poco y llegaron a una tienda de helados, al pedir sus sabores preferidos, fueron a comerlos juntos al parque mientras estaba sentados en una banca.


Mimi: Gracias por el helado Tai

Tai: Descuida ¿Ahora me contaras lo que te pasa?

Mimi: ¿Fue acaso una especie de soborno?-Dijo molesta

Tai: Digamos que no

Mimi: No me pasa nada. Ya sabes que me molesto lo que hizo ese niño

Tai: Bien, te creo-Dijo un poco frustrado desviando la mirada

Mimi: Te muestro-Dijo mientras sujetaba su bolso y buscaba de entre las cosas el objeto que estaba buscando en el jardín


Lo saco y Tai miro que se trataba de una pulsera hecha a mano, se sorprendió un poco porque esa pulsera no tenía nada femenino, más bien parecía de un chico, quedo un poco confundido porque a Mimi no le gustan esas cosas no sean femeninas.


Tai: ¿Es tuyo? Creí que no te gustaban esas cosas

Mimi: ¿Cómo crees? No es mío en sí, es un regalo

Tai: Entiendo. Ya me había confundido ya que te gustan las cosas rosas ¿Y para quién es?

Mimi: Es para ti-Dijo con una sonrisa sincera

Tai: ¿Para mí?-Dijo algo apenado

Mimi: Iba a dártelo mañana, pero supongo que estas impaciente

Tai: ¿Mañana?

Mimi: Claro, es tu cumpleaños, no sé qué darle a los chicos, ni las cosas que les gustan y a pesar de que somos amigos no conozco bien tus gustos, sé que tienes todo lo que quieres

Tai: S...si... Bueno... No sé que decir. Gracias Mimi-Dijo mientras tomaba la pulsera y la miraba con algo de vergüenza

Mimi: Descuida

Tai: De hecho... Mimi, Quiero hacerte un pregunta y me gustaría que me respondieras directamente

Mimi: ¿Qué?

Tai: Te conozco desde hace un tiempo pero me he dado cuenta que no es así

Mimi: ¿Qué quieres decir?

Tai: Lo que pregunto es que si a ti te gusta alguien

Mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora