Soy un arma que se carga sola y explota.
Me lleno la boca de mis propios enemigos, retiro siempre lo dicho ante el primer quejido.
Insatisfecha, muero por mi propio veneno y vuelvo por más de ese sabor agrio que me provoco al hablar.
Le gusta hacerme mal.
Me detesto, soy mi peor enemiga, sé todas mis mentiras, mis puntos débiles y manías.
Me divido en dos sólo para apuñalarme, bailar en mi cadáver y comerme mi carne.
No puedo tocarme, me duele besarme, es lo prohibido: amarme.
Quizás deba apuntar el cañón hacía el espejo para dejar de verme con distorsión, ver mi peor versión y quererla más que cualquier inapropiada opinión. ¿Cómo hacerlo? Si el control de mi cuerpo lo tiene ese espejo que a veces me engaña y me hace creer que se fue, pero vuelve cargado de poder y me pega fuerte en la mente, maldito intransigente, no soporta que lo saque de mi cabeza, clava las garras en mi piel y me quiere comer cual presa aún despierta, sabiendo lo que viene cuando le abren el cuerpo, vivo, latente, lo siente. Siente como le cae la sangre por la frente cuando le rompen el puente.
Quiero abrirme, sacar todo lo maldito y volver a unirme, hacerlo un bollo y no volverlo a ver, estar tranquila con mi entorno y superar todo lo que pasé con esa mierda, que ahora me escucha pero ni siquiera tiembla, se ríe, esta segura porque me aprieta el corazón.
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poems attempt
PoetryMis intento-poemas, cosas que escribo cuando necesito descargarme.