[Capítulo 3]

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7 de la mañana y tenía que ir instituto en 30 minutos aproximadamente. No había podido dormir absolutamente nada.
Cómo tenía tiempo de sobra junté algunas partes que estaba escribiendo en mi libreta.
Había quedado algo así:

"Tu sonrisa ha crecido, he pensado en decirte lo que pasa, nisiquiera has notado mi ausencia. No es que haya llorado días en mi habitación, pero el dolor que tanto tiempo alejé, ha vuelto.
Nuevamente me he sentido perdida dentro de 4 paredes. Y la verdad es que no parece importarte. Este dolor de cabeza está de vuelta, toda esa tranquilidad que me transmitias ha desaparecido. De todas formas, ¿quién crees que eres para opacar mi amada indiferencia?".

¿En qué rayos estaba pensando cuando escribí esto? Al parecer estaba bastante deprimida para que salieran oraciones tan frías y distantes.

Pensándolo bien, en ese momento había pasado por mi mente el recuerdo de Verónica.

Ella había sido alguien fundamental en mi vida, habíamos estado juntas desde que íbamos al jardín. Éramos tan unidas que todo el mundo creía que éramos hermanas, y después de todo nos queríamos como tal.
Había encontrado mi amor por el arte, había llorado por primera vez por alguien y ella había estado ahí para apoyarme.

Yo siempre le dije que ella debía continuar haciendo música en un futuro, que dejaría boquiabierto a todo aquel que escuchara su maravillosa voz, y ella siempre se reía de mí, tal vez si hubiera estado en mi lugar se hubiese dado cuenta que en ningún momento exageré.
Vivíamos en constantes peleas y abrazos, no eran peleas serias, pero nos gustaba crear drama siempre.
Tenía 15 años cuando todo lo que habíamos conseguido en años desapareció.

//FlashBack//

Había sido un día normal, ella era una hija ejemplar, y la mejor persona que podía existir.
Habíamos salido de compras para navidad, y ella se había desviado para comprar un regalo para mí.
Básicamente me suplicó que no fuera con ella, que sí lo hacía arruinaría mi sorpresa.
Vero tenía que caminar alrededor de un kilómetro para llegar al lugar donde compraría mi obsequio, o algo así me había dicho unos meses antes. Sí, ella era una persona muy organizada.
Recuerdo esa tarde haber estado sentada esperando a que ella volviera.
Espere horas y horas, y ella ni siquiera se veía a lo lejos.
Me estaba desesperando e intenté llamarla infinitas veces, me enviaba al buzón de voz.
Me sentía frustrada, quería llorar, romper las cosas, no era normal que se demorara tanto y apagara el celular.
Ya con los nervios de punta, decidí llamar a la policía, me dejé de rodeos porque sentía miedo, y estaba desesperada.
La policía llegó pasado los 15 minutos y les indique el lugar que me había hablado mi mejor amiga hace un tiempo.
Los policías se miraron entre sí y murmuraron cosas.
-Haré lo que pueda dijo uno de ellos.- Lo recuerdo bien, porque me miraba con pena y yo no entendía nada.
Ellos se fueron y me dijeron que lo mejor era volver a mi casa, que fuera donde mi familia y ellos llegarían a mi casa para avisarme si pasaba algo.
Se fueron, y me mantuve ahí por al menos 20 minutos más.

Sentí un ruido, y esperanzada levanté mi mirada. Era un citroen negro, adentro iba un tipo no muy mayor y tenía una mirada triunfante y psicópata, eso estaba más que claro.
Me fuí a mi casa, con la certeza de que la policía, o la misma
Verónica llegaría ahí. Pero eso no sucedió hasta al menos una semana después. Y era la peor noticia que podía recibir con 15 años.

Recuerdo muy bien que estaba escuchando música, The A Team, esa canción jamás se me olvidará, y menos después de lo que vino a continuación.
Escuché unos golpes en la puerta y me lancé del sillón, esperanzada de que fueran buenas noticias sobre Verónica.
Primera equivocación del día. Al parecer con 15 años era demasiado positiva, o al menos creía que la vida no sería tan cruel conmigo.

with love, B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora