[Capítulo 2]

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Un café cargado. En eso consistía mi desayuno, creo que no viviría mucho a base de café, pero era lo único que me hacía despertar completamente.
El día estaba algo frío, así que opté por algo abrigado. Terminé de tomar mi café y salí justo a tiempo para tomar el bus.
Cuándo subí - como de costumbre- no miré a nadie, incluso evité aquellas miradas, de alguna forma sentía algo así como ¿rechazo, burla? Pff, basura. Me puse los audífonos y me fui escuchando música por al menos 20 minutos, que era lo que solía demorarse el bus.
Me bajé y fui al casillero en busca de mis libros, iba llegando cuando a lo lejos vi a Allie.

-¡Hey!, ¡Allie!-. Primer grito, no lo escuchó.

-¡Allieeeeee!- Hasta que notó mi existencia, y al parecer no solo ella, si no que varios estudiantes se habían dado la vuelta para observarme. Ignoré el hecho de que me estuvieran mirando como el bicho raro y fui camino a dónde se encontraba.

-¡Beth!.- Saludó sonriente besando mi mejilla. Eso, fue realmente raro, casi nunca hace eso, pero lo dejé pasar.

-¿Ya estás mejor?- No sabía que decirle respecto a nuestra conversación de ayer, y creo que esa ni siquiera era una buena pregunta, pero ya era demasiado tarde como para hacer que no había dicho eso. -Hey, lo siento, no quería preguntar eso.- Le dije bastante avergonzada.

-No, tranquila, me siento bastante bien comparado a como estaba ayer.- Y me dió una sonrisa, era bastante forzada, así que palmee su hombro y le dije que todo debería mejorar.

-Cambiando de tema, saldremos este fin de semana al bosque, ¿verdad?.- Salir al bosque era algo habitual nuestro. Solíamos relajarnos ahí y pasar tiempo juntas. A veces veía a una gran amiga en Allie, pero luego comenzaba aquella confusión que venía trayendo hace unos cuantos meses. Allie me atraía, o eso es lo que creía. Pensé que alejándome de ella sería lo mejor, pero ¿Acaso puedo controlar mis sentimientos?
La respuesta es no, desgraciadamente no lo puedo hacer, maldita sea, siempre suelo provocar situaciones incómodas.

-Por supuesto que sí, o ¿tienes algo que hacer? Si es así, no me molesta dejarlo para otro día. Dijo ella mirándome fijamente.

-Oh no, ni siquiera pienses en esa opción.- La apunté acusadoramente y nos miramos fijamente, ella bajó su mirada hacia mis labios y aparté la mirada, me había puesto incómoda.

-Hmm, bueno, me voy, nos vemos en la próxima clase que nos toque juntas ¿Te parece?- Dije esto último apresuradamente para luego pasar por su lado yéndome directo hacia mi sala, cuando faltaban como 10 minutos aún para que comenzarán las clases. Dios, es que no puedo ser más estúpida, he hechado a perder esto nuevamente.

Cuando ya estaba sentada en mi lugar, y mirando el tiempo que aún faltaba para que comenzaran las clases en el reloj que estaba en la pared derecha, me dispuse a leer mientras escuchaba música, sí, escuchar música era algo natural en mí, solo lo dejaba de hacer en clases, y eso, si la clase me gustaba.

El profesor de matemáticas entró, y como siempre saludó cortantemente y comenzó su clase. Maldito genio egocéntrico. Eso era lo que él era. Hacía que todos lo miraran pero no por hacer una buena clase, si no que, solo por el gusto de tener la atención de todos los estudiantes. Lo había notado, cuando hacía sus clases le daba igual quién prestara atención. Pero cuando se arreglaba el cabello o pasaba sus dedos por sus labios -y esto era algo típicos en él- debía tener a todo el mundo mirándolo, y eso me molestaba. Muchas veces había sido castigada por no mantener la mirada en el, y como el ya sabía que a mí no me interesaba, normalmente se fijaba en mí para hacerme la vida un poco más miserable. Me explico. Liam Stiks era joven, se podría considerar apuesto y muchos estudiantes solían morir por él. Pero vamos, existía gente mejor.
Nunca solía prestarle atención mientras hacía sus clases, se me daba bien matemáticas y era algo que agradecía.
La clase terminó y junto con esta, el profesor salió rápidamente del aula.
Me quedé ahí, mirando a la nada por un par de segundos, hasta que alguien que pasó por mi lado tocó que mi hombro levemente.
Alcé mi mirada y era Cara, era unos años mayor que yo pero había repetido varios cursos y por eso tenía algunas clases conmigo.

with love, B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora