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Te recuerdo Michael, que si ella sufre... Solo basta unos minutos para que tu conexión con ella te haga lo mismo. - Exclamó Cordelia mientras veía a Madison y Myrtle socorrer a Polaris. Intento hacer que su voz fuera lo más tranquila posible, aún que por dentro, se encontrará suplicando que parara.

Vio la sonrisa de Michael dirigirse aún lado, pero se borro al instante casi con el grito de Polaris.

Tenían ventaja, por más que Michael se negara a aceptarlo.

Vas a desear estar muerto. - Hablo Polaris mientras se levantaba con ayuda de Myrtle.

No, cuando acabe con todo esto, todos querrán estar muertos. Pero no te preocupes, querida. Tu siempre vas a permanecer de pie conmigo.- su promesa, siempre el hablaba tan sarcástico pero tan enserio a la ves.

Siempre pensé que terminaría con hielo y fuego, no brujas y hechiceros.- Los comentarios tan calmados de Myrtle les daba tiempo de pensar en el siguiente movimiento.

Sin embargo, Michael sólo permaneció en silencio con su fría mirada en Polaris.

La mente de la chica quedó en blanco,y pronto varias imágenes se hicieron aparecer en su mente.

La ves que Michael desapareció por días.

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Vuelvo enseguida, iré por galletas.- Hablo Polaris mientras dejaba un casto beso en los labios de su acompañante quien conducía el carro de las compras, Míriam por su parte veía a ambos muchachos con una cara de seriedad, como acostumbraba, pero era feliz.. Su niño era feliz y tendría a una compañera en su vida, cuando ella lo dejase.

La chica comenzó a caminar fuera de la vista de ambos mientras ellos continuaban su camino por la sección de carnes.

Las voces en la mente de Michael muchas veces lograban hacer que el perdiera el hilo en las conversaciones, no ocurría seguido pero aveces lograban hablar más fuerte y hacer que Michael les pusiera atención.

Despertó de su trance al momento que vio a Míriam, la primer mujer que el sabía, nunca lo abandonaría aplaudir repetidas ocasiones.

¡No entiendes lo que quiero!.- resongo Míriam mirando fijamente al carnicero, quien tenía una cara tan amargada y desinteresada por la mujer frente a él.- Necesito una cabeza y corazón para mis conjuros ¿Que es tan difícil?

Señora, ya le dije... No puedo darle eso.- y con eso, basto para que su 'madre' tomará un camino distinto.

Justo cuando Polaris regresaba, noto a Míriam pasar a su lado molesta

¿Todo bien, nana?.- Preguntó notando su cara de enfado.

Yo estoy bien, Poris, pero ve a ver a Michael, se quedo discutiendo.- Grito mientras se alejaba, causando que Polaris tomará camino donde su novio se encontraba.

Su vista se detuvo, su piel se erizo mientras veía la luz parpadear y notaba como el cuerpo de Michael recibía ciertas descargas, noto sus músculos tensos y su mano completamente abierta, pero de un momento a otro, esta se cerró de golpe.

Sin embargo, no había ocurrido nada. La mano de Polaris de inercia de pasar echa un puño, se había abierto completamente evitando así, el ataque de los cuchillos que Michael había lanzado hacia el señor. Estos quedaron suspendidos frente a la cara del tipo, quien trago fuertemente saliva sin siquiera mover un musculo por los nervios.

Michael dejó de hacer presión y observó seriamente a la chica frente a él, su enojo era notable.

Dejalos ahora, cariño.- sin embargo, Polaris no quería volver a cerrar el puño, ambos chicos luchaban contra mantener su mano en puño y mantenerla abierta, ambos por una misma razón pero diferentes objetivos.

Polaris noto como algo escurría por su nariz y rozaba sus labios, la sangre pronto llegó a su lengua. La presión que Michael estaba ejerciendo era mucho más fuerte que la de ella. Pero no se iba a salir con la suya como siempre lo hacía.

Que quede claro que yo te lo advertí, linda.- Y pronto, una gran descarga había lanzado a Polaris fuertemente contra la pared, desconcentrandola del ataque que estaba evitando y así... Dejando que los cuchillos siguieran su curso matando al carnicero frente a sus ojos.

El golpe había sido tan fuerte que todo a su alrededor se comenzaba a tornar borroso, más que una sola figura que se acercaba a ella, Michael, quien con una sonrisa socorrona en su cara, mostraba el orgullo de haber conseguido lo que quería.

Su gran risa fue lo último que escucho Polaris antes de caer en un profundo sueño.

Después de eso, no volvió a ver a Michael durante una semana completa.

Darknees | Michael Langdon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora