Cada calada se llevaba consigo otro pedacito de estrés que ahora mismo Tamaki cargaba sobre sus hombros. El humo que dejaba escapar por su boca diluía en el aire cada palabra dicha, ya fuera buena o mala, de las cuales con mucho pesar se arrepentía de haber pronunciado.
Se sentía un idiota -y en toda la extensión de la palabra- por siquiera arrepentirse de todo lo que había soltado hace algunos días atrás, lleno de ira, lágrimas y esa amarga sensación que te deja el hecho de haber sido traicionado.
Y a pesar de saberlo, aún lo quería con toda su alma.
Tamaki le dió otra calada a su cigarrillo, observando con desdén las estrellas que brillaban a sus anchas allá arriba, en donde él también hubiese querido estar ahora mismo.
Mas no estaba preparado para esto, porque por un lado estaba su orgullo y dignidad, mientras que por el otro se hallaba la persona a la cual amaba, y a la que muy en el fondo quería perdonar. Apagó el cigarro para luego apoyarse sobre el barandal que tenía su terraza, suspirando con pesadez y obstinación.
Amajiki se lo había entregado todo. Su primer beso, su primera vez, ese amor que desde el primer momento se volvió incondicional sólo para él. Y todo para qué? esperaba recibir lo mismo por parte de Mirio, y aunque en un principio creyó que éste sentía exactamente lo mismo hacia su persona, resultó ser lo que ni en sueños imaginó.
Una maldita infidelidad.
Al encontrarlo en tal situación y con tal persona, lo único que escuchó fue esa típica frase que lo hace a uno quedar como un completo imbécil:
"Tamaki! no es... no es lo que crees!"
Si no era lo que creía, entonces qué mierda era lo que estaba presenciando? qué era esa asquerosa vista que ocupaba todo su campo de visión? qué más podría ser? un musical?
No. Su pareja se estaba revolcando con otra persona, y quién sabe desde hace cuánto tiempo.
Habían pasado cinco días desde aquello, y el celular de Amajiki en ningún momento recibió alguna llamada de Mirio, ni un mensaje en el que pudiera leer sus inexistentes disculpas. Porque todas serían más que falsas, de seguro.
Con anticipación había escuchado que las infidelidades dolían, que dejaban una cicatriz que tardaba demasiado tiempo en cerrarse para después sanarse. Incluso podía describirse como un arma de doble filo, ya que se perdía la confianza y de paso el amor hacia esa persona; mas Tamaki no era de enamorarse para después como si nada dejar de estarlo por X razón.
Él amaba al rubio más que a su propia vida, no había cabida para nadie más que no fuera él. Y Togata le hizo creer absolutamente lo mismo, que el azabache ocupaba todos y cada uno de sus pensamientos, que su supuesto amor no iba dirigido para nadie más que no fuera él. Y vaya que se lo dejó muy en claro en ese momento.
Lo que más le decepcionaba, era que Mirio no volvió a contactar con él luego de pillarlo in fraganti, la puerta de su apartamento nunca fue tocada, y no había ninguna disculpa o arrepentimiento esperando detrás de ella.
Entonces durante todo este tiempo su relación con el rubio había sido una completa mentira? sólo uno estaba enamorado, mientras que el otro fingía estarlo.
─Qué patético me siento... ─se lamentó Amajiki, y al no haber ya lágrimas que derramar, quedaban solo las ganas de vomitar.
De algún modo tenía que deshacerse de esa incómoda sensación de vacío en su interior, o al menos desahogarse devolviéndolo todo al no poder llorar más. Con desgano se adentró en el living para ir directamente al baño, mas una melodía proveniente de su móvil lo hace frenar en seco.
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Punto Final | MiriTama
Fiksi PenggemarAU.| Las posibilidades eran muchas, pero tú decidiste abandonarlas y marcharte.