Capítulo 3: Pintando el futuro

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- Angie -susurro tan bajito que no creo ni que me haya escuchado y eso que nos estamos abrazando hasta tal punto de ahogarnos mutuamente.

- Vic, te he echado tanto de menos -me dice Angie sorbiéndose la nariz, ¿está llorando por mí? Sí, está llorando y yo no me había dado cuenta de que también lo hacía.

- Parecemos dos magdalenas -digo mientras seco mis mejillas y le paso un pañuelo de mi bolsillo a ella que parece necesitarlo más que yo.

- Vic, no sabes la alegría que me da que estés aquí, cuando me llamo mi padre para que le llevara la furgoneta y me contó que habías vuelto me empeñe en venir yo misma a asegurarme de que mi deseo de cumpleaños de los últimos doce años se hubiera hecho por fin realidad.

- Angie, sabes algo, ese también ha sido mi deseo de cumpleaños desde que me fui.

Angie y yo siempre creímos que los deseos de cumple eran los únicos deseos que se cumplían, ya que, los deseos de ambas de los cuatro y cinco y seis años se nos habían cumplido al poco tiempo, ¿cómo?, sigo sin saberlo.

-Seguimos siendo almas gemelas, Vic, lo recuerdas - asentí al tiempo que sonreía -Bueno parece que tienes mucho trabajo, ¿qué te parece si me quedo a ayudarte y nos ponemos al día?

- Me parece una idea estupenda.

- Por cierto, Vic, si tu casa era de madera, ¿cómo es que siempre se ha pintado?, es una pregunta que llevo haciéndome desde que vi una casa como la tuya con recubrimiento de madera.

- Nunca pensé en eso, no me digas que mi casa está recubierta de madera y no hecha entera de madera, porque, si es así, las termitas no podrían devorarla y yo no debería tenerles miedo -mientras continuaba con mi retahíla de pensamientos iba acercándome a la casa y comprobando que Angie llevaba razón, mi casa era una falsa casa de madera.

- Todo este tiempo, ¿he tenido un miedo absurdo? -pregunto a Angie.

-No me digas que sigues teniendo ipterofobia. Y al final resulta que la casa no es de madera y tu teoría de que sea devorada está descartada. Vaya bromita la de tu padre.

Comienzo a reír, pero vaya broma, pero bueno supongo que es mejor tener miedo a las termitas que a otros bichos, ¿no? le comento a Angie.

Después de toda una mañana de limpieza, teníamos la planta baja limpia y la pintura del salón secándose. Angie era una magnífica pintora y una gran ayudante de limpieza si no fuera por ella aún seguiría limpiando los cristales.

- Descanso para comer -digo exhausta -¿Hay algún restaurante que traiga la comida a domicilio en el pueblo?

- Sí, hace un par de años abrió un restaurante de comida rápida que tiene las mejores pizzas y baguettes a domicilio.

- Genial, pidamos algo -propuse a Angie que estuvo en total acuerdo conmigo.

Las baguettes y las bebidas llegaron en quince minutos y nos sentamos a comer en la barra de la cocina.

- ¿Cómo es que pintas tan bien, Angie?, recuerdo que te gustaba mucho dibujar pero me has dejado la pared preciosa.

- Pues verás, mi afición a todo lo artístico ha crecido con los años, me apuntaba a todos los cursos de artes, hacía multitud de manualidades, pintaba y hace dos años decidí cursar las optativas de arte en el instituto para poder estudiar la carrera de diseño.

- Wow, impresionante, tienes que enseñarme tus dibujos, seguro que tienes un cuaderno lleno de diseños, ¿has llegado a hacer real alguno?, yo me pondría tus diseños encantada.

- Vic, eres la mejor, no he llegado a sacarlos del papel aún, pero te los enseñaré con mucho gusto. Y tú, ¿vas a ir a la universidad?

- Sí, pensaba estudiar alguna carrera de investigación o algo relacionado con la química, pero aún no he rellanado los papeles para ninguna universidad, estoy pensando en cogerme un año sabático.

- ¡Dios, qué buena idea un año sabático!, ¿cómo no se me ha ocurrido a mí?, puede que yo también lo haga.

- Jajajaja tus papas van a matarme por darte ideas. De todas formas lo haría para ganar un poco de dinero antes, no quiero ahogar a mi madre con las matrículas de la universidad y ahora podría montar mi super negocio de cuando eramos pequeñas.

- ¡¿No me digas que te has hecho repostera?! Eso es genial, aún me acuerdo de cuando planeábamos nuestro futuro en el pueblo y tú decías que tendrías la mejor pastelería. Y ahora que lo pienso...siiii ya sé lo que vas a hacer.

Hablaba tan rápido y con tanto entusiasmo que apenas me enteraba de lo que decía.

- ¿Qué voy a hacer? -pregunté curiosa.

- ¿Recuerdas las ferias del pueblo?, pues este mes hay una y creo que sería genial que pusieras un puestecito con pasteles así te das a conocer y cuando abras la pastelería te lloverán los clientes. Además me han encargado el decorado del escenario y así estamos las dos juntas, ¿qué te parece?¿a qué es una idea genial? -dice echando un mechón de su pelo a la espalda.

- Es una super idea, pero necesitaré de alguien que pruebe los pasteles antes -digo viendo a Angie relamerse.

- Seré tu catadora oficial, Vic - dice con una mano en el corazón.

Después de comer, terminamos de limpiar la planta de arriba. Angie hizo maravillas en mi cuarto, pintamos las dos paredes laterales de morado oscuro y las otras dos de malva, en la pared del cabecero de mi cama, Angie pintó unas flores preciosas con el color más oscuro e hizo más detalles florales por todo el cuarto, definitivamente era una artistaza. Se quedó a cenar y pedimos pizza. Luego continuamos charlando mientras zampábamos la pizza, estaba nerviosa pero no podía esperar más, llegó la hora de preguntar por él, ambas estábamos esperando hablar del tema pero creo que no nos atrevimos hasta ese momento.

Sweet as sugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora