Princesa

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Me vi al espejo, realmente no me gustaba lo que veía, así que me puse una meta, llegar a pesar mi peso ideal, eso era bordeando los 48 kg, sonaba como algo imposible para mi, tuve una idea, quería ser una princesa, eso significaba que no debía comer por muchos días y solo tomar agua y vomitar. Así lo hice, cada día bajaba unos kg más, no tenía ganas de nada.

Entonces un día lo vi, era la sonrisa más bonita del mundo, y unos ojos café que te dejaban sin aliento, el nunca estaría con alguien como yo, seguramente pasaría lo mismo que con el Nico y tendria que volver a recoger los pedazos de mi corazón de nuevo.

Pasaron los meses y ya era Abril, un día igual a cualquiera, las miradas de desprecio de mis compañeras, aunque no podía negar que con la Cata y la Antonia la pasábamos bien y nos reíamos mucho, casi había podido olvidar lo que ella me había hecho, pero mi corazón seguía herido.

El día era frío, salí de mi casa como de costumbre, camine por la orilla del camino y vi al chico de la hermosa sonrisa, me paralice por un par de segundos, el me estaba viendo, sentí como si desnudara mi alma. Me habló mientras caminábamos hacia el colegio, era muy simpático, sentía que por fin alguien podría quererme por primera vez, Arturo se llamaba, era realmente era encantador, lo que yo no sabía era que esa bonita sonrisa me habría de hacer llorar tantas veces.

Salimos por primera vez, fue una velada perfecta, entonces cuando estaba por irme, me robó un beso, fue cálido y dulce beso, mi corazón latía a mil y las estrellas nos acompañaban y me sentía completa.

Nos vimos un par de veces, yo había vuelto a comer, y por primera vez me sentía de verdad feliz, quería estar solamente con él y él me ayudaba a estar bien.

Entonces pasó, una de nuestras salidas, todo había sido maravilloso, antes de irme, el mundo se cayó a pedazos, me dijo que quería estar solo, que no me sintiera mal, que no era mi culpa, fingí una sonrisa, y me fui. Llegue a mi casa a dormir, nunca era suficiente, nunca nadie se quedaba conmigo, ¿que tenía de malo? No lo sabía pero la respuesta dolía más.

Los días pasaban, y yo solo vivía, no era lo más remotamente feliz, pero frente a todos me mostraba bien para que no me preguntaran, sentía como si él se hubiera llevado una parte de mi y así fue...

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