Era un día normal, fui al colegio como de costumbre, sin muchas ganas. Cada vez que veía a Arturo en el colegio sentía que cada parte de mí se rompía, que no quería vivir, que me sentía chiquitita al lado de un mundo lleno de malas personas. Solo tenía 14 en ese entonces por eso las cosas dolían más. Siguió mi día como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. Al salir del colegio la Cata, el Nico y la Anto me invitaron a salir, se suponía que íbamos a ir a comer pero terminamos bebiendo cerveza en una casa abandonada al lado de la casa de la Anto, me sentía mal, nunca había bebido antes.
Vamos paula-dijo la cata pasándome la botella de cerveza-
No quiero, yo no tomo- dije tímidamente-
Vamos, toma un poco al menos por nosotros- dijo Nico dijo dándome una de esas sonrisas que mi corazón latía a mil-
Entonces me empine la botella y bebí, tenía un sabor amargo que no me gustó para nada, me quemo el estómago, aún así seguimos tomando y yo cada vez tomaba más y más, quería olvidar mi vida, olvidar que existía.
Al salir de la casa abandonada iba caminando muy mal y con suerte podía estar en pie, Nico ayudo a pararme y me llevo del brazo, nunca había estado tan cerca de el, podía oler su perfume y hasta sentir como su mano estrechaba la mía, quise quedarme ahí eternamente pero sabía que la vida no era así.
Pasqui como te emborrachas tan rápido, han sido solo un par de cervezas- se burlo Nico-
Si, eres una tonta, no debiste beber tanto- dijo Cata antes de besar a Nico-
Ellos se fueron de la mano, mientras la Anto me llevaba como podía a su casa, por suerte no había nadie ya que sus padres llegaban tarde del trabajo. Entonces ya no pude más, corri al baño a vomitar y esta vez me dolía cada vez más el estómago. Y entonces explote llore y llore con la Anto hasta que le conté todo lo que pasaba, lo que yo sentía por Nico y el sufrimiento que pasaba al verlos juntos.
Amiga, ellos se quieren, tú no puedes interferir en su relación- dijo con pena-
Pero yo lo quiero- dije secándome las lagrimas, todavía algo borracha-
Lo sé pequeña, vamos a dormir- hizo un gesto para que yo fuera a su cama-
Dormí toda la tarde, la Anto me cuido todo ese tiempo, realmente era una muy buena amiga o eso pensaba yo en ese momento. Desperté con la voz de ella diciéndome que ya había llegado mi madre a buscarme, que me tenía que ir. Sentía que mi cabeza iba a explotar, y iba a morir de resaca. Mi madre entró conmigo al auto y me miró con pena, era la primera vez que bebía así que prefirió no decirme nada y solo mirarme de vez en cuando por el retrovisor.
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BORDERLINE
Teen FictionPascale era una chica trigueña, con unos grandes ojos marrones, y pequeña de estatura, había vivido miles de cosas a sus tan solo 17 años, ¿poco verdad? Sonrió al verse al espejo, era insegura se le notaba desde lejos y ella lo sabía, miró con despr...