Poeta silencioso

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Luka se quedó un rato despierto pues quería aprovechar que estaba inspirado para poder hacer una canción. Casi a medianoche se dejó caer en los brazos de Morfeo pero ni así logró sacar a la azabache de su mente. A la mañana siguiente, Marinette despertó gracias a que su celular no paraba de sonar, Alya la estaba llamando para salir junto a las chicas, querían ir a pasear por la ciudad, además querían saber porque el día anterior su amiga no respondía mensajes y había estado tan nerviosa en clases.

- ¿Si? - Decía la azabache mientras se levantaba de la cama. 

- Hola Marinette, recién despiertas ¿verdad? ¿qué estuviste haciendo señorita? - La chica que hablaba del otro lado del teléfono tenía mucha curiosidad.

- Emmm... bueno... es difícil de explicar - Primero la muchacha parecía estar desanimada pero al final soltó un suspiro y una sonrisa se dibujo en su rostro.

- Tienes que contarme TODO, pero bueno... mejor cuando estemos con las chicas, ¿puedes salir hoy? 

- Claro que sí, sólo denme tiempo para arreglarme.

- Claro nena, nos vemos a las diez en el parque ¿Si?

- Ahí estaré, te dejo, aún tengo mucho que hacer.

En cuanto colgó el celular vio a Tikki durmiendo junto a su almohada, Marinette no quiso despertarla así que bajó silenciosamente, de pronto el olor de pancakes recién hechos la invadió, bajó casi corriendo las escaleras y vio a su madre preparando el desayuno. La abrazó y le dio un beso en la mejilla, estaba muy animada. A Sabine le alegraba ver a su hija así, sirvió el desayuno y llamó a su esposo para que comieran juntos, mientras la familia desayunaba Marinette pidió permiso para salir con sus amigas, sus padres no se negaron.

- Disfruta de este bello día hija, sólo ten cuidado y avísanos cualquier cosa, ¿está bien? - Dijo Tom mientras cortaba un pedazo de pancake.

- Gracias papá, tendré mucho cuidado.

- Trata de no volver muy tarde, ¿si? 

- Está bien mamá, volveré pronto a casa - Todos habían terminado así que llevaron los platos al fregadero, Marinette se disponía a lavar los platos cuando su madre la detuvo.

- Tranquila corazón, ve a alistarte, luego puedes ayudarme con otras cosas.

- Muchas gracias mamá, eres la mejor. - La azabache abrazó cariñosamente a su madre y corrió escaleras arriba, no sin antes tomar un poco de fruta para su kwami.

- Buenos días Marinette. - Decía la pequeña kwami con una sonrisa en su rostro.

- Buenos días Tikki, ¿dormiste bien? 

- Sí, creo que hoy dormí un poco más que tú. - Soltó una risita pues normalmente es ella quien tiene que despertar a Marinette.

- Sí, Alya me llamó para salir y como te veías tan linda durmiendo no quise despertarte, pero te traje el desayuno. - Sacó un plato con fruta picada y lo puso sobre la mesa.

- Muchas gracias Marinette.

Luego de un rato tratando de decidir qué ponerse encontró algo que le agradó, una blusa blanca, jeans y zapatos blancos, hacía sol pero el clima podría cambiar o podría regresar un poco tarde así que iría con un saco blanco atado a su cintura. Se hizo un moño y guardó su celular y billetera en una pequeña mochila, su pequeña kwami entró en la mochila y Marinette se dispuso a salir de su casa. Una vez en la calle, sacó su celular para confirmar la hora, estaba a tiempo, algo extraño en ella. Caminó tranquilamente hasta el parque donde vio a Juleka, Rosita, Alya y Mylene, aún faltaba Alix, se acercó a las chicas y todas quedaron sorprendidas.

Mi melodía de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora