CAP #5:~somos destinados, pero eso no significa nada~

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No quería despertar, estaba lo bastante cómodo sobre la suave cama con un tranquilizador aroma a menta que sus fosas nasales inhalaban felices. Sin embargo, sus últimos recuerdos lo hicieron abrir sus ojos y levantarse de golpe, sintiéndose ligeramente mareado ante el movimiento brusco que llevó acabo. Miró el color de las paredes y los objetos dentro del lugar, estaba completamente seguro que ese cuarto no era el suyo.

-vaya, al fin despiertas.

Esa grave voz hizo vibrar su cuerpo de pies a cabeza. Giró su cuerpo lentamente, un poco apenado por causar tanto alboroto en la cocina. En el momento que el mayor se levantó del sillón de piel y estuvieron frente a frente, el castaño cerró los ojos esperando un golpe o regaños de su parte, lo primero no sucedió, pero lo segundo…

- ¡¿acaso eres idiota?!, ¡¿en qué mierda estabas pensando al meterte a la cocina y de alguna forma terminar casi muerto?!, ¡¿tan idiota eres?!

- ¡lo siento!, ¡de verdad que lo siento mucho!, s-solo quería ayudar.

- ¡nada de lo siento, mocoso!, ¡¿no piensas en las consecuencias de tus acciones?!, si mueres, me arrastraras contigo.

- ¿eh?, ¿C-cómo?, s-si yo muero…- se apuntó a sí mismo, después a Levi- ¿usted también?, ¿Por qué?

-demasiadas preguntas, así que pon atención porque solo te diré lo necesario- el omega asintió, viendo como el pelinegro regresaba a su asiento, mirándolo sin expresión alguna- somos destinados y eso ya lo sabes - el castaño sonrió feliz de que el Rey dijera eso, pensando inocentemente que tal vez ese sería del inicio de una relación hermosa- al encontrarnos por primera vez, nuestras almas se vuelven uno sin la necesidad de tener sexo- el más joven se sonrojó y desvió la mirada- por lo tanto, si su otra mitad muere, inevitablemente la otra persona también.

-eso es muy triste.

-por eso te ordeno que cuides más de tu vida, no precisamente porque un mocoso como tú me importe, sino por mi vida que es necesaria en este Reino, en especial cuando aún no hay heredero al trono.

-su majestad…- acomodó un travieso mechón que cayó por su frente- ¿creé que yo… tenga alguna oportunidad c-con usted?

- ¿ah? -arqueó una ceja- ¿qué clase de estúpida pregunta es esa?

- no se acuerda de mí, ¿cierto?

- ¿acordarme de ti? - el omega asintió- ¿Por qué debería?, hace poco que te conocí.

- ¿tampoco recuerda nuestra promesa? - murmuró, aunque fue escuchada a la perfección por el mayor, pero este prefirió simplemente mantenerse callado.

-me voy, no tengo nada más que hacer aquí.

Antes de que el omega replicara, el mayor le mandó una mirada afilada, advirtiéndole silenciosamente que no se atreviera a hablar. El castaño solo bajó la cabeza al sentirse regañado, hizo una reverencia, durando hasta que el Rey saliera de la enfermería.

Se sentó en la orilla de la cama y miró el suelo con una expresión triste, jugando con sus pies que apenas y rosaban el suelo.

De repente, la puerta fue abierta por una mujer anciana con sus cabellos completamente blancos, además, tras ella estaba Sasha que caminaba hasta él con la mirada gacha, con un aura de arrepentimiento rodeándola.

-muy bien, jovencito- habló con amabilidad la anciana- no pareces tener nada grave, así que puedes irte cuando desees, solo te pido que te cuides de mejor manera que no eres un ser inmortal al igual que yo.

- perdón por mi pregunta, ¿pero que es usted?

-yo soy un cambia forma- al ver la cara de confusión del menor, decidió aclararme mejor las cosas- soy de esas personas que pueden convertirse en algún animal cuando este así lo decide.

- ¿y que animal es usted? - preguntó con curiosidad y ojos brillantes bañados en ilusión.

-una pantera, pero ya no puedo usar mi habilidad debido a mi edad, mis huesos no lo resistirían y moriría de forma inmediata. Estoy vieja, pero aún quiero vivir un tiempo más.

El omega sonrió y se levantó de la cama, pasando suavemente sus manos por las arrugas que se habían formado en la falda de su vestido, además de acomodar su tiara y velo- muchas gracias por cuidar de mí, pero es hora de que me vaya.

Se encaminó a la puerta con su amiga y sirvienta, la cual hizo una pequeña reverencia en forma de despedida y agradecimiento a la anciana. Una vez que ambos estuvieron fuera y con la puerta de la enfermería cerrada, emprendieron una caminata hasta los aposentos del chico, el cual solo seguía a Sasha al sentirse perdido, con el tiempo que llevaba en el castillo, aun no se aprendía el laberinto que este era.

-lo siento- susurró Sasha, apenas siendo un ruido perceptible.

- ¿eh?

-lo siento- elevó un poco más, tomando las manos de su amo y besarlas como disculpa, esa era su forma de pedir perdón a su amo y dueño.

El omega ladeó el rostro y sonrió con sutileza, elevó el rostro de la chica desde su mentón, notando desde cerca que sus ojos estaban rojos- no tienes por qué disculparte, yo fui quien quiso meterse a la cocina para ayudar, tú me advertiste que no lo hiciera- acarició la cabeza de la chica- hiciste tu trabajo correctamente, así que deja de llorar- limpió la única lagrimas que habían rodado por su mejilla, limpiándola con su pulgar.

- ¿tu estas bien? - se apartó de su amo y ambos siguieron caminando, encontrándose con unas escaleras de piedra.

-sí… ¿y-y Mikasa?, ¿Cómo está ella? - preguntó preocupado por la chica mencionada, pues bien recordaba como el rey la había arrojado contra las mesas.

-preocupada por ti, quiere disculparse, dice que se siente culpable por asustarte de esa manera, y que para compensarlo, te preparará un banquete especial para tí en la celebración del Rey del día de mañana.

- ¿celebración?, ¿a qué se debe? -preguntó al no haberse enterado de tal cosa.

- es que el Rey irá a verse con el reino aliado, al parecer harán un trato donde beneficiará a ambos reinos en su economía, pero para que eso se cumpla, su majestad tiene que ir personalmente y firmar el contrato.

- ¿no crees que es extraño que pidan su presencia? -no esperó decir lo que pensaba, pues lo que él quería, era proteger a su señor.

- supongo que lo sabe y tiene un plan. Él es de todo, excepto idiota- llegaron frente a los aposentos, donde dos guardias respaldaban la entrada.

Al notar a la monja de su majestad abrieron la puerta de par en par, permitiéndoles a ambos entrar libremente, una vez que las dos presencias cruzaron el umbral, volvieron a cerrarla. Eren llegó frente a un librero y tomó un libro, ojeándolo un poco para echarle el visto bueno, una vez que uno capto su atención, empezó con la lectura. Amaba leer.

Mientras tanto, Sasha rebuscaba entre la ropa del armario, buscando las prendas perfectas que su amo usaría en la celebración.

Luego de un par de horas salieron al patio a tomar aire fresco, hablaron con algunos sirvientes del Rey que resultaron ser unas amigables personas, todo hasta que dieron las diez de la noche y ambos durmieron en la misma cama de los aposentos de Eren.









[Corregido]

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2018 ⏰

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