James

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--Papá...papá por favor despierta.-- Lloriquié esperando una respuesta que seguramente no tendría, él solo estaba ahí, inmóvil, su el rosado de sus mejillas lentamente desparecía, así mismo como su respiración. --No me hagas esto.-- Continuaba en un desesperado intento de evitar lo inevitable... Se había ido. No paso mucho tiempo cuando mi madre encontró aquella escena, me tomó entre sus brazos, yo, tan solo un niño de tres años, sin comprensión sobre lo que era la vida y la muerte, llorando por la ineficiencia que sentía por dentro. --Todo va a estar bien Jimmy.-- susurró mi madre, retirando los largos mechones rubios que cubrían mi frente. --Todo pasará, quédate aquí.-- Me miró con aquellos ojos dulces que podrían tranquilizar hasta a el mas inquieto. Asentí y me senté en el pórtico de la que era mi casa, escuchando los tacones retumbar en la madera del interior de aquel lugar que solía llamar hogar.  

--¿Que fue lo que pasó?-- Escuchaba a los oficiales de la estación charlar con mi madre. Mi madre repetía una y otra vez que ella había estado ausente, ¿Acaso la culpaban a ella?. Uno de ellos se acercó a mi, dandomé un viejo y polviento oso de peluche, parecía un oficial amable, uno de esos que ya no se ven en estos días. --¿Tu debes de ser James?-- Preguntó. Temeroso, asentí abrazando aquel viejo muñeco. --¿Recuerdas algo de lo que paso en la casa?-- Acarició mi cabeza un par de veces antes de preguntar. La sola pregunta disparó lo mas profundo de mis memorias, recreando una viva imagen de lo que hace unas horas había pasado. --Él solo se calló...-- Lo recuerdo, había tomado algo de un frasco transparente y poco después había inhalado un polvo blanco. --¿Estas seguro, Jimmy?-- El oficial estaba arrodillado frente a mi, era difícil no tener contacto visual con él, me ponía nervioso. --Tomó su medicina y después respiró azúcar de la cocina, luego solo se calló.-- Expliqué, no podía retener las lágrimas, mi padre ya no estaba, esa figura ejemplar, mi apoyo, mi mejor amigo y mi maestro...Todo se había esfumado en una noche. Pocos meses después nos mudamos a Canadá, volamos unos cuantos miles de kilómetros desde Inglaterra hasta Ontario, deshaciéndonos así de todas las memorias, dejando atrás nuestro hogar. 

Mi madre no tardó en acostumbrarse al ambiente y amabilidad canadiense. Volvió a casarse con un abogado que me dió uno de los regalos mas hermosos del mundo, un hermano. Su matrimonio no duró demasiado, puesto a que el hombre solo buscaba diversión no compromisos, pero al menos mi madre pudo sacarle lo mas que pudo, incluyendo la custodia total de Daniel. Mi madre siempre fue una mujer fuerte, mi segundo ejemplo a seguir y probablemente la imagen mas cercana que tengo de un ángel....Todo parecía que podría mejorar desde entonces. 

--¡¿Pero por que no puedo tocar?!-- Una vez mas mi madre y yo discutíamos por mis intereses. Pensé que eso era algo normal en la relación de un pre-adolescente y su madre soltera. --Por que nó, simplemente no.-- Negaba con voz firme, no iba a dejar que ese no arruinase mis planes. La música era parte importante en mi vida, era un sueño que mi padre y yo compartíamos, yo mas que nadie sabía que era el camino con el que siempre soñó tener y yo quería volverlo realidad en mi, en su hijo.--No quiero que seas un mal ejemplo a seguir para Daniel.-- Daniel también quería seguir el mismo camino que yo, tal vez nuestro padre no sea el mismo, pero nos unía un lazo fraternal como el de ninguno. --Yo apoyo a Jimmy, mami-- La delgada voz de el pequeño rubio invadió la habitación. Mi madre furica se levantó de su mesa para correr a mi habitación, rasgando todos los posters en ella, tirando partituras, cuadernos de música, incluso el teclado que mi padre nos había heredado a mi hermano y a mi. --¡No James!-- Gritó. --¡No quiero que sigas el asqueroso camino de tu padre, no quiero que envenenes la mente de tu hermano con esas ideas y sueños de niños que tu padre enfermamente infundió en ti!-- Sus palabras rasgaban cada pequeña fibra muscular de mi corazón, ¿Como podía ser tan dura conmigo?. --No quiero perderlos-- Nos tomó entre sus brazos, por una vez volví a sentir aquella serenidad que sentí cuando me abrazó la noche que murió mi padre, solo ella podía hacerlo. Por ese momento callé, pero mi alma y corazón gritaban por la música que deseaba salir en mi interior. Esa noche me hizo prometer una promesa que hasta la fecha sigo rompiendo, "Prométeme que te alejaras de ese mundo". --Lo prometo--. así fue como mentí a la mujer que mas amo en el mundo, por su bien y por el bien de la promesa que le hice a mi padre antes de morir.

Pasó el tiempo, tenía que buscar la manera de no quedarme atrás en el mundo de la música, así que decidí buscar un trabajo de medio tiempo después de la escuela. Por fortuna el viejo Ronnie de la tienda de música, estaba dispuesto a darme clases de guitarra y piano a cambio de servicios de mensajería, el trabajo perfecto. Desde entonces tomé clases con él hasta el día de mi graduación de preparatoria. El tiempo y la practica me hizo bueno en aquellos instrumentos y un incidente me hizo lo que ahora soy, un vocalista. Era noche de talentos en la escuela, una de las ultimas noches antes de el baile de invierno. Había tomado mucho tiempo convencer a varios de mis compañeros para cantar una canción clásica, habíamos pensado cantar "Under Pressure" de la gran banda Queen. Habíamos ensayado tanto y tan duro que al final una de las dos voces terminó afónica, arruinando así mis posibilidades de ganar una beca...Pero ¿Me rendí?, claro que no... Salímos al escenario de todas maneras, conmigo como segunda voz, haciéndonos ganar la pequeña competencia y una oportunidad para mi para audicionar para la mejor escuela de todo Ontario. Pero esa no era la verdadera parte difícil, lo difícil fue convencer a mi madre de que yo pertenecía ahí. 

--¿Que hiciste que?-- Ya me esperaba esa reacción incrédula. --Gané la competencia de talento, tengo una audición para un cupo en el Liceo de Artes de Ontario, no puedo perder esta oportunidad mamá.-- Era verdad, no podía desperdiciar la oportunidad de mi vida, simplemente era imposible. --¡James Maverick!-- Oh no... aquí viene el regaño. -- ¡Lo Prometiste!-- Gritó llevando su mano a su rostro, apretando levemente su entrecejo, estaba molesta, mas de lo que jamás había estado. --También se lo prometí a papá.-- Mi padre era otra cosa que no podía mencionar en casa, el dolor era mucho puesto que ella lo amaba. --Jim...-- Sus ojos se cubrieron de lágrimas. --No quiero perderte... no quiero perderlos a ambos... son lo único que me queda.-- Ahora era yo quien la rodeaba con los brazos. --No nos perderás, jamás podría dejarte sola.-- Susurré, ella también era lo único que me quedaba y sabía que no podría dejarla. --Creo en tí James...-- Me abrazó con fuerza, como si no quisiera dejarme ir. --Creo en el camino que quieres tomar... cuida de tu hermano en este mismo, guíalo y cada que te sientas perdido aquí estaré.-- Me dijo todo lo que necesitaba escuchar, asentí dejando caér una pequeña lágrima sobre mis mejillas. su aprovación era todo lo que necesitaba para poder seguir adelante, sin miedo a nada, sin que nada me detuviese, ahora lucharía por cuatro, por mi, por mi hermano, por mi padre y por mi madre. 

Desencantada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora