Luego de pasar un rato más en la casa de su amigo y prepararle algo de cena en condiciones, se retiró, excusándose su pronta marcha en querer buscar la receta definitiva de la tarta.
Y no era del todo mentira.
Pero ahora sí, se encontraba fatal. Necesitaba aire fresco, y aquel piso no era la frescura que necesitaba, precisamente. Aquello de limpiar el lugar con Noctis no había sido buena idea, pero no había podido dejar de cualquier forma el piso sin ayudarle con la limpieza. Se conocía lo suficientemente bien a si mismo como para saber que si lo dejaba estar, habría estado pensando en ello durante todo el día, sin dejarle descansar o centrarse y hubiera acabado volviendo, lo sabía.
En realidad, había cedido con el asunto de la tarta para que así se aplacara un poco los ánimos del joven y hablara con el rey... o eso se quería hacer creer a sí mismo.
Exhausto, se apoyó en uno de los pasillos de la ciudadela, intentando enfocar la vista. Sin venir a cuento le vino Noct a la cabeza, sonriendo, y tuvo un estremecimiento. Hasta cierto punto, se resistía a la idea de que el joven le hacía sentir cosas algo contradictorias.
Negó con la cabeza para quitarse aquel estúpido pensamiento de la mente. No podía descansar, tenía muchas cosas que hacer. Iría a la cocina para mirar alguna receta y de paso se tomaría algo para el malestar.
Al llegar, maldijo por lo bajo– algo extraño en él– al percatarse que la cocina estaba cerrada a cal y canto. Y más cuando se percató de que no disponía de la llave. Con todo el jaleo del día, no había atinado a tomar el manojo que siempre llevaba por si acaso.
Tampoco es que supiera que iba a usarlo, pero siempre prefería prevenir que curar.
Con un suspiro exasperado, decidió encaminarse hacia su habitación, estando agradecido hasta cierto punto, dado que allí disponía de medicina, y podría tomarla sin que nadie le mirara ni le reprendiera, cosa que podría ocurrir en la cocina, que era un lugar público... Aunque nadie lo iba a hacer en realidad, pero tenía la paranoia encima de que no podía fallar, ni siquiera en algo tan simple... como estar enfermo. Debía mantener las apariencias en la medida de lo posible.
Aunque algo había mejorado en cierto sentido, sí. Por lo menos se reconocía a si mismo no estar en el mejor de los estados. Estaba tan acostumbrado a tenerlo todo bajo control que cuando las cosas se salían mínimamente de quicio, se exasperaba y pensaba que los otros le miraban con ojos de decepción y fallo.
Si, era un pensamiento paranoico y destructor, pero no podía evitarlo.
Al arribar al fin a su alcoba, suspiro más sonoramente al cerrar la puerta tras de si, intentando enfocar de nuevo.
La cama le miraba con seducción, pero decidió ignorarla vilmente, yendo a su escritorio, y a la par, abriendo el cajón para sacar los medicamentos pertinentes, que se tragó sin agua de un tanto. Tomó las llaves en la mano, y deslizó con pereza los ojos por la cama de nuevo.
Se lo negó a sí mismo, pero se quedó un instante de más mirando la butaca que tenía al lado de la ventana y acabó suspirando.
Solo sería un pequeño descanso.
–No deberías dejarla tan suelta. –Frunció el ceño, sin querer dar su brazo a torcer.
Su padre suspiró.
–Gladio, Iris ya es mayorcita, es una Amicitia y sabe defenderse. Sé que te has tomado tu rol de hermano mayor al pie de la letra, pero...
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Dulce sueño
Romance|COMPLETO| [Basado en las ovas] Noctis se ha marchado de la ciudadela, y a su vez, Gladio e Ignis tienen una relación algo tirante al ser completamente opuestos. El último mentado es enviado por Regis a vigilar a su hijo, pero no tiene el cuerpo par...