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Capítulo uno: «El dilema de Ícaro»

Capítulo uno: «El dilema de Ícaro»

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❝Todoroki Fuyumi se había casado con un Ícaro que un día, sin más, decidió volar muy cerca del sol❞

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❝Todoroki Fuyumi se había casado con un Ícaro que un día, sin más, decidió volar muy cerca del sol❞


El silencio continua invadiendo el espacio entre ellos, la de hebras casi blancuzcas se aferraba al cuello de su pareja, dejando las piernas colgar sobre los brazos del héroe alado mientras el viento sacudía su cuerpo suspendido en el cielo. Y aún con el aire en abundancia surcando a su alrededor, sentía que este le faltaba y que la vergüenza se había acoplado completamente confiada por cada extremo de su cuerpo. En este punto, mientras tamborilea sus largos dedos sobre los trapecios del otro, el enojo se convirtió en algo más ameno de controlar gracias al mareo que le llegó a provocar el haber hecho uso de su peculiaridad, logrando así apaciguar esa ignota inestabilidad que la cegó. Ahora, lo único que ella posee es pesadumbre y desilusión. 

Quería huir, aunque eso significara caer al vacío y arder en llamas en el intento. 

Cuando su pecho insiste en irradiar una insana endeblez frente a una culpa que, en primer lugar, no tendría porqué estar experimentando, animándola a dar el primer paso; él le avisa brevemente que habían llegado. Los pies descalzos de aquel rozan con delicadeza el comienzo del lago, ejerciendo una menor cantidad de fuerza en el agarre que la mantenía estable, comunicándole con sus acciones que necesitaba que arribara lejos de sus brazos. Y así lo hace, dándose cuenta de la dicha que transmitían las grandes carpas koi con las que creció, las cuales giraban curiosas frente a las presencias externas que habían invadido la seguridad de su espacio. 

No es tu obligación quedarte — Esbozó un pobre intento de sonrisa. La sola idea de verlo huir, desplegando sus alas lejos de su lado hace que su interior se revuelva de forma inquieta.  

Takami se sorprendió un poco al escuchar las incoherencias que su cónyuge relataba con el único objetivo de retenerlo, aún cuando él se había encargado de convertirla en cenizas, ella todavía rogaba entre lágrimas efímeras que nunca se fuera de su lado. Resignado, Keigo extiende su palma hasta la posición de la contraria, logrando así que aquella uniera la suya para atraer de esta manera su cuerpo del aire a la tierra. 

El contrario deja caer la mano de ella cuando siente la barahúnda que transmitían los diversos pasos al correr sobre el tatami, y en el momento en que reúne suficiente valentía para levantar la mirada, puede notar como los orbes turquesa azulados del Todoroki mayor lo observan con detenimiento, limitándolo a guardar silencio. Cuando el antes mencionado se acerca, Takami piensa en lo peor y en cuánto él merecía cualquier castigo físico que le fuera impuesto por la cabeza de aquel hogar; sin embargo, fuera de todo pronostico, Enji pasa a su lado pero no lo convierte en el núcleo de sus actuales sentimientos, ignorando su presencia, hundiendo el cuerpo de su único vástago femenino en sus fornidos brazos, palpando con delicadeza desconocida la espalda de aquella. 

Mientras que Hawks siente la presión en su pecho por el rechazo que recibió, dándose cuenta de lo incapaz que se había vuelto de verlo como un igual, Fuyumi es un manojo de nervios al percibir la calidez que trasmitía su progenitor. Ella recarga su frente en el pecho de aquel, dejando que todo el peso que sentía se alejara por un leve instante de sus hombros, dejándose caer sobre el cuerpo del contrario, incapaz de mostrar una respuesta adecuada ante esa muestra de afecto. Sus grandes ojos se cristalizan y antes de que pueda evitarlo, el ovillo de afecciones que envenenan su cuerpo la hacen llorar tan fuerte como le es posible. 

¡Fuyumi! 

Aquel grito descoloca al blondo, logrando que volviera a la realidad de la situación que estaba protagonizando. Su rostro se gira un poco, notando como las miradas de más integrantes de la familia de su pareja comienzan a hacer acto de presencia; él mueve sus ojos un poco, buscando a una persona en especifico frente al gentío iracundo, enfocándose en el cansado rostro del hermano de Fuyumi, Natsuo. Hay unas grandes manchas oscuras que cubren la parte baja de sus ojos, los cuales, a su vez, brillaban del color rojizo que los invadía. Desvía la mirada cuando nota que aquel lo descubrió observándolo fijamente, negando un par de veces con su cabeza, dirigiéndose junto a los demás a socorrer el llanto de la fémina. 

Todoroki Natsuo siempre pensó que, personas como lo eran similares a Takami Keigo, nunca estarían satisfechas, sin importar cuantas veces fueran subsanadas por contrapartes buenas, siempre anhelarían más de lo que alguna vez pudieron poseer. 

Sin embargo, él tampoco era la excepción, y lamenta en el fondo que su hermana también pagó por el anhelo egoísta que siempre consintió. 

 

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2021 ⏰

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