—Buenos días alumnos.— saluda cordialmente la profesora Smith mientras entra por la puerta del aula.Como siempre que tengo Biología, estoy sentada al frente de todo, con mis cuadernos ya abiertos y una lapicera en mano, lista para escribir. Es poco decir que me apasiona mucho la biología. En esto si puedo decir que soy como el resto de las chicas, que son conocidas por dedicarse específicamente a las ciencias naturales. Hay muy pocos hombres en la clase, como en el resto de ciencias de la naturaleza. Los que están presentes son los pocos que son realmente valientes para presentarse, porque en general son burlados por el resto del alumnado. Especialmente las chicas.
Estupidas, repito en mi mente. Eso son.
—Veo que hay muchas caras nuevas este año.— dice mientras hecha un vistazo rápido al aula, para luego agarrar la lista de alumnos anotados.— Bien, creo que empezaremos a tomar list...— es interrumpida por el ruido de la puerta abriéndose y mostrando al resto de nosotros la figura de un adolescente con cabellera rubia.
Ay no.
No, por favor.
—Luke O'Connor.— dice impresionada la profesora mientras chequea por segunda vez la lista que tiene en sus manos.— Me sorprende verte aquí. ¿Te has anotado en la clase?
—Si, profesora Smith.— sonríe con su perfecta y estupida sonrisa, mostrándole al mundo sus hoyuelos.
Esos malditos hoyuelos.
¿Que rayos esta haciendo en esta clase? ¿Un hombre como el, el típico chico homosexual, el más perseguido por todos los hombres, en una clase de biología, en una clase casi llena totalmente por mujeres?
Lo odio, lo juro.
—Me parece muy bien, señor O'Connor.— dice con una sonrisa algo forzada la profesora.— Siéntese donde quiera.— señala el resto de la clase, y adivinen qué.
El último asiento libre es el que está a mi derecha.
A mi derecha.
A menos de un metro de distancia.
Y yo que pensaba que iba a ser un año bueno.
Luke mira el resto de la clase, hasta que su mirada cae en el asiento libre. Me mira, sonríe maliciosamente y se sienta a un lado, haciendo todo el ruido posible.
Presumido.
—¿Qué tal, Charlie?— me pregunta, usando el apodo que sólo él y mi hermana más pequeña usan.
Odio que él me llame así.
Miro para adelante y lo ignoro olímpicamente, pero claro, el bagre no se rinde.
—¿Sabías que no contestarle a las personas es de mala educacion?— pregunta acercando su rostro a mi perfil. Poco a poco me alejo unos centímetros y ruedo mis ojos.
—Si, lo sabía.— finalmente me doy vuelta para encararlo.— Pero tu no estás clasificado como una persona, que lástima.— Luke sube una ceja, totalmente disfrutando de la situación.
—Solo por hoy voy a dejar que seas una antisocial, y mañana comenzare mi arduo trabajo de convertirte en un ser humano normal.— dice finalmente, para luego acomodarse en su silla y mirar al frente, sin sacar de su cara su estupida sonrisa.
Idiota.
—¿Qué ha dicho, señorita Ross?— exclama con algo de enojo la profesora, sorprendiéndome. ¿Lo dije en vos alta? No se que contestar, y puedo escuchar la risa ocultada por una mano de Luke.
—Eh...— pensá, Charlie, pensá.— Yo...— estupido cerebro que no funciona bien cuando debería funcionar.— Lo siento, no volverá a pasar profesora.— susurró despacio, avergonzada y con mis mejillas encendiéndose, mientras me hago un bollo en mi asiento. Todas las miradas están puestas sobre mi, y no me gusta.
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Tic, Toc
Ficción GeneralUna realidad alternativa. El mismo mundo, pero con varios cambios. La sociedas es heterofóbica, hembrista y existen relojes mágicos. Qué cambios, ¿eh? Cuando nace un bebe, se le es colocado en la muñeca un reloj especial: determina en una cuenta reg...