chapter two

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❝And the organ starts to playA song that sounds like a death marchShe floats down the aisle like a pageant queenBut I know you wish it was me,You wish it was meDon't you?❞

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❝And the organ starts to play
A song that sounds like a death march
She floats down the aisle like a pageant queen
But I know you wish it was me,
You wish it was me
Don't you?❞

Mi corazón se detiene cuando una melodía que suena mucho como la marcha de la muerte comienza a sonar por toda la iglesia.

Siento a China apretar mi mano con fuerza a mi lado.

Mis ojos se llenan de lágrimas al llevar mis ojos de nuevo hasta Justin, viéndolo de pie tan apuesto en su traje color negro. Su cabello pulcramente peinado, su mandíbula apretada y sus hermosos ojos color miel no muestran expresión alguna, se mostraban carentes de todo el brillo y emoción al que estaba tan acostumbrada a ver en ellos.

Deseé tanto que sea ya el momento.

Pero al mismo tiempo me encontraba tan llena de miedo.

No tenía la menor idea de cuál podría ser su reacción.
Estoy asustada de eso.

Lo quiero a mi lado, sin importar qué.

Lentamente, veo como todos los presentes se ponen de pie. Todos vestidos con trajes carísimos y a la moda, sin poder evitarlo, bajo la mirada a mi vestido.

Llegaba a unos cuatro dedos arriba de mis rodillas, era de un color gris claro con adornos de flores de cálidos colores y no tenía mangas, un delgado cinturón rodeaba mi cintura. Mi maquillaje era ligero y mi cabello estaba suelto en ondas naturales de un color rubio, mis pies están cubiertos por unas zapatillas color beige de unos cinco centímetros.
No había encontrado la necesidad de vestirme de la mejor manera, lo que habíamos planeado junto con China requería ser lo más discreta posible, aunque parecía que por el momento no me había recordado de eso, después del pequeño altercado que habíamos compartido con la novia, pero, volviendo a colocar mi concentración en el juego, pretendía mantener las cosas y mis emociones en calma, no queriendo llamar la atención de nadie.

Todos voltearon hacia la entrada de la iglesia, con grandes y simpáticas sonrisas en sus rostros.

No me sentía muy segura de poder estar de pie justo ahora, entonces, como si leyera mis pensamientos, China se acercó a mí y susurró:

—Lisa, sé que esto te está resultando más difícil de lo que quieres aceptar, pero tú eres fuerte, ¿recuerdas? —la miré y me dio una sonrisa tranquilizadora, que me llenó de paz y me inspiró a saber que todo va a estar bien. —Además, no puedes quedarte sentada, las personas se pueden dar cuenta de que algo raro pasa con nosotras y eso es lo que menos queremos. Aún no es el momento —me recordó.

Speak Now ➳ o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora