Parte II

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Los Elegidos

   Y así fue, así fue como una simple luz que destella en el cielo iluminando sus pálidas caras, logró cambiar la vida de estos tres pequeños aventureros.

  Al finalizar el recorrido hasta el misterioso objeto que acababa de chocar contra la superficie de Phoenix, una cálida brisa salía despedida de una roca grisácea con manchones rojizos que le daba un estilo muy extraño. Estando a no más de 2 metros, los niños se quedaron paralizados al ver lo que había en el centro de ésta. Sin dudar ni un segundo, descubrieron que era lo tan misterioso que traía este paquete. ¿Porqué le digo paquete? Le digo así ya que dentro no venía otra cosa que un pergamino, algo extraño y que hacía unos segundos atrás solo era un mito para ellos. Un pergamino solo podía significar el llamado de un dios hacia una persona, pero en este caso no era para una sola, sino que para tres.
-¿Es lo que yo creo?- preguntaría Max.
-No lo puedo creer, ¿Será para nosotros?- Contestaría Luna.
-Pues creo que somos los únicos aquí- agregaría Nathan.
   No lo pensaron ni un segundo y cubriéndose la cara por la molesta brisa ardiente corrieron hasta llegar a la roca.
-Max, tómala, tú nos trajiste aquí- opinaría Luna.
-Yo creo lo mismo Max-
-Está bien, ayúdenme, sostengan mi mano mientras intento agarrar el pergamino-
Ese simple viento caliente se iba poniendo cada vez más y más intenso llegando a quemar un poco y ser muy molesto para la vista. Las aves que rodeaban el campo, comenzaron a volar en círculos alrededor del cráter.
-Lo tengo, sáquenme de aquí-
   Al instante de tocar el pergamino, una nueva brisa salió despegada de este, los pájaros se dispersaron volviendo a su posición normal, y el calor desapareció como si fuera obra de magia. Tiraron fuertemente de su mano logrando sacarlo del agujero creado por la roca. Sin aguantarse las ganas de averiguar el contenido de este, lo abrieron.
-!¿Que demonios?!- exclamaría Max.
El pergamino estaba más pálido que la nieve, sin un rastro de tinta que pudiera haber sido borrada. Muy sorprendidos comenzaron a pensar posibles razones por lo que esto estaba así. Hasta que lograron llegar a dos simples pero raras conclusiones. Una, podía ser que el pergamino fue modificado magnéticamente, es decir, mediante ondas magnéticas que movilizaban las palabras escritas en tinta metálica. Y la otra, de la que más convencidos estaban, trataba sobre que este tenía algo oculto en su interior, que de alguna forma o otra podría pasar de estar sin un rastro de tinta, a tener un texto inmenso en cuestión de segundos.

-Debemos volver, nuestras madres se preocuparan si no nos ven dentro de poco- diría Nathan preocupado.
-Tienes razón, pero no debemos contarles sobre esto, si nos llegó a nosotros por algo será-
-¿Entonces deberíamos esconder este gran cráter no?-
-Es verdad, hagámoslo rápido- exclamaría corriendo hacia el cráter.
Los tres pequeños comenzaron a cavar con las manos mismas sin parar hasta poder tapar minimamente el agujero hasta arriba de tierra. Luego de un tiempo tapando el cráter y de un largo silencio.
-¿Creen que será una señal, alguna indirecta?- preguntaría Luna preocupada.
-Quizás si y quizás no, lo averiguaremos cuando logremos descubrir que es lo que contiene ese pergamino-

   Comenzaron a caminar con dirección a la casa, los tres juntos, uno pegado al otro, muy impactados por lo ocurrido hace minutos atras.
   No fue cosa de estar a unos pocos metros de llegar, que de repente Nathan queda mirando fijo al cielo.
-Ehhh, ¿Chicos?-
-¿Que pasa Nathan?- dicen Luna y Max casi a la par.
-¿Solo yo veo eso en el cielo?- continúa sin bajar la vista ni un segundo.
-No-Lo-Puedo-Creer- exclamaron Luna y Max nuevamente al mismo tiempo.
   Una lluvia de estrellas fugases y una aurora boreal cubrieron el cielo de maravillosos colores logrando una muy, pero muy hermosa vista, pero no solo ellos lo vieron, las 3 madres salieron casi corriendo de la casa al ver tantas luces provenientes del exterior.
   Minutos después todo desapareció al instante, el cielo se limpió de un momento a otro.
-Eso fue una señal, estoy seguro- susurra Nathan casi llegando a la puerta de la casa.
-!Silencio¡- exclama Luna -Nadie se puede enterar de esto, almenos hasta que descubramos que pasa.
-Está bien- dice Nathan con la cabeza agachada.
-Ahora debemos ir a descansar, todo lo que paso hoy fue muy extraño, y muy, pero muy interesante, aunque necesitaremos estar con mucho energía para lograr descubrir lo del pergamino-
-Nos juntamos en mi casa, mañana, antes de que oscurezca, tengo algunas herramientas con las que podríamos probar para averiguar que pasó con el pergamino, y qué es lo que quieren los dioses de nosotros, 3 simples niños de 7 años-

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