Capítulo 0/ ¿Qué haces aquí, alitas?

147 20 3
                                    


(...)

Desde que llegué aquí, siempre me pregunté el porqué, no me considero lo suficiente buena como para tener el puesto en el que estoy...almas que hubieran estado mejor sin mi, sin que yo hubiera aparecido.

Existencia inútil.

Así me sentía, no notaba como podría ser importante de alguna manera, seguro ahora puede que pienses "alguna vez sentí eso" o puede que no...mi historia quizá sea una llena de referencias y varias escenas cliché pero saben, por algo es que nos gustan tanto.
Todos esos pensamientos, siguieron a "¿cómo conseguí algo tan bueno?"...un demonio que logró captar toda mi atención y cariño, que dio algún tipo de sentido a mi continuación, una razón por el cual querer seguir en este lugar, para de alguna manera poder verlo, hablar, reír...verlo solo estar.
Era otro amanecer, donde lo iba a buscar, como siempre acostumbraba quedarse y sentir más cerca el ardor del sol. Cuando estaba en camino lo vi en donde fue nuestra primera vez, donde, fue que nos conocimos, sinceramente no era un lugar muy acogedor pero, nuestro comienzo prefirió vivir allí.

—¿Que haces aquí, alitas? 

Alitas...un apodo acomodado por sus inmensas alas y su sonrojo carmesí que se le dio cuando se lo dije por primera vez.

Me miro con esos ojos cristalizados que ya había visto en ocasiones.

—¿Hace cuánto tiempo llevamos juntos?

—Ahm, como todo el resto de tu estadía aquí, quitando los 2 meses que estuve...

—Acosándome —complementa en pequeñas risas.

—Yo diría admirándote.

—Sabes —devuelve su mirada en frente —, admito que fuiste la única que yo gustaba que me mirara.

—No es justo, tú sabías que te miraba y no decías nada.

—Tenía miedo de que si supieras que yo sabía, te avergonzarías y no volverías.

—Error, si sabía que te gustaba ya hubieras sido mi alma desde entonces.

Me mira de nuevo con esos ojos, su risa siendo hermosa, demuestra algo de tristeza, la intriga me gana, también por obligación.

—Ahora dime —me acerqué y diciéndolo en un tono más bajo —,¿qué ocurre?

De esa sonrisa tierna, pasa a una demostrando tal tristeza que logra trasmitirme.
El extiende su mano y señala su muñeca que, tenía algo que yo con tanta felicidad había olvidado. La señal de renacer.

—Admito que tengo miedo.

Su voz se escuchaba cortada y no quería decirlo pero su intento para parecer fuerte solo lo hacía parecer débil como una pluma.

—Sabíamos que esto iba pasar, no quiero verte triste, al menos en estos momentos, quiero verte sonriendo, quiero mi razón de vuelta.

—¿Por qué piensas aún en ti misma Rain? —alejándose de mi —¿no te das cuentas que nos separarán? ¡Quizá nunca volveremos a vernos! Quizá...yo nunca te recuerde.

—Sook, yo- interrumpe.

—Lo peor es que lo admites siempre...lo peor, es que me gusta.

No podía responder nada.

—Me gusta ver qué te vuelves feliz al verme, que yo cause esa sonrisa, que yo lo veo como mi recompensa —vuelve a mirarme —siempre me pregunté, ¿por qué estás conmigo? Eres un ángel muy influyente, lleno de luz... Eres majestuosa en todos los aspectos y yo solo soy un demonio débil e inútil, ya no saben qué hacer conmigo y me devolverán al mundo de la vida.

Sobre la LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora