Nanatsu No Taizai x Reader [One-shots lemon] +18

Codicia.

Ban.

La noche se asomaba en el cielo a medida que el sol se escondía por el horizonte, creando un hermoso anaranjado y rosáceo anochecer, dando inicio así a una oscura y fría noche.

El comedor del Boar Hat se encontraba bastante animado esa noche, mientras todos esperábamos a que Ban terminara de prepararnos la cena. Estábamos Meliodas, Hawk, Diane en su versión humana, King y yo, aunque en mi caso, me estaba aburriendo como una ostra. Aunque estuviéramos todos juntos en el mismo sitio, ¡cada uno iba a su bola! Y es que, Meliodas estaba mirando cómo Hawk hacía el tonto con los restos de comida partiéndose de risa, y King y Diane estaban sumidos completamente en una conversación en la que solo participaban ellos dos mientras se hacían ojitos; "oh por dios, por qué no follan de una vez..." eso era lo que pensábamos todos cada vez que los veíamos juntos.

En fin, que yo me encontraba sentada en una mesa no muy alejada de donde estaban los demás, tomándome una gran jarra de cerveza mientras pensaba en mis cosas, como por ejemplo, en lo muchísimo que me ponía Ban. Empecé a pensar en sus trabajados pectorales, en la cicatriz de su mandíbula, en sus muslos, en su continua actitud provocadora y su mirada sexy, en su lengua... Ante estos pensamientos, no pude evitar morderme el labio inferior mientras sonreía levemente, y apretar mis piernas al notar cómo mi excitación aumentaba. Mi cara estaba ardiendo y no era sólo por el efecto del alcohol.

Ante esta reacción, decidí ir al baño y echarme agua fría en la cara y en la nuca, para evitar que siguiera aumentando mi excitación, y que el resto no se diera cuenta de mi estado.

Abrí el grifo de agua fría y amontoné un poco en mis manos para luego dirigirlas hacia mi cara, refrescándome. Me sequé con la toalla que había al lado del lavabo y levanté la cabeza, viéndome reflejada en el espejo. Entonces me puse a pensar: "a ver, piensa, tienes que encontrar una forma de hacer que Ban se sienta lo suficientemente atraído y provocado por ti para que se lance. Tengo que conseguir follármelo cuanto antes, porque como siga reprimiéndome, voy a terminar explotando." Se me ocurrían mil y una formas de provocarle, pero, ¿realmente resultarían efectivas? Supongo que no hay otra forma de averiguarlo que hacerlo; así que me decidí, me revisé la falda y la camiseta que llevaba en ese momento para asegurarme de que estaban bien puestas y, aprovechando lo aburrida que me encontraba en el comedor sin nada que me entretuviese, me dirigí a la cocina para "molestar" un poco a Ban.

Cuando llegué a la puerta de la cocina, ésta se encontraba entreabierta, dejando a la vista a Ban de espaldas, con un delantal puesto encima de su ceñido traje rojo, trabajando muy concentrado en la cena. Me mordí el labio al tener tan buena vista de su culo, imaginándome cómo sería al tacto y deseando con todas mis fuerzas tocarlo.

Después de haberle dado un repaso a su atractivo cuerpo, abrí la puerta del todo y me adentré en la cocina, acercándome a él y sentándome en una de las encimeras mirando en su dirección, y cruzando las piernas.

- Hola Ban, ¿qué tal vas con la cena? - le pregunté, sonriendo, interrumpiendo su trabajo. Se giró a mirarme, quedando cara a cara. Cuando pude verle de frente, con el delantal puesto, y alguna que otra mancha en la cara, no pude evitar pensar en lo sexy que se veía incluso así.

- ¿Qué pasa? ¿Tienes mucha hambre? - me contestó, sonriéndome de forma afilada mostrando sus colmillos, como burlándose de mí por mi supuesta impaciencia por cenar. "Sí, tengo hambre. Pero hambre de ti." Pensé, mientras me mordía el labio y observaba cómo cogía un trapo para limpiarse un poco las manos.

- No, sólo lo preguntaba por curiosidad. - Declaré, mientras descruzaba las piernas bajo su mirada, dejando ver intencionalmente mi ropa interior por unos segundos debido a la falda, para luego volver a cruzarlas del otro lado. Yo tenía una sonrisa pícara en la cara, mientras que Ban se había quedado totalmente serio, sin expresión alguna, después de presenciar la escena que yo le había ofrecido. Él se medio apoyó en la encimera en la que estaba cocinando, con cuidado de no mancharse, y se cruzó de brazos, mirándome fijamente.