4. agua fría y lágrimas cálidas

150 21 1
                                    

Sucedió que una tarde Joochan había entrado al apartamento bruscamente y cerrado la puerta con tanta fuerza que hizo que el castaño casi tirara un vaso que en aquel momento se encontraba fregando. Donghyun vio como su novio se dirigía directo al baño sin dirigirle palabra alguna.

Algo andaba mal.

En los pocos segundos que pudo ver el rostro del rubio, notó una expresión dura. Dolor. Tal vez rabia. Y sintió su propia mirada arder.

Joochan había entrado a la ducha y había abierto la regadera. Se había tirado al piso de la ducha sintiendo el chorro de agua fría golpear su cuerpo y mojar todas sus ropas. Abrazó sus piernas y se permitió salir todas esas lágrimas que había guardado. Todo su cuerpo empezó a temblar y sus sollozos empezaron a sonar sobre el ruido del agua golpeando el piso.

—¿Amor? Joochan, dios, ¿qué ha sucedido?

A Donghyun no le había importado que el agua se estrellara sobre su ropa también, simplemente se puso de cuchillas junto su novio y lo abrazó. El rubio se aferró a las ropas empapadas de su novio y escondió su cabeza en el cuello del mayor. No le dijo nada, solo lloró, porque tenía tantas ganas de llorar. Hace tanto no lloraba de esa manera. Y no lloraba por la tristeza, sino por rabia.

Impotencia. Eso sentía.

Quería romper algo. Quería golpear algo hasta que su sistema liberara todo ese dolor, toda esa rabia. Pero solo tenía fuerzas para llorar como un bebé. En su cabeza se repetían aquellas palabras que, aunque no habían sido las peores, le dolieron como una puñalada en el corazón. Y él ni siquiera había tenido el valor para responder, simplemente se había callado y agachado la cabeza. Había aguantado esas lágrimas por horas.

El castaño pudo distinguir que su camiseta ya no estaba siendo mojada por el agua fría de la regadera, sino por las lágrimas de su novio. Podía sentir su cálido llanto en su cuello y eso lo hizo abrazar con más fuerza al rubio. No sabía que había sucedido, pero él se mantendría a su lado. Él no se iría de su lado jamás.

—P-perdoname... —Joochan por fin habló.

—Tú no has hecho nada malo, cariño.

Las manos del castaño acariciaban delicadamente los cabellos húmedos de Joochan, que para ese entonces ya no lucían rubios, eran más bien castaños claros. Donghyun besó cerca de la sien de Joochan y luego cerca de su ojera. Bajó un poco su cabeza y besó su cuello. Volvió a besar su cabeza. Y en cada beso intentaba transmitirle las palabras que no podía decir en voz alta en ese momento, por el nudo que sentía en su garganta.

Así se mantuvieron durante largos minutos: abrazados. Joochan llorando y Donghyun diciéndole que lo amaba con cada beso que repartía.

Y luego de esos minutos y muchos, muchos besos, Joochan dejó de llorar.

Donghyun se levantó y cerró la llave de la regadera. Se puso de cuclillas junto a su novio y tomo su rostro para que este lo mirara.

—Te amo, ¿lo sabes?

—Y-yo también t-te amo... pero... —los ojitos hinchados de Joochan se volvieron a llenar de lágrimas—. P-perdón, t-tú mereces a a-alguien mejor...

El rubio apenas podía hablar bien, porque temblaba, tal vez por el frío o por sus lamentables sollozos. Donghyun pudo ver su mirada rota y su en su pecho dolió por ver a ese hermoso rostro sonrosado y empapado de lágrimas. Él lo volvió a abrazar.

—No digas esas cosas. Tú eres incluso demasiado para mí —Donghyun no sabía por qué su novio decía esas cosas de repente. Alguien de verdad debió haberle dicho cosas horribles para que terminara despreciándose a sí mismo de aquella manera—. Ven, hay que hacer algo con tu ropa y tu cabello o podrías enfermar.

Donghyun ayudó a su novio a levantarse y quitarse su ropa, la cual estaba completamente empapada. Se quitó también sus propias ropas que habían sufrido la misma suerte. Buscó un par de toallas. Envolvió a su novio en una y se encaminaron a su habitación.

Donghyun se vistió lo más rápido que pudo y buscó algo abrigado para su novio, que lo esperaba sentado en la esquina de la cama. Joochan tenía la mirada perdida en una mancha que había en la alfombra.

—Joochan, amor —llamó el mayor—. Ven, hay que abrigarte, no quiero que te enfermes.

—G-gracias...

Donghyun lo ayudó a vestirse, porque el rubio lo hacía movimientos torpes. Había gastado todas sus energías llorando. Había vaciado su sistema con un llanto tan doloroso que había dejado réplicas que se notaban en la respiración entrecortada del rubio.

Luego de vestirlo, Donghyun acostó a su novio y lo cubrió bien, porque su piel estaba tan fría. De verdad no quería que se enfermara. Él también se metió bajo las mantas y abrazó a su novio. Joochan se acoplo al cuerpo del castaño y ocultó su rostro en el cuello de su novio y respiro su aroma.

Era Donghyun el que generalmente era consentido por su novio, pero esta vez el rubio necesitaba de todos los mimos del mundo para volver a sonreír poquito.

—Donghyun...

—Duerme, cariño, luego hablaremos de esto —besó la frente del rubio—, necesitas descansar.

—Gracias por esto.

Joochan lo abrazó más fuerte y permitió a sus pulmones llenarse del dulce aroma de su novio.

—Te amo, Donghyun... —fue lo último que dijo Joochan antes de quedar profundamente dormido.

—Yo te amo más.

recordarte » dongchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora