Capítulo 47

3.6K 345 82
                                    




A la mañana siguiente el japonés se despertó muy temprano, extrañado un poco al darse cuenta que estaba solo y al parecer durmió solo también, se reprochó por no haberse dado cuenta que su ruso no entro a la habitación y de pronto su pensamientos fueron dirigidos a un rumbo lleno de negatividad, pensando obviamente en que Víctor no durmió con el porque de hecho si le dio asco su apariencia, o que en concreto todo fue producto de su imaginación y el ruso ni siquiera había llegado anoche. Se levantó desganado y con el autoestima de nuevo por los suelos.

Luego de cambiarse y cuando intento abrir la puerta se dio cuenta de un pequeño detalle, la había asegurado, volvió su vista a la mesa de noche que estaba del lado donde dormía el platinado para fijarse que todas las cosas, incluidas el celular, las llaves y su billetera estaban ahí, medio dormido y más allá que aquí, se detuvo a pensar, uniendo con lentitud las señales y luego de unos segundos llego a una conclusión.

Víctor había dormido afuera en el sillón, probablemente, porque él había dejado la puerta asegurada y adentro estaban todas las cosas del pobre Alfa imposibilitando su entrada, una sensación contradictoria se apodero de él, por una parte estaba tan feliz que podía saltar y gritar ahí mismo y por otra se sentía culpable.

Abrió la puerta y salió viendo una de las escenas más lindas que jamás haya visto, el ruso se encontraba en el sillón aun dormido, sus mejillas y nariz de un suave tono rosa, con una pequeña gotita de baba colándose por sus labios entreabiertos y curvados en una tenue sonrisa, su cabello despeinado sobre uno de los cojines y  con Makkachin entre sus brazos también dormido, se colocó delante de ambos y saco su celular para inmortalizar tal evento, tomo fotos desde todos los ángulos posibles y tratando de no hacer ruido.

Makkachin quien al parecer había sentido la presencia de su otro humano favorito movía su cola suavemente e intento incorporarse a lo que el japonés rápidamente le dio órdenes con señas que se quedara quieto, el can obedeció, podía ser juguetón e inquieto pero estaba muy bien entrenado. Luego solo se dedicó a seguir apreciando a aquel hombre que robaba todos y cada uno de sus suspiros.

Pero la vista no le duro mucho pues alguien adentro de el exigía comida, debería de dejar de meterle la culpa a Katsudon por comer tanto, pero no lo haría, se levantó con pesar, fue al baño a hacer sus necesidades y salió en búsqueda de su desayuno.

Al bajar se encontró con Lilia quien le saludo e invito a sentarse, aun no estaba terminado el desayuno por lo que la Omega le ofreció un pan con mermelada de sandía, a los minutos empezaron a bajar los miembros restantes de la familia, entre ellos Víctor.

Ni se atrevió siquiera a mirarlo, solo a saludarlo y asume por el tono del mismo al darle los buenos días que este se encontraba igual de avergonzado.

La comida empezó a llegar, la chica que siempre servía la comida fue dejando los platos frente a los comensales uno por uno y cuando le sirvió a Victor vio como este rápidamente se llevó un bocado a su boca, pero se detuvo en el proceso y acerco el tenedor a su nariz, hizo una mueca de asco y tuvo un pequeño espasmo, al parecer quería vomitar, el japonés lo tomo del brazo preocupado y los demás detuvieron su desayuno.

—Victor ¿Qué pasa?- dijo acercándose a el.

—El... el huevo esta arruinado- volvió a tener nauseas, agarrándose el estómago alejo el plato, todos los demás procedieron a tomar un poco y olerlo, nadie coincidió con el Alfa, el Omega al ver esto imito a los demás, pero el a diferencia de todos tuvo la misma reacción del ruso.

Todos estaban confundidos, Lilia mando a llamar a la cocinera.

—Dagna ¿qué ha pasado?-

—No lo sé señora, he preparado todo en conjunto como siempre y con los ingredientes más frescos.- respondió la cocinera muy segura de sí misma.

¿Destinados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora