Una taza de café 2

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Gracias a Dios es Martes, disfruten la segunda parte :) 

"¿Sexy? ¿Acaso te estás burlando? ¿Qué clase de broma es esa?"

"¡No! No, nunca me habría burlado... creo que me dejé llevar, no debí haber usado esas palabras... perdón Margarita, perdón."

 Mordecai escondió su rostro con sus manos. Margarita miró hacia el suelo, podía sentirlo, pero sabía que era imposible escapar de él, porque con Mordecai, todo lo que haría junto a él, sería incómodo, era inevitable. 

Lo miró con lastima, era patético, comenzaba ella a irritarse:

"Ya basta, Mordecai. No es para que te pongas así, sólo dímelo ¿Extrañas verme en ese estúpido uniforme, cierto?"

Mordecai trató de disipar el sudor, se quedó callado y la siguió viendo; lentamente, Margarita comenzaba a desesperarse:

"¡No puedo creerlo! ¿¡En serio pensaste que iba a quedarme para siempre en ese lugar, sirviéndote café todo el tiempo, no!? De no ser porque no te vuelvo a ver, no me hubiera enterado, habría terminado muy bien de no ser por esa estúpida taza que solamente quería darte porque me preocupé por ti! Estoy cansada de esto, Mordecai... ¡supéralo! Sólo seguimos siendo amigos y luego, volaste hacia el espacio. Pero al volver, nos distanciamos y no nos volvimos a hablar..."

Margarita no aguantaba esa mueca en el rostro de Mordecai, que expresaba la misma indecisión que lo caracterizaba que llevó a ser de sus últimos años como uno de los más amargos. Lo odiaba, lo odiaba pero tenía en los ojos, la misma bondad con la que sedujo inocentemente su corazón hace unos años.

"Siempre seré una simple camarera para tus ojos. Sólo seré la del café".

Margarita dejó descansando una de sus manos sobre ella, intentando concentrarse, guardó su rostro con una mano dejando su índice y su pulgar tratando de mantener sus ojos fijos y que sentía inflamados, que le estaba doliendo la cabeza, al darse cuenta, sintió un tacto familiar cuando Mordecai posó una de sus alas con su mano; esta lo miró, cansada, molesta, recibiendo el gesto de cariño que esta había ya había recibido antes, en constantes ocasiones, en momentos algunos más tristes que felices. La miró a los ojos y trató de conectar, sus pupilas se abrieron, pero antes de escapar algo, Mordecai parecía que estaba a punto de romper en lágrimas:

"¡No!" Sólo dijo antes de que su voz se fuera en un instante. Suspiró, parecía que se le acababa el aire. Ella se asustó, parecía que no iba a aguantar. 

"¡No sabes la alegría que me da de volver a verte! ¡No quise arruinarlo con mis idioteces, de verás que quise hacerlo, pero no creo hacerlo!"

"Mordecai... "

"Había pasado una hermosa charla, con mi mejor amiga; y todo iba bien, hasta que lo volví a hacer."

"Mordecai..."

"¡Y sin embargo! ¿Crees que eres solo para traer café? ¡No! ¡No eres una camarera! ¡El café no valdría nada sí tú no estuvieras ahí!"

Margarita intentó calmarle por nombre, pero ya era demasiado tarde, Mordecai no podía parar:

"¡Eres la chica más dulce, más hermosa y trabajadora de todas! ¡Eres tan dedicada y apasionada en lo que haces que no te importó que dijeran de ti! ¡Por eso siempre te he amado, por qué eres tan amable de ayudar a un cobarde como yo!"

"¡Mordecai!"  gritó, alzando la voz lo más fuerte que pudo. Mordecai ya estaba roto en lágrimas, estas corrían y que tristemente, de seguir haciéndolo, no llevarían a nada, tanto dolor para venir con lo mismo, la misma discordia.

Sólo por un Café (Un Show Más: MordecaixMargaret)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora