Capítulo 1

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-Narra Roxy-
Mi hermano iba delante mía con prisa, era normal, a este paso llegaría tarde al cole y él al instituto, trataba de ir lo más rápido posible, pero el tener una pierna rota no ayudaba mucho.

-Nathan espera un poco.

-Oh vamos Roxy, llegarás tarde.

-Lo intento de verdad.

Mi hermano me levantó y me colocó en su espalda y se puso mi mochila sobre su otro hombro.

-¿Estás cómoda?-me preguntó.

-Sí-respondí.

-Pues vamos.

Mi hermano tiene 15 años y yo tengo 9 siempre ha sido muy feliz y divertido, pero últimamente lo noto raro, desde que mamá se fue a la aldea parece...ido, como si no tuviera ganas de nada. El hecho de no tener tíos que se queden con nosotros mientras que ella se va nos da muchas veces problemas, así que Nathan después de salir del instituto va directo a su trabajo de camarero. Dice que no es lo mejor, pero que al menos gana algo, y nuestro perro Duster es el mejor siempre es muy cariñoso con nosotros y es súper mono, pero parece que eso tampoco alegra a Nathan. Llevo días sin verle sonreír, y sus ojos...no son tan vivos como antes. No se que le pasa, pero no creo que lo mejor sea preguntarle, además es muy protector, me ha dicho que no abra nunca a alguien si no está él y que no mire el correo.

En menos de lo que pensé llegamos a mi colegio, Nathan me bajó y me dio mi mochila, fui a entrar y le dije:

-Oye Nathan.

-¿Pasa algo?-dijo a punto de irse.

-Solo quería decirte que tienes que estudiar mucho.

-Jajajaja, lo mismo te digo enana-dijo marchándose.

-Narra Nathan-

Después de dejar a Roxy fui a mi insti lo más rápido que pude, ya no llegaba a primera hora pero tampoco podía llegar en medio del recreo, además tenía ganas de ver a Lucy, corrí lo más rápido que pude, entré al edificio y busqué la clase que me tocaba, cuando entré iban por la mitad de la clase.

-Vaya vaya, Nathan.

-Hola profe-dije nervioso.

-Es la cuarta vez que llegas tarde esta semana, ¿piensas darme una explicación?

No dije nada, me quedé callado.

-Bien, entonces vete al despacho de la directora.

-¿¡Espera qué!?

-Sabes las reglas Nathan, y de esta vez te irás a casa durante tres días.

-¡No podéis hacerme eso!-dije cabreado.

-¡Vete al despacho ya!

Me di la vuelta y cerré la puerta con fuerza, estuve esperando a que la directora apareciera pero no vino, sonó el timbre del primer recreo, escuché la voz de Lucy a lo lejos y se sentó a mi lado.

-Hola Nathan, ¿estás bien?-preguntó sonriente.

-No, no lo estoy-dije sin mirarle.

-Vamos Nathan porque no le cuentas todo a la directora, lo entenderá.

-No, si se entera podría meterme en un problema y perdería a Roxy.

-¿Pero no lo ves? Estás sufriendo todo esto cuando no deberías.

-Lucy no sigas, de verdad, quería preguntarte, ¿sigue en pie la cita de mañana?

-Ay....Nathan lo siento, mañana me voy a la aldea todo el finde.

-¿Por qué no me sorprende? Y a ver si adivino ¿estará Gabriel allí no?

-Oh vamos sabes que te quiero, y que si estás mal me quedo aquí conti...

Una amiga de Lucy apareció y comenzó a gritarle.

-¡¡Lucy Lucy, acaba de pasar por mi lado!! Vamos quiero hablar contigo también.

Lucy se fue con ella dejándome allí.

-Sí... Ya lo veo-dije para mi mismo.

Ya no estaba cabreado, estaba decepcionado, decepcionado conmigo y decepcionado con la vida. La directora llegó y estuvimos unos diez minutos en el despacho, y al final me expulsó. No tenía tiempo para pensar, todavía tenía que trabajar, fui corriendo al restaurante para llegar a tiempo, hoy mi turno solo era de dos horas, así que terminé pronto. Cogí mi paga y fui de camino a casa, tenía suerte, habían recogido a Roxy por mi.

-Bueno, no es mucho dinero, pero me da para un poco de comida para Roxy y otro poco para Duster-me dije.

En un momento tres chicos salieron de un callejón amenazándome con una navaja.

-Bien chaval, creo que ya sabes como funciona esto, tu nos das lo que tengas y te dejamos pasar.

No era la primera vez que los veía, debía ser la cuarta, por mucho que pudiera defenderme de ellos, no lo veía necesario solo por unos veinte euros, así que se los di, los tres retrocedieron y me dejaron continuar.

-Bien, a la mierda mi paga, vaya día, ¿con qué voy a comprar ahora?-dije gritando para desahogarme.

Fui a casa y vi a Roxy aburrida, le dije que si le apetecía dar un paseo y me contestó que sí, cogimos a Duster y salimos a la calle, después de una caminata un poco larga Roxy se quedó delante de una tienda de juguetes.

-¿Pasa algo?-le pregunté.

-No no, nada.

En realidad sabía lo que Roxy quería en ese momento.

-Vamos a hacer una cosa, quedate aquí con Duster y vete viendo algún juguete bonito y barato.

-¿De verdad?-preguntó emocionada.

-De la buena.

Volví a casa a coger una cosa y fui al callejón de la tarde, donde estaban los que me atracaron discutiendo en que gastarse el dinero hasta que se dieron cuenta de mi presencia.

-Lo siento, pero quiero mi dinero de vuelta-dije serio.

-¿Pero que dices niñato? Lárgate antes de que te parta la cara-dijo delante de mi, lo bastante cerca para ver lo desgastado que las substancias que tomaba le hacían efecto.

No iba a irme de ahí sin el dinero, agarré al cuello al que se acercó a mi y le golpeé el estómago dejándolo caer al suelo, en cuanto lo vieron sus compañeros también sacaron navajas.

-Bien, así que va a ser así.

Saqué el bate que había cogido de casa y lo empuñé con ira.

-Pues que así sea.

-Narra Roxy-

Nathan volvió diez minutos después, le enseñé el juguete que quería, costaba cinco euros.

-Bien, llevátelo, cogele comida a Duster ¿no?

-Sí, voy.

Volví del súper con la comida en las dos manos, pesaba mucho, Nathan me ayudó y la cargó él, llegamos a casa y Nathan me abrió la ventana, ya era de noche, así que encendió las velas, Nathan me dijo que no había luz porque cayó un rayo muy cerca pero él evitó que me cayera encima, es como un súper héroe.

-Toma campeón, no es mucho, pero espero que te guste-dijo Nathan sirviendo a Duster.

Duster lamió a Nathan diciendo gracias, llegó la hora de que durmiera, así que Nathan me arropó, me contó una historia y se fue al salón, escuché a Nathan haciendo ruidos extraños, como si estuviera llorando un poco.

-Nathan.

-Dime-dijo muy bajito.

-¿Estás bien?

-Sí, tranquila.

-Muy bien, te quiero mucho hermanito.

-Lo mismo digo canija.

Debí de ser el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora