Capítulo 3

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-Narra Nathan-

Cogí a Roxy y fuimos caminando junto a Duster cuesta arriba durante unos veinte minutos, de repente ella bajó de mi espalda y cojeó hasta una cafetería, y señaló a la tele diciendo:

-Mira Nathan salimos en la tele.

Me fijé en la noticia de la televisión, hablaban de nosotros dos. Decían que nos enfrentábamos a la ley escapando, en la esquina de la pantalla se mostraba una foto mía y otra de Roxy, ¿como demonios tenían fotos nuestras? ¿Cómo sabían quienes éramos? Las personas de la terraza comenzaron a mirarnos y a acercarse lentamente, creo que trataban de no asustarnos.

-Chicos...¿os encontráis bien? ¿Queréis tomar algo?-dijo un señor a nuestra izquierda.

-No gracias, estamos bien-dije mientras Roxy y yo retrocedíamos.

-Eh pequeña, ¿qué te ha pasado en la pierna? ¿Me dejas verla?-dijo otra señora colocada nuestra derecha.

-¡Eh! ¡Ni se le ocurra tocarla!

Duster se puso delante de nosotros y erizó el pelo mientras que gruñía a las personas.

-Chico, aleja a tu perro, las leyes no permiten llevarlo suelto.

-Ahora mismo me importan una mierda las leyes, tienen dos segundos para apartarse o le mandaré atacar al primero que vea.

Las personas dieron uno o dos pasos atrás dejando un pequeño hueco, Roxy fue delante y yo detrás vigilando mientras que Duster no dejaba de gruñir, en ese momento agarré la mano a Roxy y corrí todo lo que pude, seguimos corriendo de vuelta a la ruta, no sabía como reaccionaría a la petición, pero esperaba que la aceptara.
La noche tenía que llegar y Roxy no podía volver a casa, y me había quedado sin ideas. Paramos delante de el edificio y timbré.

-Diga.

-Hola, soy Nathan.

-Ah, hola Nathan, ¿pasaba algo?

-Ehm....la verdad es que sí necesitaba pedirles un favor.

-Claro sube.

Nos abrieron la puerta del portal y subimos, llegamos a la puerta del piso y le dije a Duster que esperara en el marco de la entrada. Entré nervioso mientras que Lucy, su hermano y sus padres nos miraban a Roxy y a mi.

-Bueno, dinos Nathan ¿de qué favor se trata?

-Veréis...se que os vais a la aldea mañana pero necesitaba pediros que dejarais a Roxy dormir aquí está noche.

-Narra Lucy-

-Esto no lo habíamos hablado Nathan-dijo Roxy.

-No era el momento.

Mi madre miró a Nathan y mi padre dijo:

-Por nosotros no es problema, pero hemos visto las noticias, y no sabemos que creer.

-Me lo esperaba, por eso estoy pidiendo que solo dejéis a Roxy esta noche, ella no tiene la culpa de nada, si esto ha pasado ha sido por mi culpa, os lo pido por favor.

Mi madre pensó en lo que decir y acabó aceptando el favor.

-Nos la quedaremos encantados Nathan.

-¿De verdad?

-Pues claro así podré jugar con ella-dijo mi hermano.

-Muchísimas gracias-Nathan se arrodilló junto a su hermana-escucha, portate mejor que nunca, ¿vale?

-A sus órdenes, Nathan...creo que...he perdido el juguete...

La cara de Roxy cambió a una decepcionada, pero Nathan le sonrió y dijo:

-Te lo traeré yo, no te preocupes.

Antes de que Roxy o yo pudiéramos decir nada se fue y cerró la puerta.

-Narra Nathan-

Bajé junto a Duster hacia nuestro piso lo más rápido posible, tenía que llegar antes que los servicios sociales, y debía tener cuidado, si algún vecino me veía llamarían a la policía. Cuando llegué subí las escaleras y abrí la puerta, señalé a Duster el patio para que vigilara que nadie viniera. Busqué el juguete por todas partes y escuché pasos, noté que una mirada me vigilaba, me di la vuelta y vi a mi mejor amigo, Eric.

-¡Nathan! ¿¡Qué haces aquí!?

-Eso debería preguntarte yo, ¿qué haces en mi casa?

-Vi las noticias así que vine a buscarte aquí, tengo muchas cosas que contarte, pero dejame que vaya al baño primero.

Eric fue al cuarto de baño y cerró la puerta, cogí la espada y el escudo de Roxy, entonces vi que Eric se había dejado el móvil, de repente comenzó a sonar su tono de llamada, cogí el teléfono y acepté la llamada.

-Disculpe, era para avisar de que a pesar del aviso que mandó, los dos hermanos han escapado, ¿han contactado con usted?

En ese momento, no pensaba en nada, solo tenía una cosa en mi mente, furia, rompí el teléfono contra el suelo y vi a Eric salir con cara risueña, me miró y dijo:

-¿Pasa algo Nathan?

-¿¡Qué si pasa algo!? ¡Todo esto ha sido por tu culpa! ¡¡Confiaba en ti!!
¿¡Por qué lo has hecho!?-dije sin poder relajarme, estaba iracundo, quería darle de su medicina.

-Puedes seguir confiando en mi Nathan, solo lo hice por ti, ni tu hermana ni tú os merecéis pasar esa vida.

-¡Van a quitarme a Roxy! Y todo esto es por tu culpa, te vas a enterar de lo que vale un peine-dine acercándome paso a paso contra él-Ahora veo porque dejé de confiar en la gente.

-Nathan relajate, la violencia nunca soluciona nada, y lo sabes-dijo asustado.

-Me importa una mierda.

Sólo quería golpearle, y no parar, pero de repente Duster me saltó encima y vio hacia la puerta, se escuchó a dos hombres en la entrada.

-¿Hay alguien aquí?

-Si si, entrar-dijo Eric.

-Serás...

Cogí a Duster y salí al patio, trepé, por el muro, no era muy bueno en el parkour pero ya no tenía nada, bajé como pude de la manera más rápida posible, me agarré a la ventana del piso de debajo, la ventana me cayó en la mano y caí al patio de debajo, caí de espaldas, dolía, pero podía levantarme, Duster no recibió la caída, lo tenía abrazado contra mi pecho. Me levanté y corrí cojeando a casa de Lucy, timbré y entré al piso, Roxy y Lucy me recibieron asustadas.

-¿¡Qué te ha pasado!?-dijo Lucy

-¿¡Estás bien!?-dijo Roxy

-Si si, tranqulizaros, tranquilas anda, no pasa nada.

Saqué el juguete de Roxy y se lo di, su cara dibujó una sonrisa y eso me alegró, Roxy giró de camino a la habitación de el hermano de Lucy, ella me miró.

-¿Piensas explicarme lo que te pasa?

-....Está bien....

Le expliqué todo lo que pasó en mi casa y me dijo que le enseñara las heridas, me levanté la camiseta y le enseñé la espalda, ella empezó a tratar de curarme los moretones.

-¿Y ahora qué vas a hacer?

-No lo sé, ya no se nada...

-Todo se arreglará-dijo Lucy agarrándome la mano-nunca te has rendido, no empieces a hacerlo ahora.

-Gracias Lucy-dije sonriendo.

Me levanté y salí con Duster a la calle, al fin se volvió de noche, de camino a buscar un sitio para dormir vi como Duster temblaba y caía al suelo.

-¿Duster? ¿Duster? Arriba campeón, vamos.

No podía levantarse, le cogí en mis brazos y seguí caminando, me moría de frío, Duster me vio y me lamió.

-Creo que estamos los dos malos campeón...

Debí de ser el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora