Capítulo 10

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-Narra Lucy-

Le preparé una tila a Kairi y se la llevé al salón, me senté a su lado y traté de romper el hielo.

-Kairi...Seguro que se pone bien...

A Kairi le temblaba la tila en las manos.

-No sabemos que le ha hecho, no sabemos nada.

-Pero seguro que sale de esta.

-Para ti es fácil decirlo, Nathan al menos se mantiene en pie y puede protegerte.

-Sí, y por protegerme a mí y a muchos más ha acabado como está, no lo viste esa noche, Nathan estaba para el arrastre, recuerdo como sangraba y recuerdo el miedo que pasé.

-Pero Nathan y tú no os peleáis y os queréis mucho.

Me levanté y Duster fue junto a Kairi.

-Sinceramente he estado una temporada sin estar cariñosa con él, a veces sin prestarle atención, y que Tiqery no pueda defenderte no significa que no te quiera.

-No sé que haré si él se va.

-Entonces no seas negativa y piensa en positivo, Nathan es lo que siempre hace.

Cogí su tila y me fui a la cocina, sonó el timbre y Kairi fue a la puerta a abrir, yo me quedé en la cocina lavando su tazón. De repente escuché a Kairi gritar, corrí al salón y vi como Kairi empujaba la puerta con fuerza, sin pensarlo dos veces la ayudé y la cerramos por completo, Kairi, Duster y yo corrimos a la cocina y agarramos un cuchillo, Duster se colocó delante de la puerta con las garras fuera y gruñendo. Escuchamos como la puerta cayó al suelo, Kairi llamó a Nathan lo más rápido que pudo, retrocedimos hasta que tocamos la pared de la cocina y empuñamos las armas con miedo. Me sentía aterrorizada, escuchaba los pasos de esa persona y veía su silueta dibujada en el suelo, se acercaba cada vez más a nosotras, en el momento en el que su mano pudo verse desde la pared Duster saltó encima de él y yo fui detrás mientras Kairi todavía llamaba a Nathan. El extraño me agarró de una pierna y me golpeó en la cabeza, golpeó a Duster y de una patada lo hizo chocar con una pared. Él me arrastró de vuelta a la cocina, se acercó a Kairi y le cogió del cuello, lo único que pude hacer en ese momento fue gritar de terror.

-Narra Nathan-

Cogí la llamada de Kairi esperando alguna buena noticia sin embargo lo que pude escuchar me dejó la piel de gallina, los llantos de Duster, los gritos de Lucy y los lloros de Kairi me dejaban temblando. La llamada se colgó de repente, corrí a casa de Kairi de nuevo y choqué con Ethan que cargaba a Roxy en sus hombros.

-Nathan, tío, deberías relajarte, ¿estás bien?

-No, no lo estoy, todo esto empieza a irse a la mierda, escucha mantén a Roxy segura, y pase lo que pase protégela-le dije nervioso.

Volví a correr sin parar ni un segundo y llegué al fin al edificio. Subí las escaleras rápidamente y descubrí el cierre de la puerta roto, abrí la puerta y vi parte del salón destrozado y rastros de sangre desde la cocina hasta el pasillo de la puerta. Me adentré en el piso y escuché unos pequeños llantos de dolor y tristeza, caminé lentamente y vi a Duster tirado y con los ojos cerrados, corrí hacia él preocupado y me agaché para verle, Duster en esa situación habría movido la cola, pero no hubo ninguna reacción de ese tipo.

-¡Duster, Duster!-dije moviéndolo.

Duster abrió un ojo y me miró y me lamió la mano, pude ver que en los dientes tenía sangre, noté un escalofrío por la espalda al verlo y lo cogí en brazos hasta la cocina, había dos pequeños cuchillos ensangrentados, Lucy y Kairi se habían enfrentado a mi padrastro.

-¿Estás bien Duster?-le pregunté.

Duster me miró haciéndome entender que estaba bien, cogí un cuchillo y lo guardé en mi bolsillo. De vuelta al salón vi una nota que ponía:

"Bien Nathan, se han acabado los juegos, si quieres volver a ver a tus amigas vivas y sin traumas más te vale aceptar el trato, te veré en ese sitio tan especial donde jugabas con tu hermana, ya sabes de que hablo, trae a tu hermana y preparate para entregarte."

Estrujé la nota y la arrojé al suelo, me dirijí a buscar a Roxy, después de todo, ¿que opciones tenía?

-Narra Kairi-

Ese capullo me quitó la venda de los  ojos y vi un garaje bastante grande con las herramientas tiradas y cristales rotos, había pasado tiempos mejores, debía llevar mucho abandonado. Vi que mis manos estaban esposadas e hizo que me pusiera más nerviosa de lo que estaba, a mi lado estaba Lucy amordazada y esposada como yo. Sus ojos estaban inyectados en miedo y tristeza, sólo su imágen había conseguido que el alma me saliera del cuerpo por un momento. Los ojos del policía se destacaban entre la poca luz que había y desearía no haber visto nunca esa mirada, era una mirada de lujuría hacia Lucy e incluso hacia mi.

-Vaya, parece que os tengo a las dos a mi merced, esto va a ser muy divertido, una pena que Nathan no esté aquí para ver el espectáculo-dijo relamiéndose.

-¿¡Te crees que vas a hacernos algo!? ¡Lo dices como si te fueramos a dejar!

-Escucha niñata-dijo agarrando mi barbilla-todas sois iguales, al final os acaba sin importar.

-Tienes suerte de que esté agarrada porque si no te arrepentirías de esto.

-Ya, tú lo has dicho, suerte para mi, suerte que Nathan no esté, suerte que mi plan haya salido a la perfección, sí, la suerte me sigue adonde quiera que vaya-dijo yendo hacia Lucy.

Vi como Lucy trataba de arrastrarse lejos de él, vi como su miedo se reflejaba en su piel y en sus ojos, no me lo pensé y dije:

-Para, a ella no, hazlo conmigo-dije mirando hacia el suelo.

-¿Ves? Te lo dije.

Ese asqueroso se acercó a mi y comenzó a levantar mi sudadera, Lucy me miraba con rabia, yo simplemente deseaba que acabara así que cerré los ojos. Se puso a quitarme la camiseta pero antes de que lo hiciera paro, abrí los ojos y vi como Nathan golpeaba al policía, en ese momento mi corazón latió de felicidad.

-¡T-Tu! ¡Eres un ser asqueroso!

-Anda, te has unido a la fiesta eh Nathan.

Nathan ardía de rabia, sus ojos lo decían todo, no iba a consentir nada más de él.

-¡Puedes quitarme la esperanza! ¡Puedes hacerme tener miedo! ¡¡Puedes romperme todos mis huesos hasta matarme!! Pero esta vez has superado todo lo posible, y voy a ponerle fin.

-Así que ya no te importa honrar a los muertos, está bien ver de que bando estás, del mío.

-La mejor manera de vengar a mi madre...¡es llevarte al purgatorio de cabeza!

La mirada de Nathan era rabia pura, tanto que me hizo estremecerme, ¿qué se supone que debo hacer para ayudarle? Hay que hacer algo rápido.

Debí de ser el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora