Capítulo 4

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-Narra Nathan-
Hacía mucho frío, Duster no paraba de temblar y a mi empezaba a costarme andar, decidí que lo mejor era dejar a Duster en el veterinario más cercano, busqué uno con la vista mientras caminaba y en cuanto encontré uno corrí dentro lo más rápido que podía, una mujer salió a la recepción para atenderme, mi cuerpo tembloroso, sostenía a Duster mientras que la chica nos miraba.

-¿Pasa algo?-dijo la mujer un poco asustada.

-Verá...necesito que mi perro....duerma aquí....está noche ¿se puede hacer?-dije muriendo de frío.

-Sí, sí por supuesto-dijo tendiéndome las manos.

Acaricié a Duster para tranquilizarle y se lo entregué a la veterinaria, le pedí que lo cuidara bien y salí, busqué algún sitio cubierto para pasar la noche ya que empezó a llover, después de otro largo y pesado rato caminando vi una entrada a una tienda que parecía llevar abandonada años, subí los tres escalones y me tumbe junto a la puerta, el frío seguía ahí, pero me había protegido de la lluvia y Duster y Roxy dormirían bien, de repente comencé a escuchar ladridos que venían de la acera, y sin aviso Duster saltó a la puerta de la tienda y paró a mi lado.

-¿Duster...? ¿Qué haces aquí?-dije dolorido-vamos, tienes que volver.

Duster se tumbó en el suelo y me hizo un sonido de tristeza que me dejó claro que no quería estar ahí.

-Ay...está bien, túmbate aquí...

Duster se tumbó y vi como temblaba y se relamía lo que interpreté como que tenía hambre, saqué un poco de pienso que había cogido al ir a por el juguete de Roxy.

-Toma Duster, espero que te ayude a alegrar el estómago-dije con la comida en la mano.

Duster comenzó a comer de mi mano y dejó unas tres pastillas de pienso en mi mano.

-Venga, termínalo o tendré que guardarlo.

Duster empujó con su cabeza mi mano y la puso sobre mi pecho y me miró.

-Entiendo, ¿sabes que yo también tengo hambre no? No se a que sabrá esto, pero bueno...menos da una piedra.

Tragué lo que Duster me dejó y en el momento que tocaron mi lengua lo vomité.

-Aghh...genial, ahora estoy deshidratado.

Vi que Duster se había vuelto a tumbar y estaba temblando sin parar, levanté mi camiseta y le dije que viniera, Duster se metió debajo de mi ropa y sacó la cabeza por el agujero.

-Descansa campeón-dije acariciándole-yo haré guardia.

Creo...que...ya no puedo hacer nada, todo esto se me está cayendo encima y me empieza a pasar factura, pero sé que al menos Roxy está bien, y espero que en el fondo, me perdone por esto.

-Narra Roxy-
Ya era la hora de dormir, por desgracia no había podido traer mi pijama, pero Lucy me prestó uno suyo, y aunque me quedaba enorme era muy calentito. Cuando los padres y el hermano de Lucy fueron a dormir yo me quedé con ella viendo la tele, me fijé en como sacó unos cuantos algodones llenos de betadine con intención de tirarlos.

-¿Qué es eso?-le pregunté mirándole las manos.

-¿Esto? No es nada-dijo escondiendo los algodones tras de si.

La miré levantando una ceja.

-Está bien... Son de tu hermano, se golpeó la espalda en una caída.

-Ah si...mi hermano...quería hablar contigo de él.

-¿Conmigo? ¿De él? ¿De qué?-respondió nerviosa.

-Es verdad que tu quieres a mi hermano, ¿o me equivoco?

-Pues claro que no, le quiero mucho-dijo seria.

-Bien, pues creo que es necesario decirte que tú eres una de las pocas razones que le mantienen en pie, que le hacen sonreír, que le hacen nunca rendirse, y una de las razones por las que siempre ve algo de esperanza.

Lucy se puso roja y miró hacia delante mirando hacia mi con el rabillo del ojo.

-Lo que quiero decir es que tengas paciencia con él, y si él se rinde le recuerdes que siga.

-Eso...es muy bonito Roxy, tu hermano te cuida bien.

-Ojalá él pudiera escucharlo, bueno...creo que me toca ir a dormir-dije bostezando-buenas noches Lucy.

-Buenas noches Roxy.

Me dirijí hacia la habitación de Lucy y me puse a pensar en Nathan, como estaría y como estaría Duster, miré hacia el techo mientras que mis ojos se cerraban para poder dormir plácidamente.

-Narra Lucy-

A la mañana siguiente mi familia se preparaba para ir a la aldea todo el finde. Bajamos al portal y esperamos junto a Roxy hasta que Nathan apareció, parecía dolorido y cansado, Duster le acompañaba con un paso bastante lento mientras que le daba unos pequeños empujones con el hocico.

-Nathan... ¿Estás bien?-pregunté.

-Sí, solo he pasado mala noche, muchas gracias por este favor.

-No ha sido nada-dijo mi padre.

-Ha sido guay jugar con ella-dijo mi hermano.

-Me alegro de que no haya causado problemas-dijo Nathan.

-Nathan, me duele la pierna, ¿puedes volver a llevarme?

-Si, vamos allá.

Nathan subió a Roxy a su espalda se despidió y se fue caminado hacia más abajo, mi familia subió al coche, ¿por qué sentía que algo no iba bien? ¿Por qué no quería irme?

-Narra Nathan-
Bien...ahora que Roxy estaba descansada nos faltaba encontrar comida, pero había gastado el dinero hace tiempo, y no creo que pudiera volver al trabajo, así que sólo se me ocurrió robarla, se que no es el plan más bonito ni el mejor, pero ahora mismo no estoy para ser un ángel. Paramos delante de un supermercado y le pedí a Roxy que esperara, entré y busqué lo necesario, cogí todo lo que pude y me lo guardé en los bolsillos que tenía. Comencé a correr y salí del supermercado rápidamente y escondiéndome en un callejón, cuando sentí que el peligro pasó solo me faltaban dos cosas....Duster y Roxy.
Salí del callejón y escuché a Duster ladrar a lo lejos, corrí hacia allí, y vi como un señor trataba de llevarse a Roxy mientras la agarraba por el brazo, me acerqué lo más rápido que pude y Duster le mordió una pierna, cuando estuve lo suficiente cerca tiré al señor al suelo y comencé a golpearle.

-¡¡Esta es mi hermana hijo de puta!!-dije sin parar de golpearle la cara.

Mientras que yo trataba con el hombre escuché a alguien llamar a la policía, en ese instante me levanté dejando al hombre tirado, y comencé a correr con Roxy y Duster a la cabeza.

-Narra Roxy-
Cojeaba lo más rápido que podía no se a donde pero no podía parar, de repente vi que Duster se alejó de mi lado, miré hacia detrás y me fijé en que Nathan había caído al suelo, Duster trataba de levantarle con la boca pero no podía, me acerqué a él y lo ayudé, él casi no se mantenía en pie pero aun así me cogió y me llevó en sus brazos, se escondió en un descampado detrás de varios arbustos, Nathan, Duster y yo nos sentamos en el suelo y comenzamos a respirar rápidamente.

-Nathan...ese-ese señor me dijo que tenía un perro en su furgoneta, y yo...quería verlo-dije llorando y abrazándolo.

-No pasa nada, estoy aquí, tranquila.

-Nathan...¿por qué la gente nos odia?-dije abrazándole más fuerte y llorando sin parar.

-¿Por qué piensas eso?

-¡Porque nunca podemos ser felices!-dije mientras seguía llorando.

En ese momento miré hacia arriba y vi como Nathan soltaba una lágrima.

-No te preocupes, todo se arreglará, echate una siesta, estarás...

Nathan se desplomó en el suelo paralizado y con los ojos cerrados. Pasé diez minutos tratando de despertarle, pero no funcionó, me senté rezando por que no viniera nadie, cuando pensé que todo estaba mejor unas manos abrieron el arbusto, yo me tapé la cabeza y Duster les ladró, pero...dijeron que querían ayudarnos.

Debí de ser el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora