The Games Will Go On (Spanish)

CAPÍTULO 6: The A team

Al principio la habitación estaba a oscuras y Viana sintió una enorme claustrofobia cuando escuchó como Brad cerraba la puerta. Incapaz de estar parada, avanzó unos pasos, desorientada y agobiada, pero tropezó con algo  que la hizo caer al suelo. Unas manos agarraron sus hombros para ayudarla a levantarse y, al entrar en contacto con ellas, supo que no pertenecían al chico de pelo rizado. La piel era mucho más suave y delicada, lo que le llevó a la conclusión de que quien la ayudaba era una mujer.

-Por Dios, Brad. ¡Enciende las luces de una vez!- la voz estruendosa y autoritaria provocó que la joven se sobresaltase, ya que provenía de la persona que estaba justo delante de ella. Al momento, una serie de ruidos a sus espaldas, reclamaron su atención. Parecía que Brad había seguido la orden y apartaba cosas del suelo para buscar el interruptor. Tras algunos insultos por parte del rizado y un apenas audible clic, la bombilla que colgaba del techo de la estancia se encendió, iluminando el lugar. Viana parpadeó varias veces con la intención de acostumbrar los ojos a aquella luz artificial. Poco a poco, su visión se acomodó y la joven observó el lugar donde se encontraba. Era un pequeño almacén repleto de cajas de cartón, algunas abiertas y otras bien cerradas, que ocupaban la mayor parte de la estancia. Las paredes estaban hechas de ladrillos rojizos ligeramente descoloridos y el suelo era de madera, que crujía bajo sus pies ante el más mínimo movimiento. Extraño, pensó, ya que desde fuera no se habría imaginado que existiese un lugar tan poco cuidado en aquel edificio de lujo.

Fue entonces cuando lo ocurrido unos minutos antes, volvió a su mente: un chico a quien apenas conocía la había llevado hasta allí y acababa de encerrarla. El pánico se apoderó de ella. Podría ser que esté intentando matarme antes de los Juegos para tener un rival menos, se dijo a si misma, pero enseguida descartó esa posibilidad al caer en el hecho de que, de no ser por Brad, Thomas y Nathan la habrían descubierto mientras les espiaba. De todas formas, el chico de pelo rizado, que se encontraba justo delante de la puerta, le debía una explicación. En cuanto abrió la boca para preguntarle, las mismas manos que le habían ayudado a levantarse, la voltearon de nuevo, y Viana se encontró cara a cara con la chica bajita que siempre estaba junto a Brad en los entrenamientos, solo que esta vez llevaba algo de maquillaje en los ojos y labios, su pelo corto y liso en un extraño recogido y un vestido rosa con falda de vuelo hasta la rodilla.

-¿Te encuentras bien?- le preguntó preocupada mientras le examinaba el brazo izquierdo en busca de algún posible moratón o rozadura. Viana agradeció la preocupación de la chica, pero decició no fiarse de ella todavía. Primero debía averiguar las intenciones de aquellos dos, así que apartó el brazo de las manos de la castaña.

-Estoy perfectamente.- contestó Viana. Al momento, una sonrisa se formó en los labios de su nueva conocida y, ésta, le tendió la mano dispuesta a presentarse.

-Me llamo Robin White. Distrito 5. Y él es Brad Waters, mi novio.- dijo señalando al moreno ligeramente con la cabeza.

Viana se sorprendió al darse cuenta de lo poco que sabía acerca de ese distrito, pues no había tenido contacto con nada relacionado con él hasta ese momento, y comenzó a sentirse incómoda delante de aquella chica. No tenía ni idea de las costumbres de su lugar de nacimiento. ¿Y si la ofendía sin querer? A causa de los nervios, Viana no se había dado cuenta de que la castaña seguía esperando que le estrechase la mano.

-¡Oh, lo siento! Soy Viana Odair. Distrito 4.- la saludó avergonzada, sin embargo, parecía que Robin no se había molestado. En ese momento, la rubia escuchó una voz que conocía muy bien.

-Bueno, como ya hemos acabado con las presentaciones es hora de ir al grano y hablar de por qué estamos aquí los cuatro.- Brook apareció entre dos montañas de cajas, apartando de una patada papeles y plásticos que había en el suelo.