HE'S PERFECT || vkookmin; maknae line🍃 [Jimin, Tae, JK]

▶ 04.

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Los días iban pasando tan extrañamente que podría decir que lograron que me sintiera fastidiado en toda la semana. En el día, cuando trabajaba en la cafetería lo único que podía sentir era el estrés y el cansancio debido a la irritación del mismo dueño que descargaba en sus empleados. Me motivaba a mi mismo pensando en que pronto terminaría la jornada y llegaría a casa para estar a tu lado, pues eso hacía que mis energías se incrementaran. Pero al atardecer, cuando volvía a casa con ese cansancio y estrés acumulado, esperanzado de que al llegar todo eso se esfumaría con sólo ver tu sonrisa y tu atención puesta en mí, sólo me decepcioné a mi mismo al hechar un vistazo a la sala.

Tu no estabas allí, JiMin.

Lo había olvidado. Estabas con el amigo del vecino, con el cual seguramente pasarías todas tus tardes desde ahora. Después de todo, el baile se te daba muy bien y era una de las cosas que más amabas. ¿Cómo desaprovecharías una oportunidad de hacer lo que más te gustaba?

Por un lado, me sentía contento por ti. Y por otro lado, el hecho de no verte cuando llegaba en las tardes de mi trabajo me producía  sentimientos desagradables. Desde desilución hasta, incluso, soledad. Este último sentimiento vino rápido con los días. Supongo que estaba muy acostumbrado a que me recibieras cálidamente cada vez que llegaba. Sé que a veces este tipo de cosas genera una relación de dependencia en alguien. Y debo admitir que temía a esto último.

Quizás debería tratar de  acostumbrarme a cosas nuevas.

Suspirando, fui hasta el baño en donde preparé todo para tomar una relajante ducha. Fui hasta la habitación para buscar mi pijama justo cuando escuché la puerta de entrada, indicando que estabas de vuelta. Volví al baño ya con mis cosas y en cuanto estuve por cerrar la puerta apareciste por el umbral.

— ¡Jungkookie~! No sabía que estabas aquí, ¿vas a usar el baño? —preguntaste con un tono suave.

—¿Qué te parece?

—Antes déjame hacer mis necesidades, por favor—dijiste confundido por mi repentina actitud.

Yo también estaría confundido en tu lugar. Simplemente esa frustración  anteriormente dicha me estaba haciendo efecto, no quería decir algo por temor a comenzar una discusión sin sentido así que, decidí comenzar a desvestirme lentamente. Solíamos compartir el baño varias veces, pero sin ningún motivo aparente, me sentía algo incómodo esta vez. Escuché el sonido de la cadena y lo siguiente el grifo del lavamanos siendo abierto.

—¿Estás enojado por algo?

—No —y no mentía, aunque cambié de tema—. ¿Cómo estuvo tu día?

—¡Estupendo! La sala de ensayos que HoSeok me mostró es genial, tiene un buen ambiente, aunque con algunas imperfecciones, pero es lo de menos. Ah~ ¡hacía mucho que no me sentía así de genial!

La emoción que se mostraba en tu voz apenas me hizo sonreír, sino fuera por aquel molesto sentimiento que comenzaba a apoderarse de mi.

—Me alegro por ti —respondí, quitándome los pantalones.

—Por lo menos, demuestralo si es así o dile a tu voz que disimule —reíste—. ¿Qué sucede, Jungkookie~? ¿Acaso estás celoso?

—Ya quisieras.

—Debo agradecerle a Hoseok —volviste a hablar luego de unos segundos en silencio—. Oh, y también a TaeHyung por presentarlo.

Un bufido se escapó de mis labios. No pude evitarlo.

Noté cómo te acercaste a mi después de secar tus manos con una toalla. Levanté mi vista hacia a ti después de que colocaras tus brazos a mi lado, acorralandome a la fría pared del baño. Me tensé un poco y miré fijamente a tus ojos expectante a lo que harías.

—¿No que no estabas celoso? —una burlesca sonrisa de costado se dibujó en tus labios.

—Y-yo...—tragué saliva, de pronto tu dominante cercanía me ponía nervioso.

Cuando pensé que dirías algo más, me sorprendí al sentir tus labios apoderarse de los míos rápidamente. Cerré los ojos, permitiéndome saborear esos esponjosos labios que tanto me gustaban. El beso se volvía más deseoso en cada segundo que pasaba, nuestras lenguas apenas tocándose y esas pequeñas mordidas me hacían sentir que me elevaba. Tus manos pasaron a mis hombros, y las mías a tu abdomen marcado. Hiciste lo mismo, recorriste mi pecho hasta llegar a mi abdomen. Tu boca se dirigió a mi cuello, en donde besaste, lamiste y mordiste a tu antojo. He de decir que a ese punto me sentía algo extasiado, podía sentir los fuertes suspiros salir por mis labios y me era difícil controlarlos. Tus manos se aproximaron a los bordes de mi remera para sacarla, quedando así semidesnudo, sólo en con bóxer. Sentí el calor llegar a mi rostro, te separaste y me contemplaste unos segundos fijamente con tus pequeños ojos.

—No tienes que ponerte celoso, Jeon... —dijiste con una sonrisa traviesa y seductora.— Te dije que sólo te quiero a ti.