Muerte segunda

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Vamos, confía en ti. Todo está en tú cabeza. Puedes hacerlo.

Demuestrame tú fuerza.

Sentí algo escurrir de mi cuello. Poco a poco mis piernas perdían fuerza, empezaba a sentirme mareado.

Mordía mi cuello. El succionaba la sangre que circulaba por allí.

Quemaba.

Separó su boca de mi cuello, su lengua empezaba a trazar un camino hacia mi hombro. Poco a poco deslizó el cierre de la chamarra para poder abrirla, rompiendo por completo la camisa para desnudar mis hombros.

Su lengua hacia pequeños círculos sobre mis clavículas, dejando un rastro de saliva sobre ellos. Subió de nuevo a mi cuello y lamió la sangre que brotaba de el.

Me sentía repugnante. Sucio.

Esto no puede estar pasando, no es verdad. Seguro me quedé dormido en la parada de autobús y es una pesadilla. O mejor aún, es una alucinación provocada por el alcohol de la cerveza. Sí, eso es.

¿Qué podría estarme pasando?, ¿estar siendo atacado y devorado por un hombre que chupa sangre?. ¿Por un jodido Vampiro?

No. Los vampiros no existen.

Sentí sus dientes clavarse en mi hombro. Mi garganta dejó salir un gruñido de dolor. Esto no está pasado. No.

-Eres delicioso, ¿sabes?. Tú sabor es exquisito. No quiero terminar, tú sabor es único. No quiero matarte.

Wow, al parecer mi sangre es deliciosa. Jamás me lo habían dicho, que halago.

-Gracias. Nadie jamás me lo había dicho- tal vez este sería mi último momento de vida, y yo bromeaba con mi futuro asesino.

-Genial, me encanta ser el primero en todo- separó su boca de mi hombro y se incó frente a mi. Mis piernas no habían dado para más y se desplomarón, haciendo que me sentará en el frío suelo.

Jamás me hubiera imaginado que morirá en brazos... perdón, colmillos de un sexy chupa sangre. ¿Chupa sangre?. Sí. Un enfermo y ardiente loco que le gustaba clavarle los dientes a las personas en la noche. Hasta matarlas.

-Sólo quiero preguntarte algo antes de que me mates- Sin duda era una persona hermosa, no me gustaban los hombres, pero vaya que estaba guapo el chico este; su piel parecía de porcelana, tan blanca era, que parecía resplandecer en la oscuridad, sus pequeños labios teñidos de un ligero rosa invitaban a ser devorados. Era delgado, pero podían apreciarse sus músculos por debajo de su ropa. Al menos mi asesino sería un aspirante a modelo de revista, con transtornos psicópatas y tendencias a beber sangre de personas.

-¿Eres un vampiro?

Se acercó lentamente hacía mi. Inclinando su rostro, para quedar a la altura de el mío. Sentía su aliento frío sobre mi boca, su dedo índice acarició mis labios. Mi cuerpo se estremeció ante aquel roce.

Maldición, no puedo creer que mi cuerpo este respondiendo ante dichas caricias provocadas por la persona que va a asesinarme. Por un hombre.

Pero me gustaba. Y me odiaba más por ello.

-No. No soy un estúpido vampiro. Soy algo peor que eso.

Me sentía demasiado débil; al parecer estaba a punto de morir. Pero no sentía miedo en absoluto. Y sólo me arrepentía de una cosa; Haber dado demasiada importancia y tiempo exagerado a algo que no me hacía feliz, que no me llenaba con la emoción necesaria que necesitaba en mi vida. Que sólo hacia para no correr con el mismo destino que mis papás. La pobreza.

Dark Light [TaoHun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora