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Un mes después...

Camino por las calles de mi ciudad actual, Seúl. He dedicado unos días para descansar del trabajo, además de que, quería alejarme un poco de Jungkook, últimamente ha estado más insistente conmigo, y realmente me incomoda. Sus actitudes son algo más... ¿Empalagosas? Nuestra relación siempre ha sido muy divertida, ya que nos tenemos mucha confianza y nuestra amistad es ya de 10 años. Me empieza a preocupar, ¿Le ocurrirá algo?

Dejando eso de lado, hace más de media hora he estado buscando una cafetería, tengo ganas de un café amargo, y unas donas, para acompañar el empañado día, pero, ¿acaso no hay cafeterías? Digo, Seul es enorme, y solo veo restaurantes enormes o puestos de comida rápida.

Veo a lo lejos un letrero, ¡al fin! Saco mi monedero y corro en dirección al café, tengo mucho frío, quiero calentarme un poco, en parte por eso busco un local de café. Calma también.

Al entrar voy directamente a pedir mi orden, pago, y me siento en uno de los banquillos que ocupan lugar al lado de la ventana, donde se pueden ver a los peatones pasar, a los carros — los cuales son muy pocos, a causa de la nieve —, y a los niños jugando con la escasa nieve de las banquetas, se ve realmente divertido. Me había decidido por unas donas de chocolate, un café amargo frió y unas galletas.

— Aquí está su café, joven. — Deposita mi café en la mesa, lentamente para evitar que este mismo se caiga y no haya accidentes. Muy delicado para ser sincero. Casi en cámara lenta, como si algo lo detuviera.

— Muchas gracias. — Agradezco en voz baja y empiezo a tomar mi café, no había volteado a mirar al mesero ya que la comida había robado mi mirada, olía exquisito.

Cuando empecé a comer mis donas en mi cabeza suena una voz conocida. El mesero, ¿donde la habré escuchado antes? Volteo rápidamente la mirada a las demás bancas, pero no alcanzó a escuchar o ver a ninguno de los meseros cerca. Maldita sea.

Levanto mi cuerpo del asiento y camino hacía donde inicialmente me atendieron —. Disculpe, ¿no podría decirme quien fue el mesero que me atendió recientemente?

— Lo lamentó joven, realmente no lo sé. — contesta algo confundido, seguro pensó que estoy loco.

— Gracias. — Suelto algo desilusionado, juro haber escuchado esta voz antes, y realmente, ahora la sentí más hermosa, la voz de un ángel, ¿se escucha así?

Sin embargo el haber escuchado su voz me calmo en cierta forma, al igual que alteró mis sentidos; mire muchas veces fugaces el mostrador esperando ver al chico, o alguien al que podría pertenecer esa voz, pero nada.

Al final me fui desilusionado pero algo tranquilo, la persona dueña de esa voz estaba cerca de mi. Aunque no me fui sin antes anotar el nombre del lugar. Lo volvería a escuchar, lo sé.

Cuenta hasta 3 ❀ Vmin; ¡mini fic!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora