II

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"Pero nuestro juego favorito sin duda eran las escondidas, pues cuando nos encontrábamos en vez de ponernos un castigo, el perdedor le daba un besito al ganador. Me gustaba asustar a hyung cada vez que me encontraba, sus caras eran muy divertidas."

Mamá, noona, hyung y yo comíamos tranquilamente. En la mesa reinaba la calma aunque de vez en cuando hablábamos de nuestro día o de cualquier anécdota. Ver a mamá sin poder dejar de sonreír me producía un sentimiento cálido en el pecho. Después de todo, ¿Quién no se alegra al ver a su mejor amiga de nuevo?

Yoongi hyung estaba sentado a mi lado concentrado en sus verduras mientras mamá y noona platicaban y reían de historias que yo no presencié. Todos parecían hacer algo excepto yo. Y yo quería la atención de cierto lindo gatito.

Con cautela deslicé mi mano por debajo de la mesa y busqué la de hyung, al tomarla y entrelazar mis dedos con los suyos noté como el color rojo invadía sus mejillas. No volteó a verme, pero dio un apretón a mi mano y siguió comiendo como si nada pasara. Como si nuestras manos no estuvieran entrelazadas bajo la mesa y no estuviera acariciando el contorno de mi muñeca con sus dedos provocándome cosquillas.

Como si no fuera el culpable de las mariposas en mi estómago y mis latidos en descontrol.

Ambos terminamos nuestra comida con una sola mano. Cuando los platos quedaron vacíos mamá y noona fueron las primeras en levantarse de la mesa, recogiendo cada una su plato para después avisarnos que estarían platicando en el patio, pues la casa de Hyo noona tenía un jardín muy lindo y el sol ya no estaba tan potente. Ambas mujeres salieron del comedor entre risas y sutiles gritos de emoción, pasados unos segundos sus voces quedaron en la lejanía siendo reemplazadas por el silencio.

Desvié la mirada hacia Yoongi hyung quien para mi sorpresa también me estaba mirando. Sus ojos chocolate conectaron con los míos, analicé sus facciones cuidadosamente, mis ojos bajaron a su nariz, sus mejillas y sus labios, donde se detuvieron un poco más de tiempo y subieron de nuevo para admirar sus cejas, sus orejas y su cabello castaño. Todo en él era lindo. Yoongi hyung era demasiado lindo.

—¿Qué tanto miras, me ensucié? —preguntó llevando inmediatamente una servilleta alrededor de sus labios.

—No —negué con diversión.

—¿Entonces que ves?

—A ti —dije con obviedad, él seguía sin entender. Suspiré—. Estoy viendo lo bonito que eres, hyung.

—Te dije que no dijeras más cosas vergonzosas TaeTae —reprochó ruborizado—. Además... tú eres más bonito.

—¿Yo soy más qué? —fingí no haber escuchado bien a pesar de estar solos en completo silencio.

—No me hagas repetirlo, escuchaste bien lo que dije —desvió la mirada y dio otro apretón a mi mano.

—Bien, esta vez tú ganas —reí. Me parecía divertido como siempre que Yoongi hyung y yo volvíamos a vernos después de un tiempo separados se comportaba con cierta timidez.

—¿No vas a repetirlo? —insistí.

—No.

—¿Entonces me das otro besito? —sus ojos se posaron en mí con rapidez, como si no terminara de creer lo que acababa de pedirle.

Clóset » Taegi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora