Me levanto habiendo luchado con los malos sueños de nuevo, la encargada llega y me permite salir, al parecer luzco “perturbada” lo dicen como si no me viera así cada día, pero las voces no han parado y eso logra acabar conmigo; ellos hablan de el, y de que ni siquiera debería imaginarme que le importo, y no lo hago. Por enésima vez les hago caso.
Salgo y el está allí, me maldigo una y otra vez, paso los dedos por mi cabello y decido no mirarlo, su imagen me persigue, lo veo en mis pesadillas y decido que es una mala señal, a pesar de que me siento cómoda a su alrededor; incluso a metros de distancia su presencia tiene el mismo efecto en mí. Me siento en el césped como la último vez y el no tarda en llegar, no sé porque se molesta en hablar conmigo.
-No te han dicho que no debes hablar con los locos?-pregunto tratando de sonar fastidiada, necesito que se aleje.
-Tú no estás loca- el no bromea, me mira con seguridad.
-¿cómo te llamas?-pregunto con curiosidad evadiendo el tema de mi evidente locura.
-Wow, vayamos lento candace.- Bromea y me hace sonreír.
-Cómo es que tú sabes mi nombre y yo no sé absolutamente nada de ti- INFORMACION, necesito información.
-Lei tu expediente-dice como si no fuera la gran cosa.
-Ha, ha, ha. Nadie tiene acceso a los archivos-digo seria, el no pudo hacer eso.
-No me subestimes cariño- Me guiña. Nadie nunca me había guiñado.
-No te creo-me cruzo de brazos, parezco una niña, pero no acabo de descubrir cómo debo comportarme con el.
-El ríe- su risa es hermosa.
-Bien, si no piensas decirme tu nombre te pido que te vayas, quiero disfrutar esto.
Él sonríe más
-Sola- finalizo, espero que entienda pero se queda en silencio, mirando hacia al frente sin observar en realidad, perdido en su caótica cabeza.
-No quieres estar sola- no fue una pregunta.
No respondo, no sé cómo hacerlo, no quiero decir una estupidez pero detesto esta sensación de que él siempre está un paso delante de mí, el sabe demasiado de mi y yo absolutamente nada de el, y lo odio.
-Tú no sabes nada sobre mi- decido que mi mejor opción es dejar que el diga que y cuanto sabe de mí, y no pensar que ha estado vigilándome aunque estoy casi segura de ello.
-Se mas de lo que quisiera- suspira.
-Como? Y por favor no me digas que solo leíste mi expediente, sabes de las voces y jamás se lo he dicho a nadie.-Me arriesgo, quiero que me diga la verdad.
-En serio crees que necesito meterme en tu mente para saberlo? Eres demasiado predecible.
Ahora está a la defensiva, pero aun así me parece una persona que tiene cada tornillo puesto en su cabeza. Solo está molesto, como si algo respecto a mí lo perturbara, pero, qué?
-Lo sé- Quiero llorar, irme lejos y llorar en paz.
-Candace-dice delicadamente.
Nadie a parte de mis padres me llama por mi nombre y el solo hecho de que él lo haga me provoca escalofríos.
Tomo mis rodillas y me obligo a no llorar.
-Candace- repite mi nombre y mis ganas de llorar crecen-comiste hoy?
-Porque si quiera te preocupas por mí? –susurro con molestia.
No me había dado cuenta de lo cerca que esta de mi hasta ahora, puedo sentir su respiración chocando contra mi mejilla cuando se acerca para abrazarme, me está tocando, no quiero que me toque, pero se siente tan bien, no recuerdo la última vez que alguien lo hizo. No lo soporto, comienzo a llorar, me siento terrible, el vació en mi interior crece y duele.