Veamos, antes que nada, unas palabras sobre lo que yo entiendo por el término emoción, un vocablo
cuyo significado concreto han estado eludiendo durante más de un siglo los psicólogos y los filósofos. En el
sentido más literal, el Oxford English Dictionary define la emoción como «agitación o perturbación de la
mente; sentimiento; pasión; cualquier estado mental vehemente o agitado». En mi opinión, el término
emoción se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y
el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan. Existen centenares de emociones y muchísimas más
mezclas, variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas. En realidad, existen más sutilezas
en la emoción que palabras para describirías.
Los investigadores todavía están en desacuerdo con respecto a cuáles son las emociones que
pueden considerarse primarias -el azul, el rojo y el amarillo de los sentimientos de los que se derivan todos
los demás— y, de hecho, ni siquiera coinciden en la existencia real de emociones primarias—. Veamos
ahora —aunque no todos los teóricos estén de acuerdo con esta visión— algunas de esas emociones
propuestas para ese lugar primordial y algunos de los miembros de sus respectivas familias.
•Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad, irritabilidad,
hostilidad y, en caso extremo, odio y violencia.
•Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento,
desesperación y. en caso patologico, depresión grave.
•Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego,
incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y. en el caso de que sea psicopatológico, fobia y pánico.
•Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer sensual,
estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis y. en caso extremo, manía.
•Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, enamoramiento
y agape.
•Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.
•Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.
•Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción.
No cabe duda de que esta lista no resuelve todos los problemas que conlleva el intento de
categorizar las emociones. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con los celos, una variante de la ira que también
combina tristeza y miedo'? ¿Y qué sucede con las virtudes ,cuando la esperanza, la fe, el valor, el perdón,
la certeza y la ecuanimidad, o con alguno de los vicios clásicos (sentimientos como la duda, la
autocomplacencia, la pereza, la apatía o el aburrimiento)? La verdad es que en este terreno no hay