Don y maldición

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"La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto; apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si éste permaneciese por mucho tiempo en el horizonte".

— Berthold Auerbach


Siempre he considerado la capacidad de adaptación del ser humano como don y maldición. Me gusta llamarle así a todo aquello que suele ser arma de doble filo, y en este caso, queda como anillo al dedo.

Como humanos somos en extremo adaptables; el detalle radica cuando esto también aplica a aquello a lo que no debiésemos adaptarnos.

Pongo un ejemplo extremo: los famosos "males necesarios". Sería ideal que en este mundo no existieran asesinos, violadores, ladrones, y demás calificativos negativos que se nos puedan ocurrir. Como consecuencia, sería totalmente innecesario (lo sé, suena utópico, pero es ejemplo vamos) que existieran las prisiones. ¿Para qué una cárcel si no hay a quien encerrar en ella? El caso es que la realidad es otra; los asesinos existen, así como los violadores y los ladrones, y de ser atrapados, seguramente van a parar a la cárcel.

Y el concepto de cárcel nos es tan familiar, que se ha escrito, cantado y llevado a la pantalla grande, historias referentes a la vida en prisión. Recuerdo "The Green Mile" por ejemplo, o la famosa serie "Prision Break"... el punto es, que nos hemos acostumbrado y familiarizado con un concepto negativo de tal manera que es la cosa más natural del mundo.

Lo mismo pasa con las ideas, los conceptos, las percepciones, costumbres y hábitos.

Acaso no tiene razón Auerbach cuando menciona el ejemplo del arco iris? No pasa lo mismo con la puesta de sol, el mar, el cielo, las estrellas?

Y con nuestra madre, padre, hermanos, hijos, pareja? La costumbre ha impedido que los veamos con la mirada de la apreciación y el valor que tanto necesitan?

Y en el peor de los casos, no somos nosotros mismos, víctimas de la costumbre? 

Y tú, qué ejemplos de don y maldición conoces? a cuáles te has acostumbrado? Son convenientes?

Acostumbrémonos a lo bueno, a todo aquello que nos enriquezca el espíritu y nos ennoblezca el carácter. Desechemos lo contrario.

Valoremos aquello que, a causa de la costumbre, ha perdido su verdadero valor.

Reflexiones Aleatorias.Where stories live. Discover now