20. capítulo

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Despertó en una habitación pequeña y se incorporó en la cama, tratando de recordar lo ocurrido. Cuando lo hizo, se le escapó un gemido de dolor al recordar que Cole estaba muerto. Por un momento, la rabia la dominó y gritó llamando a Isobel. Luego, no pudo evitar un sollozo. La puerta se abrió y la profesora entró en la habitación con dos demonios.

-Vaya. Por fin has despertado.

Kat se abalanzó sobre ella, dispuesta a matarla con sus propias manos. Isobel parecía esperarlo porque, simplemente, se retiró a un lado, mientras los demonios sujetaban a Kat. La mujer se acercó a ella con una mueca cruel en los labios. La abofeteó varias veces hasta que Kat se vio obligada a escupir la sangre que la hacía atragantarse.

-Cuando acabe contigo, tu querido Ian no va a poder reconocerte-aseguró.

-Cobarde-susurró Kat.

Ella la sujetó del pelo para obligarla a mirarla a los ojos.

-Nunca he sido una luchadora, prefiero que los demás hagan el trabajo sucio por mí. Por ejemplo, ahora, estos dos van a follarte y yo, voy a disfrutar viéndote sufrir.

Kat la miró con odio.

-Te juro, Isobel, que te haré pagar todo lo que has hecho.

La profesora soltó una carcajada y luego se alejó.

-Es vuestra-dijo-podéis disfrutarla como queráis.

Kat no esperó más. Se impulsó en el aire y abrió las piernas, para dar una patada a cada uno de los demonios que tenía a los lados. Cuando se vio suelta del agarre, cayó al suelo rodando y se levantó para correr hacia Isobel, que les gritaba a los demonios que la cogieran. Kat se abalanzó sobre la profesora y le sujetó la cabeza con un brazo.

-Tengo la suficiente fuerza como para romperte el cuello, Isobel-le aseguró-y, además, muchas ganas de hacerlo, así que diles que se alejen.

-¡Haced lo que dice!-ordenó histérica la mujer.

Los demonios avanzaron, cada uno desde un lado.

-Si seguís, la mato-amenazó Kat.

Ellos rieron.

-Tenemos lo que queríamos, humana. Hemos conseguido entrar en el instituto. Y tenemos a la novia del jefe de los hunters. ¿Para qué la necesitamos a ella?

Isobel se revolvió y Kat apretó más el brazo.

-¡No podéis hacer eso!-chilló la profesora-teníamos un trato.

-No hacemos tratos con traidores.

El demonio que había hablado avanzó hacia ellas y Kat retrocedió. En ese movimiento, perdió de vista al otro, que la atrapó por detrás. Cuando sintió su cuerpo rasposo sujetándola, supo que estaba perdida.

-No distraerse-recordó-Ian tiene razón.

El otro demonio cogió a Isobel y, sin dudar un momento, la mordió en el cuello, haciéndola gritar. Luego, la tiró al suelo y miró a Kat.

-¿Sabes a cuántos de los nuestros ha matado tu hombre, humana?-la preguntó.

Kat se revolvió, pero el brazo del demonio la tenía bien sujeta por el cuello.

-Vamos a divertirnos un rato. Luego te mataremos.

Abrió el chaleco de la chica y, usando una garra, desgarró el buzo hasta la cintura. Luego, rompió el sujetador y le apretó los pechos hasta hacerla gritar. Kat trató de golpearle con las piernas, pero el demonio usó el gesto de la chica para tumbarla en el suelo.

-Sujétala las manos-ordenó al otro.

Le rompió el buzo hasta la entrepierna, mientras el otro demonio le sujetaba los brazos por encima de la cabeza. Luego, se tumbó encima de ella y la mordió con crueldad en un pecho.

-Un poco de icor te mantendrá quieta-aseguró.

Enseguida, Kat notó el efecto del icor. Una sensación de mareo la invadió y dejó de oir los gemidos de agonía de Isobel y de sentir las manos del demonio sobándola. Rezó por perder el conocimiento cuando él la abrió las piernas sin que ella pudiera evitarlo. Luego, sorprendentemente, él ya no estaba y, en cambio, el rostro preocupado de Ian la miraba.

-Kat, Kat, estoy aquí.

-Ian, no puedo…

-No hables, estarás bien, cariño. Todo va a estar bien.

Cuando Ian la abrazó Kat, agradecida, se desmayó.

KaterinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora