Capítulo 1: Antonia

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El comienzo de un historia de amor

Primer verano en el que trabajaba, primer verano en el que me fui de fiesta las veces que quise, pero también fue el verano en el que por primera vez supe lo que es ser pasada a llevar como mujer. Ustedes se preguntarán ¿qué clase de primer amor es ese? Pues no, no fue mi primer amor, pero para entender el contexto de la situación, debo mencionar esto.

Cómo decía, ese verano tuve compañeros de trabajo muy buenos, como también a uno que llamé mi amigo cuando sus intenciones conmigo nunca fueron en plan amistoso. Enero de ese año, primera fiesta del verano en casa del tipo (le vamos a poner Juan, para que tenga nombre el desgraciado). Bueno, estaba todo bien, todos estábamos disfrutando como se debía, muchas risas, alcohol, etc. La verdad no tomé esa vez debido a que cuando es fuera de mi casa, no suelo tomar. Pero los demás sí, incluyendo a Juan. Yo en cambio, estaba tomando refresco con hielo, y pues ya había tomado tanto que necesitaba ir al baño. Era la primera vez que iba a su casa, entonces no tenía ni idea de donde estaba el baño o como llegar a él, así que me acerqué a Juan para preguntarle como llegar. Él estaba medio ebrio y medio fumado, pésima combinación, aún así se ofreció a llevarme el mismo al baño. Jamás imaginé que decirle que sí sería la peor decisión que pude haber tomado ese año.

Llegamos a la casa, pasé al baño, hice lo que tenía que hacer y al salir pensé que iba a estar sola, pero me equivoqué. Juan estaba sentado en el sillón esperándome, mirando televisión. Al verme, la apagó y se paró rápidamente hacía mí, tomándome por los brazos con fuerza y acercándose para poder besarme. Al darse cuenta de que yo no quería besarlo, me arrastró hasta su habitación para empezar a manosearme sin importarle cuantas veces le rogué y le supliqué que me soltara. Pero para mi suerte, se comenzó a abrir la puerta principal, por donde entró la mamá de Juan. Él al percatarse de esto, me suelta, me dice que no se lo puedo decir a nadie porque no le costaría nada terminar lo que empezó en cualquier momento y que hiciera como que nada pasó. Teniendo en cuenta que este tipo debe pesar unos 60 kilos más que yo, preferí hacer caso y guardarme lo sucedido. Otra decisión fatal.
Ese fue el comienzo de un verano asqueroso, pues Juan les comentó a todos que el y yo éramos pareja. Lo que nadie sabía era que cuando estábamos solos, me volvía a amenazar con lo mismo, llegando a levantarme la mano un par de veces, por lo mismo siempre preferí callar. Me insultaba de múltiples formas, me decía que era una basura y que era una estúpida que no servía para nada, que mis papás se estaban separando por mi culpa y que si fuera por ellos no me quedaría con ninguno puesto que nunca sería una buena hija. Me llenó tanta la cabeza de mierda, que al cabo de un mes me la empecé a creer, empecé a mirarme al espejo y me daba asco, odiaba todo de mí, toda la autoestima que tenía antes había desaparecido y llegó un odio hacía mí que fue muy difícil de sacar.

Fui su juguete por todo el verano, un juguete al que utilizaba como pareja para los demás, un juguete que al estar a solas, no hacía más que herirlo y matarlo por dentro cada vez más. Hasta que llegó marzo, llegaron las clases y poco a poco fui viéndolo cada vez menos, de hecho solo lo veía por el trabajo, por ende dimos por terminada la "relación", que de hecho así fue, tuvo el descaro de decirme que se aburrió de mí y de lo estúpida que era por dejarme manipular así, tenía razón. Pero  a pesar de que el infierno había acabado, yo no era la misma, no era la misma Antonia alegre que estaba en diciembre riendo con su familia, no. De esa Antonia quedaba muy poco, ahora había una nueva Antonia, una persona con ojeras notables desde un kilómetro de distancia, una persona que reía por fuera, pero por dentro no sentía nada parecido a la felicidad. Debido a que nadie sabía lo que me ocurría, todos pensaban que estaba triste por ya no poder estar junto a mi "amor de verano", y pues bueno, subía historias a instagram llorando, diciendo que ya nada valía la pena y cosas así. Ese estado emocional y esas historias estuvieron presentes hasta principios de abril.

Me acuerdo perfectamente de lo sucedido, era de noche y yo estaba en mi habitación, estaba llorando para variar y acababa de subir la historia del día. Recuerdo que dejé mi teléfono encima de mi cama mientras iba por algo de comer, cuando de repente siento el sonido de una notificación de instagram. Alguien me había respondido la historia.

Relatos De Un Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora