Capítulo 3

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Irradiaba alegría por todas partes y claro, mis amigas se demoraron poco en darse cuenta del por qué.
Al contarles lo que me pasó, se alegraron mucho, puesto que hace ya tiempo que no me veían tan llena de energía y tan sonriente.
Pasaron los días y el momento de juntarme con él había llegado. Teníamos que estar a las 12:30 PM en el lugar acordado para poder comprar los boletos del bus e ir a la ciudad en donde estaba el cine. ¿Yo que hice? Bueno, partamos que no le dije a mi papá que iría al cine con alguien a quien conozco de Internet, sino que le dije que iría con mi mejor amiga. Segundo, estaba tan ansiosa que llegué 30 minutos antes al lugar, cuando soy conocida por ser Miss Impuntualidad. Y tercero, bueno seré sincera, lo vi de lejos mientras cruzaba la calle y se me activó el modo chihuahua otra vez, se me aceleró el corazón y me puse tan nerviosa, que tomé mi teléfono y fingí estar hablando con alguien por llamada de algo super interesante, lo sé, debí haberme visto patética, pero cada quien maneja la situación de formas distintas.
Caminamos a comprar los boletos y cada quien compró el suyo (siempre he creído que esas mujeres que esperan que el hombre pague todo están mal, las cosas son de a dos y el hombre no tiene porqué estar pagando cosas que ni siquiera usa, come, etc. Sean independientes niñas) y nos pusimos a esperar el bus. ¿Alguna vez han estado al lado de la persona que les gusta y no saben de qué hablarle? Era mi caso, estábamos en un silencio ambos que no llegaba a ser incómodo, pero se sentía que ambos querían hablar con el otro y no sabían de qué. Así que el silencio se mantuvo hasta que nos subimos al bus, pero al momento de sentarnos se nos soltó la lengua, parecíamos loros tanto que conversábamos. Un viaje de por lo general 1 hora, lo sentí de unos 15 minutos, porque estaba al lado de la compañía perfecta.
Al llegar al centro comercial emprendimos rumbo hacia el cine, y estábamos los dos tan distraídos que dimos un par de vueltas en círculos sin darnos cuenta.
Hasta que llegamos, compramos las entradas, y como faltan pocos minutos para que comenzara la película, él fue amable conmigo y me compró un jugo mediano, grave error.
Entramos a la sala del cine y estaba todo bien, la película estaba muy buena, y la sala estaba llena hasta el final. Recuerdo que estaba viendo la película normalmente y siento que algo choca con mi pierna. Pensé que algo se había caído, pero no era así. Felipe había puesto su pierna contra la mía, no sé si lo hizo a propósito o fue un accidente, lo que si sabía era que quería que siguiera ahí a mi lado.
A medida que avanzaba la película, me fui tomando el jugo que me regaló él y como mencioné antes, no era uno pequeño, así que mis ganas de ir al baño se intensificaron bastante en poco tiempo. Él lo notó, pues comencé a mover mi pierna muy rápido y empecé a moverme en el asiento como loca. Hasta que no di más y tuve que levantarme al baño. ¿No les ha pasado que van pasando por al frente de las personas pidiendo permiso, y tienen la sensación de que todos te miran el trasero? Tuve esa sensación por unos 20 segundos, pues nuestros asientos estaban casi al centro del cine y tenía que pasar por encima de todo el mundo para poder ir al baño. Al salir de la fila interminable, literalmente corrí al baño, hice lo que tenía que hacer, y volví. La misma sensación mientras pasaba de vuelta, que cosa más horrible e incómoda. Me senté a su lado, y apenas lo hice sentí de nuevo su pierna junto a la mía. ¿Lo estará haciendo a propósito? Porque ya es la segunda vez que pasa, me dije a mi misma. Esperaba que si la verdad.
Estábamos bien viendo la película, hasta que siento que Felipe comienza a moverse en su asiento de una manera extraña.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien? - fue lo único que pensé en preguntar, puede que quiera ir al baño creí al principio, pero como no se paraba, supuse que ese no era el motivo por el cual se movía tanto.
-No me he sentido bien esta semana, es la verdad. Y siento que se me va el aire un poco, es sólo eso. - ¿Sólo eso? Se le notaba mal, es la verdad, y estaba muy preocupada por él también.
-¿Quieres irte o salir a tomar aire? O no se, de verdad te noto mal- le dije con una cara media preocupada, no quería que le pasara algo y menos por quedarnos a ver la película. Él insistió en que estaría mejor y que no me preocupe, no me quedó de otra que aceptar y rogar que se pusiera bien.
Al terminar la película, salimos al patio de comidas para poder almorzar. Nos dedicimos por comida china y una vez ya con nuestra bandeja, nos sentamos a comer. Mientras comía no podía evitar mirarlo, no sé por qué, sólo lo hacía. Y él lo notaba, me quitaba la mirada de los ojos cada 5 segundos, creo que lo ponía nervioso, o al menos eso quería, quería poder causar un efecto en él tal y como el lo hace en mí.

Relatos De Un Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora