Capítulo 4

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Y así pasó el día, entre risas, preocupaciones, y uno que otro meme de la película, estaba todo bien. Llegó el momento de tomar el bus para irnos de vuelta a casa, así que emprendimos rumbo hacia la estación de buses.
Al llegar ahí, compramos nuestros boletos y recuerdo que me puse a hablarle de un tema cualquiera, hasta que paré, sentí que estaba hablando mucho. Así que le pregunté algo un poco tonto.
- ¿Crees que hablo mucho? - simple y sencilla pregunta. Se demoró un poco en responder.
- Quizás sí, un poco. Bueno, en realidad pareces loro, pero no me molesta. - fue lo único que dijo, y yo como toda mujer que soy, me hice la enojada.
- ¿Así? Bueno, entonces no te hablaré hasta que lleguemos a la ciudad. - dije y me puse a leer en mi teléfono, fingiendo estar enojada.
- ¿En serio no vas a hablarme? - preguntó sorprendido, no hubo respuesta por mi parte, así que se paró y tomó su mochila. Me asusté, creí que se iría sin mi.
- Voy al baño, vuelvo en seguida. - y se fue. Se demoró unos 5 minutos y volvió, se sentó a mi lado y revisó su teléfono un rato. Hasta que se dirigió a mi de nuevo.
- ¿De verdad no me vas a hablar hasta que lleguemos? - preguntó por segunda vez, y no me resistí a contestarle.
- No, estoy jugando, si te voy a hablar. - dije guardando el teléfono en mi bolsillo. Nos quedamos hablando un rato hasta que llegó nuestro bus, nos subimos y la verdad es que estaba muriendo de sueño, así que me acomodé en el asiento para dormir un poco. Cerré mis ojos y empecé a dormitar, pero sentía que alguien me estaba mirando, quizás solo fue mi imaginación. Tuve esa sensación hasta que me comenzó a sonar el teléfono, me estaban llamando. Contesté pero nadie habló del otro lado, así que corté. Felipe mientras tanto, me observaba.
-¿Algo importante?. - me preguntó curioso.
- No, la verdad es que ni siquiera hablaron, solo se escuchaba una respiración, pero nada más. - respondí mirándolo a los ojos. Dios, tenía unos ojos cafés preciosos, con sus pestañas largas, y sus cachetes que quería acariciar hasta quedarme dormida.
- Me fije que te estabas quedando dormida, ¿Estás muy cansada? - me preguntó mientras me pellizcaba los cachetes, hasta que dejó de hacerlo y en vez de eso, me acarició, no era la primera vez en el día que lo hacía, y no quería que dejara de hacerlo.
- Soy una persona que duerme mucho la verdad, y cuando no duermo siesta, empieza a darme mucho sueño. - Y cosa que era cierta, generalmente llegaba del colegio a dormir unas 4 horas más o menos.
- Ahh bueno, entonces duerme tranquila, yo te avisaré cuando lleguemos. - y acto seguido de eso me sonrió, y les juro que me enamoré de su sonrisa, algo en ella me cautivó, me hizo sentir un cosquilleo. Le agradecí el gesto y trate de dormir de nuevo, pero ahora me apoyé en él, esperando y rogando que no se apartara de mí. No lo hizo, al contrario, me levantó la cabeza y me abrazó, y sentí que ese era mi lugar, estar entre sus brazos mientras el me acariciaba. Fue la mejor sensación del mundo. E intenté quedarme dormida, pero no hubo caso, así que solo cerré mis ojos y lo abracé, y me quedé así hasta que me comenzó a mover.
- Oye Antonia, hay mucha gente en la ciudad en el paradero donde debemos bajarnos, ¿te gustaría bajarte en el paradero siguiente?. - me dijo mientras yo trataba de saber donde estábamos, y aún faltaban unos 15 minutos para llegar.
- Bueno, no tengo ningún problema. - le respondí sonriéndole. Y luego de eso nos volvimos a abrazar hasta que llegamos a la ciudad. ¿Saben? Por un segundo pensé que no quería que lo soltara, pero luego quité ese pensamiento de mi cabeza. Quizás solo estaba dándole muchas vueltas al asunto y estaba viendo cosas que no eran.
Llegamos, tomamos un taxi y nos dirigimos hacia el paradero de micros. Esperamos un poco y tomamos la que me servía a mi, pues yo vivo más lejos que él. Y partió la micro, el viaje hasta mi casa eran unos 30 minutos y hasta la de el unos 15, así que aproveché lo más que pude el tiempo que me quedaba a su lado. Y si les soy sincera, me encantó lo que sentí al abrazarlo, sentí que ese era mi lugar, y pues lo abracé de nuevo, esta vez sin hacerme la dormida, sin sentir miedo al rechazo, nada, sólo él y yo. Y esa chispa que se encendió en mí el día que me pidió salir, la sentí a cada momento en el que estaba junto a él, en cada abrazo, en cada mirada cálida, en todo. Simplemente todo era perfecto, pues no necesitaba más en el mundo, sólo a él.
Y sin darnos cuenta estábamos llegando a su parada, así que comenzamos a despedirnos, me dio un beso en la frente, me dijo que me cuidara y se fue, no necesité más.
El camino a mi casa casi ni lo noté, estaba repitiendo en mi cabeza cada momento que pasamos juntos, que no noté cuando llegué. Pasé al supermercado a comprar unas cosas para comer, y me encontré con una amiga cajera que conocía desde antes de trabajar ahí. Notó mi cara de felicidad.
- ¿Y a ti que te pasó que vienes tan contenta? - me dice Karen, con una sonrisa en su rostro.
- Ay Karen, ni te cuento, conocí a alguien que me está poniendo el mundo de cabeza, y la verdad es que me gusta esa sensación. - Admití sintiendo el calor llegar a mis mejillas. Ella no tenía idea de lo que me ocurrió el verano, pero siempre fue una de las pocas que se preocupaba verdaderamente por mí, y a pesar de tener unos 12 años más que yo, sabía que podía confiar en ella, porque es de esas amigas que aunque no se vean en meses, en un par de horas se ponen al día con todo.
- ¿En serio? ¡Me alegro mucho por ti Anto! Hace varios meses que no te veía tan llena de energía y entusiasmo. Espero que te funcione amiga, no se que te ha pasado estos meses, pero se ve que no la haz pasado bien y si él te hace feliz, vale la pena mantenerlo en tu vida. - dijo con una mirada sincera, ¿ven? Dicen que alegrarse por un amigo es alegrarse dos veces, y estoy segura por la mirada que me dio que estaba feliz por mí. Luego de hablar con ella pagué las cosas y me fui a mi casa. Me preparé algo de comer y luego me fui a bañar, y mientras lo hacía escuchaba como sonaban las notificaciones de WhatsApp del grupo de mis amigas preguntándome que tal me fue, pero yo quería que sonara la notificación de instagram, quería que el me hablara. Y así como lo deseé, pasó, como arte de magia me llegó su mensaje. Me vestí y me quedé con el pelo húmedo, pues solo quería estar lista para poder hablarle. Y así estuvimos un rato, hablando de lo cómodos que nos sentimos con el otro y cosas así. Me quedé dormida con el recuerdo de sus caricias, sus abrazos y todo lo sucedido en el día.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2018 ⏰

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