Cogí la carta y todo el cuerpo me empezó a temblar. Cuando la abrí me di cuenta de que no era el mismo tipo de papel y que está carta estaba escrita a mano y no a ordenador.
Abre la puerta.
Con el miedo de acompañante abrí la puerta. Para mi sorpresa me encontré con un chico moreno al cual conocía muy bien. Era Carlos, mi vecino. Descripción rápida, alto, moreno pero únicamente de pelo y ojos color miel.
-¿Qué haces aquí? Y ¿Por qué me has mandado una carta en vez de timbrar como una persona civilizada?
-Pensé que era muy tarde para timbrar y supuse que tu madre estaba dormida. Y bueno he venido porque me aburría en casa y quería hablar contigo, bueno más que hablar quería otra cosa- me dijo con una sonrisa pícara. Bueno Carlos además de mi vecino, era una especie de "follamigo", simplemente nos dábamos placer mutuo.
Ni siquiera le respondí le bese y el me respondió. Sentí como su mano baja por mi cintura y me levanto haciendo que le rodeada con mis piernas. Subimos a mi habitación y me asegure de que mi madre estuviese dormida de verdad.
Tumbados en mi cama decidí tomar yo la iniciativa. Me puse encima de Carlos y empecé a besarle de una forma desesperada y a restregarme contra su notoria erección, mientras que él soltaba algún que otro suspiro de placer. Le quite la camiseta y empecé a besar su torso desnudo, poco a poco empecé a bajar hasta que llegue a sus pantalones, se los quite y él se quedó en calzoncillos. De un momento a otro Carlos se puso encima de mi e hizo lo mismo. Me quitó la camiseta, el sujetador y empezó a besar mis pechos mientras que yo, soltaba suspiros de placer. Poco a poco bajo por mi abdomen, me quito los pantalones y metió su mano dentro de mis bragas. Sentía como poco a poco empezaba a bajar por mi monte de venus hasta llegar al clítoris, el cual masajeo antes de introducir sus dedos dentro de mi. Dios que bien lo hacia. Cuando terminó empezó a besar mis labios pero no los de arriba. Mientras, yo gemia de placer. Cuando terminó me puse encima de él y le quite los calzoncillos, agarre su miembro y empecé a mover mi mano de arriba abajo, Carlos empezó a soltar algún que otro gemido y eso me ponía un montón. De repente hice algo que nunca habiamos hecho, me metí su polla en la boca y Carlos al principio se quedó quieto, pero luego se relajó y empezó a gemir mientras decía mi nombre.
-Dios Megan, si sigues así me voy a correr en tu boca- dijo entre gemido en gemido cuando me dijo eso pare y seguí besando su torso, hasta nuevamente llegar a sus labios. No era un beso de amor, era un beso lleno de placer. Carlos se separó de mi, cogió su cartera y sacó un condón. Se lo puse yo y decidí ponerme encima. Cuando lo sentí dentro no pude evitar soltar un gemido, al principio íbamos haciendo movimientos suaves con mi cadera mientras él me guiaba con sus manos. Luego nos empezábamos a calentar más y más, y empezamos a hacerlo más rápido hasta que él soltó un largo gemido al final con mi nombre incluido y yo hice lo mismo.
-Dios Megan
-Joder Alex- cuando dije el nombre de Alex me quedé en shock, no sabía porque lo había dicho y la cara de Carlos se descompuso por completo. Me tumbe a su lado y se levanto para quitarse el preservativo.
-¿Quién es Alex?- dijo un tanto ¿celoso? Cuando volvió.
-Nada un chico nuevo de clase solo eso.
-¿Solo eso?, te recuerdo que has dicho su nombre en vez del mío.- poco a poco empezó a subir el volumen.
-Primero, baja el volumen que mi madre está durmiendo. Y segundo no se porque te pones así sabes perfectamente que esto solo es sexo y fue porque tu lo quisiste así. - me estaba empezando a cabrear pero es verdad, fue él quien dijo que esto era sólo sexo cuando estaba completamente pillada por él, pero no volveré a caer. Cuando le dije eso vi como su mirada se apagó.
- Bueno, es verdad- no dijo nada más y se fue.
Cuando se fue me metí en la ducha y luego me metí directamente en la cama necesitaba dormir y descansar, hoy había sido un día duro.
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La Carta
Teen FictionMegan, una chica morena tanto de pelo como de piel de 16 años recibirá una carta que le cambiaría la vida de una forma buena o mala no se sabe.