3.- Misión 001 ¡En acción!

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La pequeña tienda de electrónica se encuentra en la esquina más apartada del centro comercial, casi como si alguien la hubiera colocado allí y se hubiera olvidado de su existencia. Es poco más de un cuartucho sumido en la semipenumbra donde los aparatos se apilan en absoluto desorden contra las paredes. Si no fuera por el mostrador al fondo cualquiera hubiera creído que se trata de un almacén en vez de una tienda.

De pie con la mano en el pomo de la puerta Mi Ran titubea antes de entrar. De algún modo se siente fuera de lugar, como un muggle despistado a punto de abrir la puerta al Caldero Chorreante, un antro oscuro en medio de una avenida soleada, sin saber que es la entrada a un mundo mágico. 

Duda. ¿Qué se supone que debe decir? ¿Cómo? ¿Qué pregunta?

-¡Oh, por el amor de Siwon!- exclama Joon exasperada a sus espaldas- Aparta que ya voy yo.

La echa a un lado sin miramientos y con más seguridad y aplomo del que Mi Ran tendrá en toda su vida, abre la puerta y se dirige directamente hacia el mostrador. Hana se apresura detrás. Al pasar junto a ella la oye murmurar algo que suena parecido a "el amor de Siwon es mío" y Mi Ran no puede evitar sonreír. Hana tiene un serio enamoramiento platónico por el atractivo miembro de Super Junior.

Un joven dependiente asoma tras el mostrador al oírlas entrar. Sus ojos se centran en la cara decidida de Joon y por un momento se abren de par en par sorprendidos. Mi Ran no lo culpa. El exótico físico de su amiga unido a su gran fuerza de voluntad a menudo causa esa impresión.

-Queremos un aparato que sirve para encontrar cámaras ocultas- declara Joon plantándose frente al mostrador y sin dar tiempo al pobre chico a abrir la boca.

El dependiente parpadea confuso y por un instante se hace el silencio. Mi Ran observa la escena nerviosa desde la puerta. ¿Y si no está? ¿Y si no existe? ¿Y si se han equivocado?

De pronto el hombre sonríe y se lleva una mano al largo cabello oscuro que cuelga lacio y desgreñado a cada lado de su cabeza.

-Guau, hace tiempo que nadie pide uno de esos- contesta con una sonrisa- Hace unos años se pusieron de moda por una película. A la gente le entró la paranoia de que pusieran cámaras en los hoteles, ya veis. Por supuesto que hay profesionales que la utilizan pero últimamente es raro que alguien normal se interese. 

-¿Entonces, no le quedan?- pregunta Hana insegura.

-Oh, no. Creo que tengo alguna en el almacén en alguna parte. Esperad que mire- con una mirada divertida desaparece a través de una puerta tras el mostrador.

Las tres amigas comparten una mirada de alivio seguida de una risita. Sintiéndose ya más segura de si misma Mi Ran hace acopio de valor y entra en la tienda. Se entretiene mirando extraños aparatos electrónicos aquí y allá hasta que oye al vendedor volver a acercarse. Alza la cabeza esperanzada.

El hombre se acerca renqueando, se detiene frente a ellas y aún con una sonrisa deja una pequeña caja sobre el mostrador. Automáticamente tres cabezas inquisitivas se vuelven hacia ella.

-Pues esto es, chicas. Es vuestro día de suerte. 

La mano de Hana se alarga para cogerlo pero Mi Ran se adelanta, lo toma y le da una vuelta sobre la palma examinando con el ceño fruncido el dibujo de la caja.

-Me pregunto que tramáis hacer con eso- comenta el dependiente provocando que las tres amigas se miren con complicidad- ¿Pero sabéis usarlo?

Mi Ran se detiene, alza la vista y deja lentamente la caja de nuevo sobre el mostrador, Hana sacude la cabeza y Joon dedica al vendedor su mejor sonrisa.

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