💖 Epilogo 💖

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¡Son Canon~!

Mugman dejo escapar un suspiro. Había salido del castillo del Páramo al no poder dormir, decidiendo ir a su propio mundo y encontrar un lugar tranquilo. Y eso es lo que hacia, recostado en medio del pasto en un lugar alejado, relajándose y cerrando los ojos, escuchando el viento mover las hojas a su alrededor.

Podía sentir sus mejillas calentarse lentamente cuando la imagen de la aquella coneja fucsia dándole un beso se le vino a la mente.

-No era realmente Ink...- pensó. -...pero era un parte de ella...- suspiro. -¿Habrá significado algo?- entre abrió los ojos, sobresaltándose al ver una figura parada muy cerca de él, ligeramente encorvada para mirarlo. Se sentó de golpe, dándose vuelta y mirando con sorpresa a la coneja de ojos de diferentes colores ahí parada, parpadeando varias veces. -¿Ink?- no había esperado verla.

-L...Lo siento...- bajo las orejas y lo miro con pena. Mug suspiro de alivio pero entro en pánico al notar, con la luz de la brillante luna presente en esa noche, las lagrimas corriendo por las blancas mejillas de la coneja.

-¡Ink!- se levanto sin perder tiempo, acercándose y agarrando las mejillas ajenas, limpiando las lagrimas y mirándola con preocupación. -¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te lastimaste? ¿Necesitas...?-

-Mug, estoy bien- ella apoyo sus manos sobre las ajenas, dándole una temblorosa sonrisa. -Tranquilo, es en serio- algo cálido se lleno en su cuerpo al sentir los pulgares ajenos acariciar sus mejillas con dulzura.

-¿Por qué lloras entonces?- pregunto con curiosidad pero aun estaba ligeramente preocupado.

-Es solo...- la coneja pareció pensar por un momento. -...un efecto secundario- termino por suspirar.

-¿Efecto secundario?- soltó el rostro de ella pero termino agarrando sus manos, sin estar dispuesto a soltarla.

-Estoy más sensible de lo normal. Estuve demasiado tiempo...separada- le dio un ligero apretón a las manos de él. -Solo durara unas horas más, hasta que mis emociones logren acomodarse-  agrego al ver que no parecía del todo convencido, encogiéndose de hombros. -Tranquilo~- le sonrío con dulzura, sin notar como Mug se sonrojaba un poco. Ink agito ligeramente la cabeza, levantando las orejas. -Olvidemos eso- lo miro con curiosidad. -¿Qué haces aquí?-

-No podía dormir- se encogió de hombros, soltando lentamente a la coneja y volviendo a sentarse en el suelo, cruzando las piernas. Ink no pudo evitar retorcer ligeramente sus manos, queriendo volver a sujetar la manos ajenas. Alejo esos pensamientos y respiro profundo, sentándose al lado de Mug.

-¿Por?- lo miro con curiosidad, cruzando las piernas. -Los demás estaban tan cansados que cayeron como troncos apenas se acostaron- rio ligeramente, la imagen de sus amigos todos tirados en el piso del gran salón del castillo, en medio de mantas y almohadas, todos roncando con fuerza se le vino a la mente.

-Lo sé- rio ligeramente. -Simplemente...no puedo dormir- se encogió de hombros, restándole importancia. -¿Y tú?- la miro de reojo.

-Intente dormir pero no pude pegar un ojo- hizo una mueca. Se quedaron en silencio por unos segundos, disfrutando de la compañía mutua y del silencio que se formo entre ambos. Mug cerro los ojos, sonriendo ligeramente ante el viento soplando su rostro. Todo era tranquilidad hasta que...se escucho un ligero grito ahogado.

-¿Ink?- se volteo hacia ella, mirándola con preocupación. La coneja no lo miraba, tenía los ojos bien abierto y fijos en el suelo que tenia enfrente, como si aquello fuera lo más interesante en el mundo, con ambas manos tapando su boca y...¿un color rojizo en sus mejillas? -¿Estás..?- extendió su mano para apoyarla en su hombro pero la coneja se levanto, alejándose un paso.

-Ella...- se veía asustada, como si su más grande miedo estuviera frente a ella a punto de atacarla. -¡ELLA TE BESO!- estiro las manos solo para agarrarse las orejas y bajarlas, intentando esconder su enrojecido rostro. -No se suponía que te enteraras de esa manera...- gruño sin mirarlo.

-¿Enterarme?- se levanto, mirándola con curiosidad y nerviosismo, ansioso por lo que ella le diría. Ink lo miro con pena, suspirando con resignación y soltando sus orejas, levantándolas enseguida.

-¡Me gustas Mug!- su sonrojo solo oscureció. -Solo...- suspiro. -...quería decírtelo yo pero...- se sobresalto al sentir unas manos agarrando sus brazos, abriendo los ojos con gran sorpresa cuando unos labios se posaron sobre los suyos, callándola enseguida. Fue un beso simple pero basto para dejarlos a ambos nerviosos. Mug se separo, soltándola lentamente y mirándola con nerviosismo, sintiendo las mejillas arder. Ink se le quedo mirando por un momento y para sorpresa de él, ella empezó a reír.

-¿Eh?- esa reacción no se la esperaba.

-¡L-Lo s-siento mucho!- hablo entre risas, mirándolo e intentando ahogar sus risas pero sin lograrlo realmente. -Es solo que...- otra carcajada. -...¡tu cabeza!- señalo, cesando su risa y mostrando una sonrisa. Mug miro hacia arriba como pudo, avergonzándose al poder notar humo y algunas burbujas saliendo de la parte de arriba de su cabeza.

-¡L-Lo siento, e-estoy nervioso!- se miraron por un momento, para luego empezar a reírse a carcajadas.

-¡Somos un desastre!- rio Ink.

-¡Lo somos!- asintió Mug entre risas. Continuaron por unos segundos, sus risas calmándose lentamente y dejándolos en un cómodo silencio, ambos mirándose entre ellos con ligeras sonrisas. -Me gustas Ink~- sonrío, extendiendo su mano hacia ella.

-Tú también me gustas Mug~- su sonrisa solo se agrando, aceptando el gesto y entrelazando sus dedos con los ajenos, sintiéndose emocionada. Soltó una ligera risa al sentir que el besaba su frente. Se miraron con cariño, con grandes sonrisas en sus rostro y un ligero color rojo en las mejillas.

FragmentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora