🌸~𝕮𝖆𝖗𝖎𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖔 𝖙𝖔𝖖𝖚𝖊𝖘~🌸

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«90 minutos»

Caricias, besos, toques suaves por toda esa tersa y suave piel azulina, corrientes de placer que sentía por las frías manos que le brindaba su amante de piel verdosa y ojos más azules que el cielo.

Ya hacia como meses que mantenía esta relación a escondidas de su pareja, pero a decir verdad las cosas con el ya no eran las mismas, venía a casa muy tarde con olor a alcohol y perfume barato, con chupetones en el cuello y labial en la camisa.

Las peleas cada vez eran constantes, ya no era cariñoso, se volvió frío y muy distante con él, hasta para el sexo, se volvió de manera agresiva, algo que no le gustaba, un día una de sus discusiones llego al límite y termino recibiendo un puñetazo por parte de este.

Ese momento fue definitivo, el amor se había acabado pero no tenía el valor de dejarlo, quería hacerlo pero que le esperaba después de ello, eso es lo que pensaba hasta que lo conoció a el.

Lo conoció en una cantina del bar, uno donde trabaja un viejo amigo de la universidad, empezó a ir allí con frecuencia debido a las constantes peleas con su marido, bebía o simplemente se desahogaba con el cantinero, antes no era de beber alcohol pero su matrimonio le había llevado a ese único camino de consuelo, todos los días veía los mismos rostros habituales de siempre, algunas caras nuevas pero la mayoría las mismas caras, y una de esas era esa persona.

Él era un cliente habitual en aquel establecimiento, llevaba pinta de chico malo, con su motocicleta y su chaqueta de cuero con llamas decoradas en los lados, el era otra razón para ir, no solo era por su pinta de malo, su belleza y esos ojos azules tan puros le cautivaba, empezó a asistir con regularidad para poder observarlo, pero nunca se atrevía a acercarsele, pero no tenía que hacerlo porque un día el se le acerco.

Comenzaron a platicar, y después de unas parde copas de más terminaron en la cama, jugando dentro de la sabanas, saboreando la esencia del otro, chocando pieles entre si y que el mayor marcara su espalda como de una presa se tratase.

Esa noche se sentía vivo, se sentía como nuevo, pero todo lo bueno tiene que terminar alguna vez.

Terminaron, jadeando sobre sus cuerpos sudorosos, las marcas en la piel y los fluidos corriendo por sus cuerpos, pero algo se sentía diferente, ellos no querían dejarse ir, no querían que esto quedará así.

Al principio pensaban que solo sería un revolcón y nada más, pero sus cuerpos querían más, y más de esos placeres y sensaciones que solo el uno al otro se podrían dar, no sabían que era lo que pasaba con sus mentes y corazones.

Pero ambos perdían la cabeza cada vez que estaban juntos, y era porque estaba enamorados el uno al otro. Y así se volvieron amantes, se necesitaban, ya no soportaban estar separados, tenían ganas de gritarle al mundo que se amaban con una locura incesante pero el aún estaba atado a alguien que no amaba y todas las noches eran las mismas.

-¿Te Quedarás?-Pregunto el oji azul.

-No, hoy no puedo.

La misma pregunta, la misma respuesta, todos los días eran iguales, le dolía decir esas palabras pero no podía hacer nada, aún estaba atado a un maldito papel matrimonial pero odiaba regresar a casa, cuando estaba con el todo era armonioso y mágico, no solo por el sexo sino por la convivencia, no siempre era sexo entre ambos, aveces eran salidas, prácticas agradables y cosas que había olvidado que se sentía estar en una relación así, pero aún tenía un papel que cumplir.

Pero, un día llego a casa, encontró a su esposo en el sofá, decidió tratar de hablar con él y sobre el matrimonio pero no quería ser él quien empezaba la conversación, siempre que la iniciaba su marido lo callaba o terminaban discutiendo, así que simplemente ese día decidió sentar en el otro sofá y ver el mismo programa con el, en silencio, de ves en cuando lo veía de reojo esperando que el mirara a verlo como antes pero eso no sucedía, nunca lo hacía.

Recordó el pasado y porque se enamoró de el, eran dos jóvenes universitarios y enamorados, pero nunca noto las banderas rojas de su relación, ya no lo amaba pero aún se aferraba a un matrimonio sin futuro, porque le habían enseñado que así debia ser. El silencio se prolongó, solo se escuchaba el sonido de la televisión y el tic tac del reloj, el programa duraba 90 minutos, y fueron el tiempo en que ambos estaban en silencio. Al acabar el programa, su marido solo apagó la televisión y al fin volteo a mirarlo, pero su expresión era de sorpresa y confusión.

- Oh estabas aquí - dijo sin ninguna pizca de verguenza- bueno, espero que ya hayas comido, no hay nada para comer ahora, yo me voy a la cama - se dio la vuelta para marcharse.

Todo ese tiempo, al lado suyo y ni una vez se percató de su presencia, tan insignificante era para el que prefería ignorar su existencia, recordó sus años de matrimonio y los comparó con su relacion a escondidas, este hombre ya no lo amaba, el matrimonio había muerto hace mucho, pero la relación que tenía con su amante, era más que una relación carnal, era amor de verdad, tal vez sea un infiel pero no era del todo su culpa que este matrimonio haya fracasado, era infeliz en esta relacion, siempre ignorado pero ya no quería dejarlo pasar.

-¡Shadow! - Exclamó.

- ¿Que quieres? - Dijo volteando a mirarlo, se notaba su mirada de cansancio y fastidio.

-...-silencio, otra vez silencio, quería decirle algo pero no le salían las palabras de la boca.

-Lo que tengas que decirme, Dilo...- sentenció su marido mientras lo miraba fríamente, lo miro directamente a los ojos que alguna vez miro enamorado y no sintió nada.

Esta vez, no quería tener miedo y dio un largo suspiro antes de decir lo que debía decir.

Luego de eso, salió corriendo con prisa de aquella casa a la que antes llamo "Hogar", corría con una mezcla de adrenalina mientras las lágrimas corrían por sus mejillas pero no estaba más triste, llegó a la casa de su amante y antes de que esté pudiera responder se abalanzó sobre sus brazos y allí mismo lo hicieron, no tuvieron tiempo de ir a la habitación, lo quería ahora, quería tenerlo ahora, lo hicieron sin importar que estaban en la entrada de la casa, sin importar si los vecinos pasaban y escuchaban los gemidos, solo quería tenerlo a él ahora, quería ser uno con el.

Allí mismo, no había nadie más que ellos dos, saltando sobre su entrepierna con frenesí como si estuviera en una carrera de caballos y dándose uno que otro beso, cada toque que el le daba, cada beso, cada caricia, cada palabra de amor para el era como si hubiera muerto y renacido en el mismo paraíso, aunque había faltado a su matrimonio, aunque había pecado y cometido adulterio no le importó, porque está sensación tan grande de liberación se sentia como el cielo mismo, no sabe cuánto tiempo duro allí pero sabe que duró más que el silencio de 90 minutos que tuvo con su marido, llegaron al clímax al mismo tiempo y cayeron rendidos en la entrada de la casa, exhaustos pero felices.

-Dime...-jadeo- ¿Te quedaras-susurro el mayor mientras con la yema de sus dedos dibujaba su espalda, mientras se encontraba acostado contra su pecho.

-Ya le pedí el divorcio...-dijo el cobalto, levantando la mirada para ver esos hermosos ojos zafiro que lo volvieron a hacer sentir completo de nuevo, y sin evitarlo las lágrimas salieron de sus ojos.

El mayor con sus pulgares seco esas lágrimas, y agarrándolo del mentón lo acerco para brindarle un apasionado beso.

Esta vez se quedaría y para siempre.

Día 2: "Caricias o Toques" : [✓]

「Continuara」

🌸~30 Days with my OTP L♥VE~🌸「Scourgonic」「Wattys2019」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora